Este 24 de octubre de 2025, el medio The Jerusalem Post publicó una nota titulada “¿Planea Trump construir el Tercer Templo de Jerusalén?”, pregunta un corresponsal haredí a la secretaria de prensa. en la que se informa que la secretaria de prensa de Donald Trump, Karoline Leavitt, respondió con rotundidad a una pregunta sobre la reconstrucción del Tercer Templo en Jerusalén. Según Leavitt, no hay planes ni discusión oficial sobre la reedificación del templo sagrado.
Este tema ha llamado la atención tanto en círculos religiosos como en medios políticos, pues la idea del Tercer Templo es profundamente simbólica y sensible, con fuertes implicancias históricas, teológicas y geopolíticas. En este artículo analizaremos con detalle la declaración de Leavitt, el trasfondo teológico del Tercer Templo, las implicancias políticas de su reconstrucción, y por qué este rumor resurge periódicamente en el debate público.
¿Qué dijo Karoline Leavitt exactamente?
Durante una conversación informal en la Casa Blanca, el corresponsal jasídico Jake Turx, del medio Mishpacha, preguntó a Leavitt si Donald Trump alguna vez ha considerado reconstruir el Tercer Templo en Jerusalén, especialmente en el contexto del nuevo salón de baile de la Casa Blanca.
Leavitt respondió de forma clara y concreta: no, “no se ha planteado” esa posibilidad “a su conocimiento”. Según sus propias palabras, “eso no ha venido a colación” como tema de discusión oficial.
Esta negación puede parecer simple, pero para muchos tiene un significado muy profundo, dada la carga simbólica del Tercer Templo en el judaísmo y el contexto político de las relaciones entre Estados Unidos e Israel.
¿Qué es el Tercer Templo y por qué es tan importante?
Origen histórico y religioso
El Tercer Templo es un concepto teológico profundamente arraigado en algunas corrientes del judaísmo. Históricamente, el primer Templo fue construido por el rey Salomón en Jerusalén, y luego destruido. Más tarde, se erigió el Segundo Templo, que también fue destruido, y es este templo el que muchos judíos recuerdan con profundo significado.
La “reconstrucción” de un Tercer Templo no es simplemente un proyecto de edificación: está cargada de simbolismo messiánico y es parte de algunas visiones escatológicas judías. Para algunos judíos ortodoxos, la construcción de un Tercer Templo está vinculada a la llegada del Mesías y a una era futura de redención.
Instituciones que promueven la idea
Una organización conocida que promueve la reconstrucción del Templo es el Temple Institute (Instituto del Templo). Se trata de una institución con sede en Jerusalén cuyo objetivo es preparar todo lo necesario para el Tercer Templo: desde estudios arquitectónicos hasta la creación de objetos rituales tradicionales.
Sin embargo, es importante recalcar que no todos los judíos creen en la reconstrucción literal del Templo. Algunas corrientes reformistas o liberales pueden considerar el Tercer Templo como una simbología más espiritual que física.
Obstáculos teológicos y prácticos
Desde la perspectiva teológica, la construcción de un Tercer Templo no solo implica reunir los materiales adecuados, sino también cumplir con leyes religiosas específicas y protocolos halájicos. Por ejemplo, algunos argumentan que aún no se reúnen las condiciones espirituales necesarias, y que la santidad del Monte del Templo exige un nivel de pureza y preparación que no siempre está presente.
Además, desde el punto de vista práctico, hay considerables complicaciones:
- Políticas y diplomáticas: El Monte del Templo es uno de los lugares más sensibles del mundo: alberga mezquitas musulmanas, sitios judíos sagrados, y está bajo custodia compartida en ciertos aspectos.
- Geopolíticas: Cualquier intento de cambio físico en el estatus del Monte del Templo podría desencadenar profundas reacciones internacionales, especialmente en el mundo musulmán y entre palestinos.
- Religiosas: No todos los judíos ortodoxos comparten la visión de reconstrucción inmediata; para algunos, la reconstrucción debe ocurrir en un momento divino específico, no por acción unilateral humana.
¿Por qué surgió el rumor relacionado con Trump?
La pregunta de Jake Turx no es arbitraria; hay varias razones por las que algunas personas podrían suponer que Donald Trump podría estar interesado en un proyecto tan simbólico como la reconstrucción del Tercer Templo:
- Relación especial con Jerusalén: Durante su presidencia, Trump reconoció a Jerusalén como capital de Israel y trasladó la embajada estadounidense desde Tel Aviv a Jerusalén, una decisión muy simbólica para muchos judíos y cristianos sionistas.
- Apoyo evangélico: En ciertos grupos evangélicos estadounidenses existe un fuerte interés en la “restauración del Templo” como parte de su teología escatológica. Algunas personas podrían suponer que un político con fuertes lazos con esa base apoyaría simbólicamente ese tipo de proyecto.
- Iconografía de poder: Reconstruir el Templo podría ser visto como un gesto monumental, tanto religiosa como políticamente, simbolizando una alianza aún más profunda entre Estados Unidos e Israel.
Sin embargo, como aclaró Leavitt, no hay indicios —al menos públicamente— de que Trump tenga un proyecto concreto para reconstruir el Tercer Templo.
Implicancias políticas y diplomáticas
Riesgo de escalada internacional
Si realmente hubiese un plan oficial para reconstruir el Templo, el impacto podría ser enorme:
- Tensión con el mundo musulmán: El Monte del Templo (o Haram al-Sharif) es uno de los sitios más sagrados para los musulmanes. Cualquier intento de alterar el status quo podría desencadenar protestas y un conflicto internacional.
- Impacto en la paz israelo-palestina: Cambiar el status del sitio podría deteriorar aún más las posibilidades de negociaciones de paz, al introducir una nueva dimensión religiosa al conflicto.
- Presión diplomática: Otros países podrían condenar la acción diplomáticamente. Sería un acto con repercusiones mucho más allá de lo interno en Israel o Estados Unidos.
Repercusiones internas en Israel
En el ámbito israelí, la reconstrucción del Tercer Templo también tendría consecuencias:
- Divisiones religiosas: No todos los judíos ortodoxos están de acuerdo con una reconstrucción física ahora; algunos creen que debe esperarse a un momento divinamente señalado.
- Cuestiones de soberanía: ¿Quién controlaría el Templo? ¿Quién administraría los rituales? Son preguntas teológicas y legales que no tienen respuesta simple.
- Seguridad: Proyectos así atraerían gran atención internacional y podrían requerir medidas de seguridad muy estrictas.
Política estadounidense
Para Estados Unidos:
- Imagen internacional: Respaldar un proyecto tan religioso podría ser visto como una mezcolanza de política y fe, lo que podría tener consecuencias diplomáticas.
- Base evangélica: Algunos sectores podrían celebrar la iniciativa, pero otros, más laicos o pragmáticos, podrían verla con recelo.
- Costos: Apartando la simbología, cualquier proyecto de esta magnitud plantearía costos logísticos, legales y de seguridad.
Interpretaciones y reacciones al pronunciamiento de Leavitt
Para los creyentes religiosos
Para muchos judíos ortodoxos y activistas del Tercer Templo, la respuesta de Leavitt puede ser desilusionante, si esperaban que Trump impulsara un proyecto concreto. Pero para otros, la aclaración puede verse como un gesto responsable: reconoce la delicadeza del asunto y evita una escalada innecesaria.
Para los analistas políticos
Los expertos probablemente interpretan la declaración como una señal de prudencia. Dado el alto riesgo diplomático y de seguridad, no parece viable que un gobierno —incluso con simpatías sionistas— promover un proyecto tan simbólico sin considerar las consecuencias. La negación de Leavitt contribuye a mantener el statu quo y evita conflictos inmediatos.
Para la comunidad internacional
A nivel internacional, la aclaración ofrece cierta tranquilidad. Ceder a rumores sobre la reconstrucción del Tercer Templo puede generar alarma en Estados árabes, en la comunidad musulmana y en organismos internacionales. La negación pública ayuda a prevenir tensiones diplomáticas.
¿Por qué reaparecen estos rumores?
Aunque Leavitt lo desmienta, ¿por qué estos rumores vuelven una y otra vez? Algunas posibles razones:
- Narrativas escatológicas: Para creyentes con visiones mesiánicas, la reconstrucción del Templo es un ideal persistente, y figuras políticas poderosas son vistas como potenciales agentes de ese ideal.
- Símbolo de alianza: La reconstrucción del Templo puede simbolizar una alianza profunda entre Estados Unidos e Israel, lo que es atractivo para ciertos sectores políticos y religiosos.
- Desinformación y sensacionalismo: En la era de redes sociales, rumores y preguntas simbólicas tienden a viralizarse, especialmente cuando involucran temas religiosos de alta carga simbólica.
- Motivaciones diplomáticas: Algunos actores podrían usar estos rumores estratégicamente, ya sea para presionar políticamente o para generar debate público.
¿Qué significa esto para el futuro?
La declaración de Karoline Leavitt es significativa, pero no necesariamente definitiva para todos los escenarios posibles:
- No hay proyecto oficial, según la Casa Blanca, lo que limita la probabilidad de un impulso inmediato para el Tercer Templo.
- El tema sigue siendo simbólico, tanto para religiosos como para políticos, y puede reaparecer en debates futuros.
- Para que se concrete algo así, sería necesaria una combinación muy compleja de voluntad política, aprobación religiosa, seguridad y diplomacia internacional.
Además, aunque Leavitt niegue que exista un plan, eso no impide que grupos religiosos sigan promoviendo la idea desde su propia esfera. Instituciones como el Temple Institute continuarán trabajando en su preparación simbólica y ritual, incluso si no hay un patrocinio estatal concreto.
Conclusión
La respuesta de Karoline Leavitt a la pregunta de Jake Turx es clara: Donald Trump no está planeando reconstruir el Tercer Templo en Jerusalén, al menos según la Casa Blanca.
Esta declaración es relevante porque aborda un mito persistente con profundas raíces religiosas y simbólicas. La reconstrucción del Tercer Templo no es un simple proyecto arquitectónico: es un proyecto cargado de significado espiritual, político y geopolítico.
Aunque Leavitt cierre esa puerta por ahora, la idea del Tercer Templo seguirá siendo un tema presente en algunos sectores del judaísmo, entre activistas religiosos y en el discurso político. Sin embargo, la viabilidad práctica y diplomática de reconstruir el Templo sigue siendo altamente compleja.
En definitiva, la aclaración de la Casa Blanca refleja prudencia. En un asunto tan delicado como el Monte del Templo, las palabras cuentan tanto —o más— que los actos.

