La Franja de Gaza se encuentra hoy en una de sus peores crisis humanitarias, políticas y económicas desde que comenzó el conflicto entre Israel y Hamás en octubre de 2023. En medio del caos bélico, un hecho inusual ha capturado la atención internacional: figuras prominentes de Gaza —empresarios, intelectuales, autoridades municipales— han enviado una carta al expresidente Donald Trump solicitando que intervenga diplomáticamente para poner fin al conflicto.
Ese gesto revela varias capas de tensión: la implosión interna del apoyo a Hamás, el colapso de la economía local, el desencanto social con los grupos armados y una apuesta por una paz negociada.
Contexto histórico del conflicto Israel-Hamás
Para entender lo que ocurre ahora en Gaza, es imprescindible remontarse a los antecedentes del conflicto y las dinámicas políticas que han marcado décadas de enfrentamientos.
Orígenes del conflicto palestino-israelí
La cuestión palestina tiene raíces profundas que se remontan al fin del mandato británico en Palestina, la partición de 1947 y la creación del Estado de Israel en 1948. Más allá de los territorios de Cisjordania y Gaza, la reivindicación nacional palestina ha confrontado directamente al proyecto estatal israelí, generando guerras (1948, 1956, 1967, 1973) y una serie de ocupaciones, desplazamientos y tensiones permanentes.
El éxodo masivo de palestinos tras la guerra de 1948, conocido como la Nakba, dejó heridas profundas que todavía marcan la narrativa política palestina. La ocupación israelí tras la Guerra de los Seis Días en 1967 consolidó el control militar sobre territorios palestinos, reforzando el sentido de resistencia y el reclamo por autodeterminación.
La aparición de Hamás
Hamás (Movimiento de Resistencia Islámica) surgió en 1987, en el marco de la Primera Intifada, como una organización islamista con base social en la Franja de Gaza. Su objetivo declarado es la liberación de Palestina mediante la resistencia armada, incluyendo acciones militares contra Israel. Esa identidad convirtió a Hamás en una fuerza política y militar significativa, con apoyo local —especialmente en Gaza— y rechazos internacionales, incluyendo su designación como organización terrorista por varios países.
Desde 2007, Hamás gobierna la Franja de Gaza tras expulsar a las fuerzas de Fatah, lo cual desencadenó una división política entre Gaza y la Autoridad Palestina en Cisjordania. Ese aislamiento territorial y político agravó las dificultades socioeconómicas de Gaza, además de someter al bloqueos israelí-egipcios.
Guerras recientes y la escalada desde octubre de 2023
Los conflictos entre Israel y Hamás se han sucedido en distintas ocasiones (2008-09, 2012, 2014, 2021), con episodios de bombardeos, invasiones terrestres y miles de víctimas civiles. Pero el estallido decisivo tuvo lugar el 7 de octubre de 2023, cuando Hamás lanzó un ataque masivo en territorio israelí que derivó en una respuesta militar de gran escala por parte de Israel.
Desde entonces, las hostilidades han escalado en intensidad, con un alto número de bajas y una devastación extensiva en Gaza. Las denuncias de violaciones de derechos humanos, destrucción de infraestructura sanitaria, educativa y residencial, así como desafíos logísticos para la entrega de ayuda humanitaria, han marcado esta fase del conflicto.
Gaza y el colapso socioeconómico: de la guerra a la miseria
El núcleo de la carta enviada por las élites de Gaza a Trump es desesperado: la Franja ya no resiste más. La economía ha colapsado y el tejido social está al borde del agotamiento.
Destrucción de infraestructura y daños materiales
El alcalde de Gaza City, Yahya al-Sarraj, uno de los firmantes de la carta, describe una ciudad en ruinas: “cualquier instalación —residencial, comercial, cultural— fue golpeada; más del 75 % de los pozos de agua fueron destruidos”.
También afirma que plantas de tratamiento, redes de alcantarillado, sistemas de drenaje y edificios públicos han quedado fuera de servicio.
Esto implica que la provisión de agua potable, saneamiento y servicios básicos ha disminuido drásticamente. Sin esos servicios esenciales, la vida cotidiana se vuelve una lucha constante por la supervivencia.
Inflación, desempleo y crisis financiera
Entre los firmantes de la carta hay economistas y líderes del sector comercial que exhiben diagnósticos alarmantes:
- Se estima que la inflación ha alcanzado un pico cercano al 900 %.
- Los precios promedio son nueve veces superiores a los antes de la guerra.
- Más del 70 % de la población activa se encuentra desempleada.
- De quienes sí trabajan, muchos, pocos lo hacen en el sector de servicios (sobre todo salud), con sueldos muy bajos.
- El sector agrícola, antes fuente sustancial de autosuficiencia y comercio local, está paralizado por los daños al suelo, la falta de recursos y la contaminación con explosivos.
- El sistema bancario ha sido restringido: Israel impide el ingreso de nuevos billetes a Gaza, lo que genera escasez de liquidez.
La conjunción de estos factores ha hecho que la economía de Gaza esté literalmente colapsada, sin capacidad para sostener importaciones, producción local ni flujo monetario sostenible.
Migración, fuga de élites y pérdida de capital humano
Desde el inicio del conflicto, aproximadamente 120.000 personas han salido de la Franja de Gaza por el paso de Rafah hacia Egipto, muchas bajo supuestos “motivos médicos” aunque pagando sumas altas para hacerlo.
Entre esos evacuados figuran empresarios, médicos, profesionales y familias con recursos. Su partida debilita no solo la economía local, sino también la moral colectiva y la capacidad de recuperación. Como lo expresa uno de los firmantes:
“La partida de las élites —comerciantes, médicos— tuvo un efecto negativo: menos capital humano, menos esperanza.”
El efecto dominó es evidente: menos producción, menos innovación, menos servicio y un abrupto deterioro estructural.
Colapso social y descontento popular
Uno de los mensajes más contundentes que emergen en la carta es que “todos en la calle ahora están contra Hamás”. Algunos firmantes han declarado que la organización islamista ya no tiene apoyo popular y que la población está harta del prolongado sufrimiento.
El descontento social se siente especialmente entre madres, padres, jóvenes y comunidades golpeadas por pérdidas personales e institucionales. Esa alienación social implica una crisis de legitimidad para Hamás en Gaza.
La carta a Trump: una acción sin precedentes
El 2025 marcó un momento político singular: las élites gazatíes decidieron actuar públicamente.
Formulación de la carta y sus firmantes
La carta fue firmada por 17 personalidades locales, incluyendo:
- El alcalde Yahya al-Sarraj
- El líder de la Cámara de Comercio de Gaza, Ayed Abu Ramadan
- Académicos, médicos y empresarios independientes de Gaza
El tono del texto es moderado, aunque firme: no se acusa explícitamente a Hamás (aunque algunos firmantes hablaron en privado contra la organización) y no se propone un mecanismo detallado de paz, pero sí exige que Trump ejerza su influencia sobre Israel para detener la escalada bélica.
El alcalde al-Sarraj enfatizó su independencia política: su municipalidad —según él— no está afiliada a Hamás ni se subordina a facciones políticas.
Motivos y objetivos de la carta
Los firmantes justifican la carta con varias razones:
- Visibilidad internacional: entienden que un llamado al expresidente Trump genera atención mediática y política global.
- Presión diplomática: buscan que EE. UU. presione a Israel (su aliado relevante) para que modere su ofensiva o acepte negociaciones.
- Reivindicación moral: quieren dejar constancia de que no todos los gazatíes apoyan a Hamás ni avalan la guerra.
- Preparar el terreno político: dan un mensaje de que es hora de redefinir la autoridad en Gaza y considerar una transición política posconflicto.
No es una carta guerrera; más bien, una acción simbólica de desafío desde dentro del territorio sitiado.
Cuestiones críticas y límites de la carta
Si bien la carta representa un gesto audaz, tiene límites:
- No plantea un plan concreto para la posguerra (aunque algunos firmantes mencionaron la reintegración de la Autoridad Palestina).
- No explica cómo se superaría la presencia de grupos armados tras el conflicto.
- Su recepción depende de la voluntad política de Trump, Israel y demás actores regionales.
- Puede exponerse a represalias locales o amenazas de Hamás contra quienes se desmarcan públicamente.
Aun así, su importancia simbólica y política no debe subestimarse.
Interpretaciones políticas: actores, riesgos y desafíos
La carta de las élites de Gaza abre múltiples frentes de análisis político. ¿Qué interpretaciones se desprenden, qué riesgos hay y cuáles son los escenarios posibles?
Quén tiene poder real en Gaza
Para interpretar esta iniciativa, conviene entender quién detenta el poder en Gaza en hechos:
- Hamás, con su capacidad militar y control del aparato de seguridad, sigue siendo el actor dominante de facto.
- Grupos armados locales (brigadas islamistas u otras facciones) tienen autonomía territorial en distintos distritos.
- Sociedad civil y élites locales (profesionales, comerciantes, académicos) han fungido históricamente en roles secundarios o simbólicos, dada la presión militar.
- Estados mediadores (Egipto, Qatar, Irán) ejercen influencia indirecta.
- Estados externos (Israel, EE. UU.) tienen capacidad de imponer sanciones, bloqueos o participar en negociaciones.
La carta busca empujar a los otros actores a reconocer que las élites locales también reclaman un papel, y que la guerra sin soporte civil es insostenible.
Riesgo de represalias y estigmatización
Quienes firman esta carta adoptan un riesgo político considerable. En un contexto de guerra, disentir puede ser visto como traición. Hamás podría presentar talios simbólicos, hostigamientos, amenazas o sanciones económicas contra los disidentes.
Además, la iniciativa puede ser manipulada por actores externos como propaganda: tanto Israel como opositores podrían usar el mensaje como argumento político a favor de sus agendas.
Escenarios posibles tras la carta
A partir de este acto, varios escenarios podrían desplegarse:
- Intervención diplomática real: si Trump, u otro actor potente, presiona a Israel hacia una tregua o plan político, la carta podría contribuir a ese giro.
- Negociaciones controladas: podría abrirse una mesa de diálogo donde Hamás, Autoridad Palestina y actores regionales compitan por influencia.
- Represión interna: Hamás podría responder reforzando su control sobre la población, eliminando voces críticas.
- Desintegración del control político: en un escenario extremo, la autoridad en Gaza podría fragmentarse y surgir gobernanzas locales autónomas.
- Estancamiento político: la carta queda como gesto simbólico sin cambios estructurales reales, con guerra y desastre continuos.
Cualquiera de esos escenarios dependerá de la correlación de fuerzas entre los actores.
Impacto regional e internacional
La crisis en Gaza y los gestos políticos internos no pueden leerse aislados: tienen efectos para la región y la diplomacia global.
Repercusiones diplomáticas
- La carta añade presión moral e internacional sobre EE. UU. y otras potencias para reactivar mediaciones y planes de paz.
- Reconfigura la narrativa internacional sobre Gaza: ya no solo víctima pasiva, sino actor con agencia que reclama ser escuchado.
- Potencia el papel de mediadores regionales como Egipto, Qatar, Arabia Saudita e Irán en la gestión del conflicto.
Influencia en la seguridad regional
- Un eventual cese del fuego o acuerdo podría marcar un precedente para otros conflictos en Medio Oriente.
- Si Gaza se reordena políticamente, es probable que influya en el equilibrio entre Hamás, la Autoridad Palestina y otros grupos armados.
- Cambios en Gaza pueden reflejarse en la política de frontera de Egipto, en tráfico de personas y en migraciones hacia el Norte.
Implicaciones para Estados Unidos, Israel y Palestina
- Para EE. UU., la carta pone en relieve críticas al enfoque militar y al respaldo incondicional a Israel, lo que puede generar debates internos sobre política exterior.
- Para Israel, incrementa la presión a presentar una hoja de ruta política aceptable, no solo militar.
- Para la política palestina, plantea la necesidad de redefinición interna: ¿quién representará a Gaza? ¿Cuál es el rol de la Autoridad Palestina? ¿Cómo se articulará una transición posconflicto?
Cobertura mediática y opinión pública
El gesto reverbera en medios occidentales y árabes, aportando testimonios directos de quienes viven la tragedia. Eso reaviva debates sobre el derecho internacional humanitario, responsabilidad de protección y equilibrios éticos en la guerra.
Análisis temático: legitimidad, resistencia y reconciliación
El caso de Gaza invita a reflexionar sobre tres ejes conceptuales que atraviesan el conflicto: legitimidad política, formas de resistencia y posibilidades de reconciliación.
Legitimidad política y crisis de representación
Hamás logró históricamente legitimidad política (al menos parcial) como fuerza de resistencia frente a la ocupación israelí. Pero su legitimidad ha estado sujeta a debates internos: crisis de gobernabilidad, corrupción, represión de críticas y aislamiento internacional.
La carta evidencia que esa legitimidad está en crisis dentro del propio enclave. Un movimiento político pierde fuerza cuando el pueblo ya no cree en su proyecto ni en sus líderes. Esa fractura de legitimidad es un cambio profundo.
Resistencia armada versus resistencia civil
Mientras la estrategia de Hamás siempre ha apostado a la confrontación armada, los firmantes de la carta parecen querer trasladar el centro de la resistencia hacia la esfera diplomática y civil: acción política, presión internacional, diálogo.
Ese desplazamiento implica riesgos —puede interpretarse como abdicar de la resistencia— pero también promete reducir daños colaterales y abrir espacio a acuerdos viables. Es una tensión clásica entre la lógica de la guerra y la lógica de la política.
Reconciliación y reconstrucción posconflicto
Para que Gaza pueda reconstruirse tras la guerra, serán necesarias instituciones legítimas y estables, participación ciudadana y reconstrucción del tejido social. Las élites locales piden un papel para una Autoridad Palestina renovada, en un esquema que reconozca autonomía local pero con estructura nacional.
La reconciliación —entre Gaza, Cisjordania y la diáspora— es un objetivo muy complejo. Pero la carta apunta a una visión: cambio político, paz negociada y nueva gobernanza para Palestina.
Conclusión: hacia un posible punto de inflexión en Gaza
El llamado de las élites de Gaza a Donald Trump para que presione a Israel y frene la guerra contra Hamás es algo más que una carta simbólica: es una señal política de que el conflicto ha alcanzado un límite de sostenibilidad interna. La combinación de destrucción masiva, colapso económico, deslegitimación social y agotamiento colectivo ha llevado a una ruptura crítica dentro del tejido político de Gaza.
Este episodio podría marcar un punto de inflexión. Si la presión diplomática se concreta, podría abrirse una ventana para negociaciones efectivas con actores internacionales. Si Hamás reacciona con dureza, podría consolidarse aún más como actor autoritario, pero al costo de mayor aislamiento interno. En cualquier caso, la población de Gaza, debilitada y sufriente, reclama protagonismo político: ya no quiere ser solamente víctima, sino actor con voz propia.
El futuro de Gaza dependerá de la correlación de fuerzas entre actores locales e internacionales, de la voluntad política para una transición ordenada y de la capacidad de negociar una paz que vaya más allá del cese temporal de hostilidades. En última instancia, esta iniciativa de las élites gazatíes pone en evidencia que la guerra no puede sostenerse si el soporte social colapsa.