IsraelNetanyahu rechaza la creación de un Estado palestino incluso a costa de...

Netanyahu rechaza la creación de un Estado palestino incluso a costa de la normalización con Arabia Saudita

Netanyahu declara rotundamente que no habrá Estado palestino, incluso si eso cuesta la normalización con Arabia Saudita: "Es una amenaza existencial para Israel".

El 20 de noviembre de 2025, el primer ministro israelí, Benjamin Netanyahu, concedió una entrevista amplia al canal de Telegram Abu Ali Express, un medio conocido por su línea proisraelí y su enfoque en temas de seguridad y Oriente Medio. En esta conversación, que se emitió esa misma tarde, Netanyahu abordó múltiples frentes de la política exterior y de seguridad de Israel: la posguerra en Gaza, las negociaciones con Siria, las tensiones con Turquía, la independencia armamentística y, de manera particularmente contundente, la posibilidad de un Estado palestino en el marco de una normalización con Arabia Saudita.

La frase más destacada y que generó mayor repercusión fue su rotundo rechazo a la creación de un Estado palestino. Cuando el entrevistador le preguntó directamente si mantendría esa posición incluso si ello implicara perder la oportunidad de normalización diplomática con Riad —que ha condicionado cualquier acuerdo a un “camino creíble” hacia la solución de dos Estados—, Netanyahu respondió: “No habrá un Estado palestino. Es muy simple: no se establecerá”. Y añadió: “La respuesta es: no se establecerá un Estado palestino. Es una amenaza existencial para Israel”.

Estas declaraciones no son nuevas en el repertorio de Netanyahu, pero adquieren una relevancia especial en el contexto actual: apenas dos días antes, el 18 de noviembre de 2025, el príncipe heredero saudita Mohammed bin Salman (MBS) había visitado la Casa Blanca y reiterado ante el presidente Donald Trump que Riad desea unirse a los Acuerdos de Abraham, pero solo si se garantiza un camino hacia la solución de dos Estados. El contraste entre ambas posiciones pone en evidencia la principal traba para lo que muchos analistas consideran el “premio gordo” de la diplomacia regional: un tratado de paz entre Israel y el guardián de los lugares santos del islam.

Este artículo analiza en profundidad el contenido de la entrevista, el contexto histórico y político, las reacciones internacionales (aunque hasta el 21 de noviembre de 2025 aún son limitadas), y las posibles consecuencias a medio y largo plazo para la región.

Contexto histórico: la solución de dos Estados y la postura de Netanyahu

La idea de un Estado palestino independiente junto a Israel surgió formalmente con los Acuerdos de Oslo de 1993 y 1995, firmados entre Yitzhak Rabin y Yasser Arafat. Desde entonces, ha sido la base de la política internacional mayoritaria, respaldada por Naciones Unidas, la Unión Europea, la Liga Árabe (Iniciativa de Paz Árabe de 2002) y sucesivas administraciones estadounidenses.

Benjamin Netanyahu, sin embargo, ha mantenido durante décadas una postura escéptica o directamente contraria. Ya en 2009, en su famoso discurso de Bar-Ilan, aceptó teóricamente un “Estado palestino desmilitarizado” siempre que reconociera a Israel como Estado judío y renunciara al derecho al retorno de los refugiados. Con los años, esa posición se ha endurecido. Tras el 7 de octubre de 2023 y la guerra subsiguiente en Gaza, Netanyahu ha repetido en innumerables ocasiones que un Estado palestino soberano supondría “premiar el terrorismo” y pondría en riesgo la seguridad de Israel al crear un “Hamastán” a pocos kilómetros de Tel Aviv y Jerusalén.

En enero de 2024, Netanyahu declaró públicamente que se oponía a cualquier soberanía palestina que pudiera poner en peligro a Israel, lo que provocó un choque frontal con la administración Biden. Con la llegada de Donald Trump de nuevo a la Casa Blanca en enero de 2025, muchos esperaban que la presión estadounidense disminuyera. Sin embargo, Trump ha manifestado su deseo de cerrar “el acuerdo del siglo” con Arabia Saudita, y para ello necesita al menos un gesto simbólico hacia los palestinos, algo que Netanyahu se niega rotundamente a ofrecer.

Los Acuerdos de Abraham y la “condición saudita”

Los Acuerdos de Abraham de 2020 (Emiratos, Baréin, Sudán y Marruecos) demostraron que era posible normalizar relaciones con países árabes sin resolver previamente la cuestión palestina. Arabia Saudita, sin embargo, siempre ha sido diferente. Como líder del mundo sunita y custodio de La Meca y Medina, Riad no puede permitirse aparecer como traidor de la causa palestina ante su opinión pública y el resto del mundo musulmán.

Desde 2023, las negociaciones secretas entre Israel, EE.UU. y Arabia Saudita han avanzado en paralelo a la guerra de Gaza. El paquete que se barajaba incluía:

  • Normalización plena Israel-Arabia Saudita.
  • Garantías de seguridad estadounidenses a Riad (tratado de defensa mutua y venta de armamento avanzado, incluidos F-35).
  • A cambio, Israel debería aceptar un “camino irreversible” hacia un Estado palestino (según la fórmula saudita) o, al menos, congelar la expansión de asentamientos y transferir zonas de Cisjordania a la Autoridad Palestina.

La guerra de Gaza congeló esas conversaciones. Con el alto el fuego instaurado en octubre-noviembre de 2025 y la devolución progresiva de rehenes, el tema ha vuelto a la mesa. La visita de MBS a Washington el 18 de noviembre y las declaraciones de Netanyahu dos días después marcan el punto de mayor tensión hasta la fecha.

¿Por qué Netanyahu dice “no” ahora?

Varios factores explican la contundencia actual del primer ministro israelí:

  1. Fuerza política interna: El gobierno de Netanyahu depende de partidos ultraderechistas como Otzma Yehudit (Itamar Ben-Gvir) y el Sionismo Religioso (Bezalel Smotrich), que amenazan con romper la coalición si se menciona siquiera la palabra “Estado palestino”. Ceder significaría elecciones anticipadas y, posiblemente, el fin político de Netanyahu.
  2. Percepción de seguridad post-7 de octubre: Para la mayoría de los israelíes (según encuestas del Israel Democracy Institute de 2025), la retirada unilateral de Gaza en 2005 llevó directamente al control de Hamás y al ataque del 7-O. Un Estado palestino en Cisjordania es visto como un riesgo inaceptable.
  3. Confianza en Trump: Netanyahu sabe que el presidente estadounidense prioriza el acuerdo con los sauditas por razones económicas (inversiones sauditas en EE.UU.) y geopolíticas (contención de Irán y China). Cree que Trump presionará a Riad para que flexibilice su exigencia palestina, como ya insinuó Trump en varias ocasiones.
  4. Alternativas regionales: Israel ha avanzado en relaciones con otros países (India, Grecia, Chipre, países africanos) y mantiene canales abiertos con Egipto y Jordania. Perder Arabia Saudita no sería catastrófico a corto plazo.

Reacciones internacionales (hasta el 21 de noviembre de 2025)

Hasta el momento de redactar este artículo, las reacciones formales han sido escasas, posiblemente porque la entrevista se emitió hace apenas 24 horas. Sin embargo:

  • Arabia Saudita: Ninguna reacción oficial hasta ahora. Fuentes extraoficiales citadas por Al Arabiya y Al Mayadeen indican que Riad mantiene su posición: no habrá normalización sin avances reales hacia un Estado palestino.
  • Autoridad Palestina: El portavoz Nabil Abu Rudeineh declaró que las palabras de Netanyahu “cierran la puerta a cualquier posibilidad de paz” y “confirman que Israel es el obstáculo principal”.
  • Estados Unidos: La Casa Blanca no ha comentado directamente. El Departamento de Estado reiteró que “la visión del presidente Trump es una región integrada y próspera en Oriente Medio incluye una solución negociada para israelíes y palestinos”.
  • Unión Europea y ONU: Silencio por el momento, aunque se espera una condena en los próximos días.
  • Oposición israelí: Yair Lapid (Yesh Atid) calificó las declaraciones de “irresponsables” y dijo que “Netanyahu prefiere su supervivencia política a la seguridad a largo plazo de Israel”. Benny Gantz, por su parte, afirmó que “sin un horizonte político para los palestinos, no habrá estabilidad ni normalización real”.

Implicaciones estratégicas

  1. Normalización con Arabia Saudita: A corto plazo, parece congelada. Analistas como Ehud Yaari (Channel 12) creen que Trump intentará un “acuerdo light”: Arabia Saudita recibiría armas y garantías de seguridad a cambio de pasos económicos y de inteligencia con Israel, sin tratado público ni concesiones palestinas. Riad, sin embargo, ha rechazado públicamente esa fórmula en varias ocasiones.
  2. Equilibrio militar regional: Netanyahu se mostró tranquilo ante la posible venta de F-35 a Arabia Saudita, asegurando que el secretario de Estado Marco Rubio le garantizó la “ventaja militar cualitativa” (QME) de Israel. Esto sugiere que el paquete armamentístico saudita vendrá con limitaciones técnicas o de software que mantengan la superioridad israelí.
  3. Gaza después de la guerra: En la misma entrevista, Netanyahu anunció que Israel reabrirá el paso de Rafah una vez reciba los tres últimos rehenes muertos en poder de Hamás (proceso que describió como “muy cercano”). También defendió que cualquier gazatí que desee emigrar debe poder hacerlo, alineándose con el plan estadounidense de 20 puntos para la reconstrucción de Gaza que incluye la salida voluntaria de población.
  4. Siria y Turquía: Netanyahu reveló que prefiere un acuerdo de seguridad con el nuevo liderazgo sirio (tras la caída de Assad), pero no a cualquier precio. Respecto a Turquía, advirtió que no permitirá que Erdogan se convierta en amenaza, mencionando ataques israelíes preventivos en Siria para bloquear el avance turco.

¿Es viable la normalización sin Estado palestino?

Históricamente, no. Todos los países que normalizaron con Israel tras los Acuerdos de Abraham lo hicieron sin exigir concesiones directas a los palestinos, pero ninguno tiene el peso simbólico de Arabia Saudita. Expertos como Michael Oren (exembajador en EE.UU.) sostienen que MBS está dispuesto a aceptar un compromiso verbal o un fondo de reconstrucción para Gaza a cambio de avances económicos. Otros, como Dennis Ross, creen que sin al menos la transferencia de áreas A y B de Cisjordania a control palestino, Riad no firmará.

En el lado palestino, la Autoridad Palestina se encuentra en su peor momento: sin elecciones desde 2006, con baja popularidad y sin control real de Gaza. Un “Estado” en las condiciones que exige Netanyahu (desmilitarizado, sin Jerusalén Este, sin retorno de refugiados) sería rechazado de plano por cualquier liderazgo palestino.

Conclusión: un punto de inflexión o más de lo mismo

Las declaraciones de Netanyahu del 20 de noviembre de 2025 no son una sorpresa para quienes siguen la política israelí, pero sí representan la línea roja más clara trazada hasta la fecha en la era Trump 2.0. Al decir públicamente que no habrá Estado palestino “ni siquiera a costa de la normalización con los sauditas”, Netanyahu obliga a todos los actores a elegir: o se acepta la realidad israelí sobre el terreno (control efectivo de Cisjordania, Gaza reconstruida bajo supervisión internacional sin soberanía palestina plena) o el gran acuerdo regional se pospone indefinidamente.

A medio plazo, esto puede beneficiar a Israel en términos de seguridad inmediata, pero a largo plazo podría aislarlo aún más en la arena internacional y dificultar la contención de Irán sin el frente árabe unido que supondría Arabia Saudita dentro del bloque prooccidental.

El futuro dependerá, en gran medida, de la capacidad de Donald Trump para ejercer presión creativa sobre ambas partes. Por ahora, la pelota está en el tejado saudita: ¿aceptará Riad un acuerdo “económico-securitario” sin concesiones políticas visibles, o mantendrá su exigencia histórica? Las próximas semanas, con posibles visitas de Jared Kushner o Steve Witkoff a la región, serán decisivas.

TE PUEDE INTERESAR

DEJA UNA RESPUESTA

Por favor ingrese su comentario!
Por favor ingrese su nombre aquí

ÚLTIMAS PUBLICACIONES