El muro de 2.100 años en Jerusalén: el descubrimiento que reescribe la historia de los Hasmoneos

Descubren en Jerusalén un muro Hasmoneo de 2.100 años, demolido deliberadamente — un hallazgo arqueológico que revela secretos sobre la antigua ciudad.

El 8 de diciembre de 2025, la Israel Antiquities Authority (IAA) y el Tower of David Jerusalem Museum anunciaron un hallazgo arqueológico de gran magnitud: una sección de muro fortificado de más de 2.100 años de antigüedad, construido durante la época de la Hasmonean dynasty (dinastía asmonea), ha sido desenterrada en el complejo “Kishle”, dentro de la Ciudad Vieja de Jerusalem.


Este descubrimiento no solo ofrece una ventana al pasado arquitectónico de Jerusalén, sino que también abre nuevas interrogantes sobre quién y por qué ordenó derribar esta imponente fortificación. En este artículo exploraremos el contexto histórico, los detalles del hallazgo, las hipótesis sobre su destrucción y su significado para nuestra comprensión de Jerusalem antigua.

Contexto histórico: los Hasmoneos y la Jerusalén del siglo II a.C.

La dinastía Hasmonea y su época dorada

Los Hasmoneos surgieron a finales del siglo II antes de Cristo, tras una revuelta exitosa contra la dominación seléucida. Esta familia asumió el liderazgo de Judea, combinando roles religiosos y políticos, y bajo su mandato Jerusalén se fortificó fuertemente, consolidando su estatus como ciudad central del reino.
El muro recién descubierto forma parte de lo que en fuentes antiguas se denomina la “Primera Muralla” (First Wall), que rodeaba la ciudad en esa época. Según relatos del historiador del siglo I d.C. Flavius Josephus, esta muralla era “impregnable” (invulnerable), con unas 60 torres a lo largo de su traza.

Jerusalén tras la revuelta Hasmonea y la amenaza seléucida

Entre 134 y 132 a.C., Jerusalén sufrió el asedio del rey seléucida Antiochus VII Sidetes, un descendiente del mismo rey que, según la tradición, había fomentado las persecuciones que provocaron la revuelta de los Hasmoneos y dieron origen a la festividad de Hanukkah.
Según la narración de Josephus, para salvar la ciudad, el líder Hasmoneo John Hyrcanus I accedió a destruir las murallas y pagar un cuantioso tributo: 3.000 talentos de oro extraídos del sepulcro del rey David. Este episodio podría coincidir con la demolición de la muralla ahora descubierta.

Este contexto explica por qué una estructura tan monumental, concebida para durar, podría ser demolida intencionalmente: una exigencia de paz, acompañada de un acto simbólico de vulnerabilidad para evitar nuevos asedios.

El hallazgo arqueológico: qué se descubrió exactamente

Características físicas del muro

La sección revelada mide más de 40 metros de largo y unos 5 metros de ancho. Aunque solo se conserva la base —el “stump” (tocón) del muro— se estima que originalmente podría haber alcanzado más de 10 metros de altura, lo que lo colocaría como una de las estructuras defensivas más imponentes de la Jerusalén antigua.
Las piedras muestran el estilo arquitectónico típico de la época Hasmonea: bloques trabajados con “chiseled boss”, técnica característica del periodo.

Además, la excavación reveló no solo la parte externa, sino también la cara interna del muro —algo poco común en hallazgos similares— lo que permite un estudio más completo de su construcción y función.

Ubicación del hallazgo

El muro fue hallado en el complejo “Kishle”, dentro del territorio del Museo Tower of David, a la entrada de la Ciudad Vieja de Jerusalén, cerca de la Puerta de Jaffa.
Este sector fue utilizado durante el Mandato Británico como prisión, pero hoy alberga espacios del museo. Que una estructura de tal antigüedad quedase oculta por siglos bajo capas históricas y urbanas demuestra la profundidad de la Jerusalén multicapa.

Evidencia arqueológica complementaria

No es la primera vez que arqueólogos han encontrado restos relacionados con este muro o las hostilidades sufridas por la ciudad. En la década de 1980 ya se descubrieron en áreas cercanas cientos de proyectiles: piedras catapulta, flechas, hondas y balas de plomo, indicios de un sitio de asedio. Estos hallazgos, junto con la nueva sección del muro, permiten reunir pruebas materiales que corroboran los relatos antiguos sobre asedios y destrucción de fortificaciones en Jerusalén.

¿Por qué fue demolido? Las hipótesis de los arqueólogos

La parte más intrigante del descubrimiento no es tanto el muro en sí, sino el hecho de que fue desmantelado deliberadamente. Los arqueólogos afirman que no hay señales de colapso por el tiempo ni consecuencia directa de una batalla: las piedras fueron retiradas cuidadosamente, hasta la base.

Ante este hecho, surgen dos hipótesis principales:

1. Demolición como parte de una paz forzada con los seléucidas

Según los relatos históricos, tras el asedio de Antiochus VII Sidetes en 134–132 a.C., los hasmoneos —bajo el liderazgo de John Hyrcanus I— aceptaron destruir las fortificaciones de Jerusalén a cambio del fin del sitio y posiblemente de la imposición de tributos.
Si la sección descubierta corresponde a ese muro fortificado, su demolición podría ser parte de ese acuerdo. Esto transformaría la destrucción en un acto político y diplomático —un precio sangriento por la supervivencia de la ciudad.

2. Derrumbe intencional ordenado por Herod the Great para borrar legado Hasmoneo

La otra hipótesis sugiere que la demolición fue ordenada un siglo más tarde por Herodes. Los arqueólogos señalan que la sección del muro coincide con el área donde Herodes construyó su palacio real, con la intención de reconfigurar la ciudad acorde con su reinado.
Eliminar las antiguas defensas —y con ellas, un símbolo del poder Hasmoneo— habría sido una declaración de poder: “aquí empieza mi reinado, sin herencias anteriores”. Según esta lectura, el desmantelamiento fue un acto consciente de redefinición urbana y política.

Significado histórico y arqueológico del hallazgo

Una conexión tangible con textos antiguos

El hallazgo pone en evidencia lo que hasta ahora era una combinación de tradición literaria y hallazgos dispersos: las descripciones de Josephus sobre la “Primera Muralla” ahora pueden observarse físicamente. Ver las piedras, su tamaño, su construcción, ofrece una conexión directa entre la arqueología y las fuentes antiguas.

Poder estudiar la anchura completa y la cara interna del muro constituye una oportunidad única para entender cómo se defendía una ciudad milenaria —cómo eran sus defensas, cómo se preparaba para asedios, cómo vivían sus habitantes en medio de amenazas constantes.

Reescritura de la cronología urbana de Jerusalén

Este hallazgo obliga a reconsiderar varias fases de la historia urbana de Jerusalén: su expansión, sus destrucciones, sus reconstrucciones. La presencia del muro hasmoneo, su destrucción y el posterior palacio de Herodes, muestran la complejidad política, cultural y arquitectónica de una ciudad que ha sido reconstruida docenas de veces a lo largo de los siglos.

Además, revela que muchas de las ruinas visibles hoy —o enterradas bajo capas modernas— corresponden a estratos muy antiguos, ignorados hasta ahora.

Implicaciones simbólicas y religiosas

Para muchas comunidades, este muro representa una materialización del pasado heroico de los hasmoneos, vinculados con la narrativa de la resistencia, la independencia y la festividad de Hanukkah. Que sus defensas sean redescubiertas hoy, cuando Jerusalén sigue siendo un foco de disputas, añade un peso simbólico contemporáneo a un hallazgo arqueológico.

Por otro lado, la demolición del muro —si fue hecha consciente y planificada— recuerda que la historia de Jerusalén también es una historia de conflictos de poder, identidad y memoria.

Qué sigue: expectativas e investigaciones futuras

Los arqueólogos a cargo del proyecto han expresado su compromiso de preservar este tramo del muro. A través del nuevo ala arqueológica del Tower of David Museum, los visitantes podrán caminar sobre un piso transparente sobre estas piedras milenarias, integrando historia, arte e innovación.

Además, planean continuar las excavaciones en zonas adyacentes, con la esperanza de encontrar otros fragmentos del muro —o vestigios de la muralla de la ciudad contemporánea de los Hasmoneos— así como artefactos que ayuden a fechar más precisamente el sitio (aunque hasta ahora no ha sido posible datar con radiocarbono la piedra misma, dado que fue construida sin mortero).

La investigación promete arrojar luz no solo sobre la arquitectura defensiva, sino también sobre la vida cotidiana, la urbanización, la destrucción y reconstrucción urbana, y los procesos de memoria —quién decide borrar el pasado, y quién lo revive.

Conclusión

El reciente hallazgo de un muro hasmoneo de 2.100 años en Jerusalén representa mucho más que un mero descubrimiento arqueológico: es una puerta abierta a reinterpretar capítulos centrales de la historia de la ciudad, con implicaciones políticas, simbólicas y culturales.

Ver con nuestros propios ojos una muralla construida cuando la dinastía Hasmonea gobernaba —y que luego fue demolida intencionalmente— nos recuerda que la historia de Jerusalén ha sido siempre una historia de fuerza, poder, destrucción y renacimiento.

Que esta muralla emerja ahora, cuando Jerusalén sigue siendo centro de tensiones, invita a reflexionar: la historia no está enterrada para siempre. A veces, solo espera a ser redescubierta, piedra por piedra.

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