Católicos portugueses vuelven a disfrutar de sus raíces judías

Católicos portugueses vuelven a disfrutar de sus raíces judías
Francisco Lima, un estudiante universitario de 20 años de edad, hizo una caminata por la plaza central de Oporto, Portugal, para embarcarse en un recorrido basado en la complicada historia religiosa de su familia.

Caminando por las calles de lo que una vez fuera el barrio judío de la ciudad del norte de Portugal, antes que la Inquisición fuere formalmente introducida en el año 1536, Lima señaló oscuras placas hebreas en los edificios de azulejos multicolores que son típicos de la arquitectura local, al mismo tiempo que comenta acerca del rumor sobre el reciente descubrimiento de la mikve (baño ritual judío), que aún no ha sido ampliamente publicitado.
Lima desciende de judíos por el lado de su tatarabuela, pero el se define católico, como lo hacen la mayoría de sus compatriotas.
El bisabuelo de Lima, Francisco Bráz Rodrigues, fue uno de los fundadores de la comunidad judía moderna de Oporto, establecida en 1923. En su infancia hubo un vago conocimiento de sus raíces judías: De padre católico y madre cripto-judía (personas obligadas a convertirse durante la Inquisición, pero que continuaron en secreto los rituales judíos), el padre de la madre murió cuando ella era joven, y entonces fue enviada a vivir en un convento.
El capitán Arthur Carlos Barros Basto, un veterano de la Primera Guerra Mundial y cripto-judío, fue conocido como el “Dreyfus portugués”, por haber sido expulsado del ejército por el antisemitismo y se convirtió al judaísmo en Marruecos. Luego regresó a Oporto para establecer allí una comunidad judía.
Rodrigues jugó un papel decisivo en los esfuerzos de la comunidad para salvar a otros judíos durante la época del Holocausto, de acuerdo con su nieto, Gonçalo Quelhas Lima, el padre de Francisco. A pesar de que Quelhas Lima expresó que su abuelo nunca le dijo que había hecho durante la Segunda Guerra Mundial, un profesor de la Universidad de Oporto, experto en esa época de la historia portuguesa dijo que Rodrigues fue probablemente uno de las pocas personas locales que de hecho salvaron refugiados, a quienes luego conducían hacia la frontera española por la noche y los recogerían para llevarlos de vuelta a Portugal, donde los funcionarios los dejaban pasar en forma segura.
La sinagoga Mekor Haim en Oporto, espera una afluencia de judíos, gracias a la nueva legislación sobre la ciudadanía sefardí.
A pesar de esta conexión profunda y relativamente reciente con sus raíces, los Lima no se consideran parte de la comunidad judía existente en Oporto, y no tienen una fuerte relación con ella. No pretenden ser judíos y no quieren convertirse, pero se sienten obligados y quieren ayudar a revivir el patrimonio local, lo que hacen organizando visitas y realizando eventos educativos modestos que atraen a los residentes, estudiantes universitarios y turistas.
Los guías hablan sobre una pequeña comunidad que se ocultaba inclusive antes de que la Inquisición alcanzara a Portugal desde España, obligando a los judíos a convertirse al catolicismo o enfrentando expulsiones. Muchos de los judíos de Oporto aparentemente aceptaron calladamente su suerte como Bnei Anusim, usada para nombrar a los cristianos nuevos.
En uno de los paseos informativos el guía destaca que “la Inquisición alcanzó su pico máximo en la ciudad entre el 1542 y el 1544, cuando 100 de estos nuevos cristianos fueron perseguidos públicamente por mantener su tradición judía en secreto, y haciendo un gesto hacia la plaza de la ciudad señala el lugar donde los judíos fueron quemados”.
A lo largo de los siglos de persecución, muchos judíos huyeron a las montañas más remotas del norte donde tenían más libertad para practicar su religión. A diferencia de sus homólogos españoles, que de acuerdo con la guía Jovan Gibson-Aviance a menudo adoptaban apellidos cristianos como: De la Cruz y Santo, los cripto-judíos de Portugal asumieron nombres con matices “agrícolas”: como Pereira (peral) y Oliveira (olivo).
Aunque la Inquisición terminó en 1821, la vida judía fue excluida de Portugal, en 1834, la nueva monarquía constitucional portuguesa impuso severas restricciones sobre las prácticas religiosas, con el objetivo de lograr una sociedad totalmente secular. Incluso los monasterios centenarios estaban cerrados en el país católico durante esa época. Después de que Portugal se declaró una república en 1910, sin embargo, se les permitió crecer a las comunidades religiosas.
En la década de 1970, en respuesta a los acontecimientos políticos nacionales, el país en su conjunto comenzó a abrazar la fe y “la gente empezó a regresar a sus raíces judías”, explicó Abraham Lavender, profesor de sociología y estudios sefardíes en la Universidad Internacional de la Florida.
Fuente: Olei
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