El primer ministro de Israel, Benjamin Netanyahu, declaró que su país está preparado para negociar un acuerdo de seguridad con el nuevo régimen sirio. Sin embargo, condicionó cualquier entendimiento al establecimiento de una “zona tapón” desmilitarizada que se extienda desde Damasco hasta la frontera con Israel — incluyendo las alturas del Monte Hermón — con el fin de garantizar la seguridad de las comunidades israelíes que viven en la frontera norte.
Estas declaraciones se producen en un contexto de tensión creciente tras una redada israelí el 28 de noviembre en la localidad siria de Beit Jinn, donde murieron decenas de personas — lo que reavivó las críticas internacionales — aunque Israel defiende que la operación tenía como objetivo desarticular a un grupo terrorista.
Contexto histórico reciente
El fin del régimen de Assad y la reconfiguración del sur sirio
Tras la caída del régimen de Bashar al-Assad en diciembre de 2024, Siria entró en un período de transición. Según informes recientes, las nuevas autoridades comenzaron a reconfigurar estructuras de poder interno, lo que generó una ventana de oportunidad para negociaciones externas.
Para Israel, ese colapso del régimen previo era una señal de que el antiguo pacto de separación de fuerzas de 1974 — que estableció una zona desmilitarizada entre Siria e Israel tras la Guerra del Yom Kippur — ya no era viable. En consecuencia, Jerusalén empezó a interpretar que la zona de amortiguación podía ser reemplazada por una nueva configuración bajo sus propios términos.
La ocupación israelí del Golan y la expansión hacia el sur
Históricamente, la mayor parte de los Altos del Golan — territorio sirio capturado por Israel durante la Guerra de los Seis Días en 1967 — fue anexada por Israel en 1981, sin reconocimiento de la comunidad internacional.
Con la caída de Assad, Israel no solo consolidó su control sobre la parte ocupada del Golan, sino que — según reportes recientes — amplió su presencia militar en lo que antiguamente era la “zona de separación” de 1974. Esto incluye la instalación de puestos militares, patrullaje, infiltraciones, ataques aéreos, operaciones terrestres y vigilancia del Monte Hermón, que domina una posición estratégica sobre la frontera norte de Israel.
La comunidad internacional — incluidas autoridades de la Naciones Unidas (ONU) — ha condenado estas acciones. La ONU ha recordado la vigencia de la soberanía, unidad, independencia e integridad territorial de Siria, y ha calificado la ocupación como una violación del acuerdo de 1974.
La nueva oferta israelí para un acuerdo de seguridad
¿Qué propone Netanyahu?
Durante su declaración del 2 de diciembre de 2025, Netanyahu precisó que Israel está dispuesto a avanzar en negociaciones con Damasco bajo ciertas condiciones: principalmente, la creación de una “zona tapón desmilitarizada” que vaya desde la capital siria hasta la actual área controlada por Israel, incluyendo áreas colindantes con el Monte Hermón.
Este planteamiento implicaría:
- La desmilitarización del suroeste de Siria, particularmente en las provincias de Quneitra, Daraa y Suwayda.
- Que las nuevas autoridades sirias se comprometan a no desplegar tropas militares — ni del ejército regular, ni insurgentes como Hayat Tahrir al-Sham (HTS) — en esa zona.
- Que Israel mantenga sus puestos de control y presencia militar en Monte Hermón y en la franja de seguridad, al menos por un periodo indefinido, para “garantizar la seguridad de sus ciudadanos”.
Según Netanyahu: “Con buen ánimo y comprendiendo estos principios, también es posible llegar a un acuerdo con los sirios, pero nos mantendremos fieles a nuestros principios en cualquier caso.”
¿Por qué Israel condiciona así el acuerdo?
Desde su perspectiva, la desmilitarización siria es indispensable para evitar que grupos hostiles, extremistas o armados (incluyendo organizaciones yihadistas o milicias influidas por actores externos) se establezcan en zonas cercanas a las fronteras israelíes. Esa demanda responde a lo que — a ojos de Israel — se mostró como una amenaza real tras el colapso de Assad.
Además, el control del Monte Hermón ofrece una ventaja estratégica: domina posiciones elevadas desde donde se pueden observar movimientos en Siria y Líbano, y eso resulta clave para prevenir ataques transfronterizos.
Finalmente, Israel asocia el mantenimiento de esta “franja de seguridad” con la protección de comunidades amigas en Siria, especialmente de la minoría drusa, que según Jerusalén requeriría salvaguarda frente a posibles amenazas.
Obstáculos y críticas a la propuesta israelí
Cuestiones de soberanía y derecho internacional
Para Siria y buena parte de la comunidad internacional, la presencia militar israelí en lo que era la zona de separación de 1974 representa una violación de su soberanía y de los acuerdos vigentes.
La visita reciente de Netanyahu a la zona ocupada fue condenada por la ONU como un acto “mucho más que preocupante”.
Desde Damasco, algunos representantes han exigido la “retirada inmediata” de las fuerzas israelíes del territorio sirio, reclamando el respeto de la integridad territorial.
Desconfianza mutua y complejidad interna en Siria
El nuevo gobierno sirio — surgido tras la caída de Assad — carga con una alta inestabilidad interna, diversos grupos armados, facciones rivales y un entramado sectario complejo. Convencer a todas las partes de aceptar una zona desmilitarizada permanente podría resultar extremadamente difícil.
Además, desde años, Siria ha manifestado que no reconoce formalmente al Estado de Israel, lo que añade un obstáculo ideológico y diplomático a cualquier intento de normalización.
Riesgo de nuevas violaciones y escaladas
La lógica actual de seguridad israelí implica mantener una capacidad defensiva (y ofensiva) permanente. Eso podría traducirse en nuevas incursiones, redadas, ataques aéreos o patrullajes, lo que generaría tensiones constantes y posibilidades de enfrentamientos — incluso con consecuencias civiles.
La reciente redada en Beit Jinn, que habría dejado decenas de muertos según fuentes sirias, muestra el alto costo humano y político de la estrategia militar.
¿Qué tan realista es un acuerdo de seguridad?
Evaluar las posibilidades de un acuerdo que satisfaga ambas partes implica ponderar varios factores:
- Voluntad de diálogo vs. demanda de condiciones rígidas: Israel expresa su disposición a negociar, pero bajo condiciones no negociables: desmilitarización siria, presencia indefinida de Israel en zonas clave, y control estratégico del Monte Hermón. Esa rigidez complica la posibilidad de un consenso.
- Presión internacional y legalidad: Naciones Unidas y potencias regionales podrían pedir el respeto a la soberanía siria, lo que daría a Damasco respaldo diplomático para rechazar las solicitudes israelíes.
- Inestabilidad interna en Siria: El país atraviesa un delicado proceso de reconfiguración, con múltiples actores, tensiones sectarias y presencia de grupos armados. Un acuerdo de desmilitarización requeriría una fuerte autoridad central — algo aún incierto.
- Seguridad israelí vs. derechos sirios: Desde la óptica israelí, la seguridad nacional es prioritaria; desde la siria, cualquier acuerdo que implique pérdida de soberanía territorial será difícil de aceptar.
En consecuencia, aunque la oferta de diálogo de Israel marca un giro retórico — más diplomático que intervencionista — la viabilidad de un acuerdo real y duradero luce limitada.
Las implicancias regionales
Un eventual acuerdo de seguridad entre Israel y Siria — aún cuando mantenga características muy restrictivas — podría alterar las dinámicas del Medio Oriente de varias maneras:
- Podría reducir el riesgo de enfrentamientos directos en la frontera norte de Israel, generando una estabilidad relativa.
- Pero también podría legitimar la ocupación israelí de facto de territorios sirios, debilitando los derechos de Siria sobre su propio territorio.
- Para otras potencias regionales — como Irán, Líbano, grupos armados o milicias — la consolidación de una zona de seguridad podría significar una reconfiguración de influencias.
- Finalmente, la legitimación de zonas desmilitarizadas bajo control israelí podría sentar un precedente que otros conflictos regionales tiendan a repetir, con consecuencias para la soberanía de los Estados.
Conclusión
La declaración de Benjamin Netanyahu del 2 de diciembre de 2025 abre una puerta diplomática hacia Siria, al proponer un acuerdo de seguridad basado en una zona desmilitarizada desde Damasco hasta la frontera con Israel. La oferta representa una retórica más negociadora que ofensiva en comparación con la reciente política israelí, marcada por la ocupación del Golan, incursiones militares y expansión de zonas de control.
Sin embargo, las condiciones estrictas impuestas por Israel — la desmilitarización siria, la permanencia indefinida de tropas israelíes en zonas estratégicas, y el control del Monte Hermón — complican seriamente su viabilidad. Las objeciones de Siria, la condena internacional y la propia inestabilidad interna hacen muy difícil que se alcance un acuerdo genuino que satisfaga a ambas partes.
En ese sentido, la oferta de negociación podría entenderse más como un intento de Israel de legitimar su control sobre zonas clave bajo la apariencia de un arreglo de seguridad, sin renunciar realmente a sus ventajas estratégicas. Si bien abre la posibilidad de un entendimiento, por ahora parece más una estrategia de consolidación territorial que un camino hacia una paz duradera.