En las últimas décadas en Costa Rica ha ocurrido un fenómeno que he visto crecer año con año y es el reconocimiento de la existencia de criptojudíos en el país, situación que ha llamado la atención de muchos, generando además gran controversia. Pero antes de adentrarme en el análisis de este tema, quiero hacer una pequeña pauta en cuanto al significado de ser criptojudío, ya que considero es necesario.
De acuerdo con el historiador polaco Boleslao B. Lewin en su libro La inquisición en Hispanoamérica. 1967. Páidos. Buenos Aires, pp. 121-125, en España existía una distinción para denominar a los judíos que con el objetivo de permanecer en la península ibérica luego del decreto de expulsión del 31 de marzo de 1492, habían optado por convertirse “voluntariamente” al catolicismo, pero continuaban en secreto con la práctica de su judaísmo. A estos judíos, por lo tanto, se les llamaba (marranos,) término que aparentemente fue usado en la España medieval para referirse a los judíos apóstatas que renunciaban a seguir con los preceptos de la ley de Moisés.
Por otra parte, estaban los judíos que en 1497 en Portugal, fueron obligados a convertirse al cristianismo y en contra de su voluntad profesar otra fe. A estos era a los que se les denominaba criptojudíos.
Sin embargo, hay que hacer otra acotación al respecto. A los marranos se les llama en hebreo (meshummadim) y a los conversos forzados, (anusim) a pesar de que marrano se ha usado casi sin distinción para denominar a todo criptojudío.
Así, como también lo ha dicho el historiador español Dr. Luis Suarez, en cuanto a la escisión del pueblo de Israel, en su libro: La expulsión de los judíos, un problema europeo. 2012. Ariel, Barcelona, pp. 262-264, por un lado estaban los marranos bautizados y por otro, los que habían logrado escapar y seguían practicando su religión, pero para todos los efectos en aquella época, ambos compartían la misma sangre hebrea y para los cristianos era sumamente difícil distinguir a unos de otros, especialmente porque mientras unos se adaptaban a su nueva fe, otros persistían en sus prácticas talmúdicas. Así que para casi todos los sectores de la población, ambos eran considerados criptojudíos sin diferencias.
De esta forma aclarado el término, vuelvo al punto de partida de una Costa Rica como tierra de criptojudíos a raíz de un fenómeno que he venido observando en el último tiempo, no solo como testimonios que se transmiten oralmente, sino además como escritos públicos transformados en libros que corresponden a un momento histórico que debe ser considerado.
Inicio así con una referencia hecha por la historiadora de la Universidad Nacional de Costa Rica, Sara Befeler en Los judíos españoles y su contribución al descubrimiento de América. Cuadernos de estudio: historia. Universidad Nacional II (93), (Costa Rica) 30-32, en donde menciona como Pinto de Lima en el siglo XVI calculaba el hecho de que la población blanca de América tenía sangre judía en un 75%, además de que los conquistadores más importantes descendían de judíos y entre ellos podemos encontrar a Gil González de Ávila, quien fuera Capitán General del Golfo Dulce, abarcando los territorios desde Honduras hasta Costa Rica, perseguido además por el Santo Oficio en México y de el Gobernador del Nuevo Reino de León, Luis de Carvajal, descendiente de criptojudíos portugueses que también fuera víctima de la inquisición junto con casi toda su familia en el año de 1591, por judaizante.
Entonces, retomando el fenómeno histórico anteriormente citado, uno de los escritos a los que me refiero y que me ha llamado mucho la atención sobre este tema, es el libro de la escritora de origen costarricense, descendiente de criptojudíos que expone en su relato una parte de la historia que la mayoría de la población ha dejado de lado. Me refiero a Lo que el río calla. 2014. Nagrela. Madrid. (The Forgetting River en inglés) de la periodista del International Herald Tribune y The New York Times, Doreen Carvajal, donde en un plano completamente diferente, expone su historia familiar de vida desde la época de la Inquisición en América Latina, como descendiente de criptojudíos que aprendieron a convivir en una doble realidad, impensable para la visión de una sociedad supuestamente de origen español, donde la pureza de sangre ibérica y tradiciones religiosas son incuestionables para la mayor parte de sus habitantes, a pesar de que el discurso oficial hable de respeto por la multiculturalidad que conforma al país.
Es así como su relato es fuente importante para que la sociedad costarricense se piense desde otra perspectiva que forma parte indudable de su identidad, la cual no solo es producto de un mestizaje, sino también de las raíces de criptojudíos sefardíes que han conformado su idiosincrasia, desde la llegada de los españoles en la época de la conquista de América.
Por Marisol Chévez Hidalgo – Especial para eSefarad
Licenciada en Filosofía
Universidad de Costa Rica
San José de Costa Rica, 29 03 2015.