El judío de Swazilandia
La historia de cada converso al judaísmo es una interesante travesía de descubrimiento espiritual. En el caso de Natan Gamedze, esa travesía comenzó hace 40 años en Swazilandia, lugar donde él nació, en el seno de una familia real. Gamedze posee una imponente figura de realeza, pero es su capacidad intelectual la que causa una gran impresión. Graduado con honores en Oxford, ha recibido un Magíster en traductorado de la Universidad Wit de Sudáfrica, y ha sido traductor en la Suprema Corte de Sudáfrica.
Su gran habilidad con los idiomas – él domina 13 lenguas – jugó un papel central en su descubrimiento del judaísmo. Después de muchos años de estudio, Gamedze es ahora un rabino y enseña estudios judaicos en el norte de Israel, en la ciudad de Tzefat, en donde vive con su esposa e hijo.
Comencemos verificando los hechos: ¿Es verdad que eres un príncipe africano?
Realmente lo soy. Yo crecí en Swazilandia hasta los 8 años de edad. Es un reino pequeño y cerrado que limita con Sudáfrica y Mozambique, su tamaño es como el de Israel, con sólo un poco más de un millón de habitantes.
¿Tú estabas en la posición de llegar hasta al trono?
Mi abuelo fue rey. Pero los británicos, que colonizaron el sur de África, crearon los estados de Swazilandia, Bosutoland y Bejuanaland. Ellos impusieron límites artificiales y no tomaron en consideración la distribución étnica. Por tanto, en muchos lugares, distintos grupos étnicos fueron agrupados en un mismo estado, y eso es lo que ocurrió con nosotros. Después de eso, los británicos eligieron reconocer a una familia real rival como los gobernantes.
Para ganar nuestra cooperación, ellos hicieron ciertas concesiones a nuestra familia —como otorgarnos puestos ministeriales— y nosotros tenemos una región semi- autónoma dentro de Swazilandia. Mi padre fue el ministro de educación y el embajador para los países de la Comunidad Europea. Hoy en día, es más un jefe supremo que un rey, pero ellos ejercen el poder.
¿Qué lenguas hablas?
Hablo 13 idiomas: francés, alemán, italiano, inglés, hebreo, afrikáans, zulú y otras lenguas africanas. Todos en mi familia hablan por lo menos dos lenguas europeas; mi madre habla 7 u 8 lenguas.
Es bastante inusual, por decir lo menos, que alguien con tus antecedentes haya encontrado su camino en el judaísmo. ¿Cómo ocurrió?
Gamedze: Yo nunca estuve interesado en la religión, por decirlo de alguna manera. Yo estaba interesado en lo que ocurría en el mundo. ¿Cuál es la razón para que estemos aquí? OK. Te levantas por la mañana, comes, vas a trabajar, te das una ducha, miras TV, te vas a dormir, te levantas y comienzas otra vez… Pero, al final de cuentas terminas pensando ¡Hey! ¡Yo hice esto ayer!
Yo sentía que la vida era como estar en una correa transportadora, de la que eventualmente te bajas. Entonces, ¿cuál es el sentido? Yo no podía aceptar eso.
¿Un cuestionamiento existencial?
Sí. En otras palabras, yo no estaba buscando una manera de darle sentido a mi vida, sino que estaba tratando de encontrar qué era lo que estaba pasando, como si fuera un detective. Yo sentía que algo sucedía en este mundo, algo detrás del escenario. Y quería saber qué era.
Si no estabas buscando una religión, entonces, ¿cómo encontraste una?
Un día yo estaba sentado en una aburrida clase de literatura italiana. Creo que estábamos estudiando sobre D’Annuncio. Y así como hacen las personas cuando están aburridas, comencé a mirar a mí alrededor y noté a un muchacho que estaba escribiendo al revés en letras muy graciosas. Entonces, después de la clase le pregunté qué era lo que estaba haciendo. Él me dijo que estaba haciendo su tarea de hebreo. Yo pensé: Eso es realmente interesante. ¡Imagina si yo pudiera escribir así! Pero luego me olvidé del tema.
Un tiempo después, yo necesitaba un crédito más para completar mi título. Quería tomar clases de ruso pero no coincidían con mi agenda, entonces recordé lo del hebreo y puesto que el horario se ajustaba a mis tiempos, comencé a estudiar eso.
Entonces, ¿cuándo fue el momento del “despertar espiritual”?
El primer texto que estudiamos fue el pasaje bíblico del sacrificio de Itzjak. Viniendo de una casa moderadamente cristiana, yo estaba familiarizado con el texto, pero estaba sorprendido de cómo el hebreo parecía contener mucho más de lo que contenía otra lengua. No podía deducirlo.
Pero lo más increíble fue que yo sentí que me estaba diciendo algo sobre mí mismo. Fue como abrir una dimensión interna que quizás muchas personas no saben que existe. No era como un arqueólogo intentando encontrar algo sobre los Incas, un interés que no tiene nada que ver con él mismo. Aquí, yo sentí que el texto me estaba diciendo algo sobre mí mismo. Yo pensé que tenía que ver con el idioma mismo, yo no sabía en ese momento que se trataba de la dimensión religiosa.
¿Y qué pasó a partir de ese momento?
Comencé a descubrir la belleza del judaísmo. Me interesé mucho en el libro de Maimónides Mishné Torá. Yo lo llevaba conmigo y lo leía y le contaba a mis amigos judíos lo que decía (más tarde ellos se hicieron observantes). Era un poco extraño que la persona que los estaba acercando al judaísmo no fuera judía.
Pero fue frustrante. Yo no podía entender por qué tenía tanta sed y amor por el judaísmo, y no era judío. Y, por otro lado, había gente judía a la cual no le interesaba en absoluto el tema. No sólo eso, sino que cuando ellos decidieron interesarse, les fue fácil. La oportunidad estaba allí. Yo me pregunté: ¿Por qué estoy fuera de la escena? Yo no podía entender por qué Dios me había hecho eso.
En ese momento, pensé que lo mejor era alejarme de todo lo concerniente al judaísmo y a los judíos. Entonces, fui a Roma a estudiar. Visité San Pedro y vi las obras de arte. Yo soy un gran fanático de la literatura y el arte italiano. Pero mientras estaba en Roma, todo lo que podía pensar era sobre el sufrimiento de los judíos a manos de los cristianos. No fue muy divertido…
¿Algo así como unas vacaciones romanas arruinadas…?
Sí. Yo había ido a Roma para alejarme de todo eso —Roma es probablemente el lugar “menos judío” del mundo—, pero allí estaba en la habitación de mi hotel, pensando en nada menos que en… ¡los judíos! Pensaba particularmente cómo el judío dice el “Shemá Israel” antes de dar la vida por su fe. En ese momento, yo todavía no había comenzado a cumplir con ninguna observancia judía, pero decidí recitar el “Shemá Israel”, allí… en mi habitación de hotel en San Pedro. Cuando lo hice, sentí una energía que emergía. Mientras lo decía sentí que todas esas personas que habían dado la vida por el judaísmo lo estaban diciendo conmigo. Yo sentí como si fuera un canal a través del cual ellos decían el Shemá. Hasta este día, yo no puedo explicar lo que ocurrió allí. Fue una experiencia poderosa y escalofriante.
Recuerdo que una vez bajé a tomar mi desayuno. Me senté y no pude comer. Y tenía hambre… ¿Qué estaba pasando? Para ese entonces yo ya había asistido a algunas clases de judaísmo en Israel y me acordé que había un día en el año, Iom Kipur, en el cual los judíos no comen. Entonces, fui a mirar en el calendario y, por supuesto, ¡ese día era Iom Kipur! ¡Me estremecí!
Yo les había comentado a mis amigos judíos que, la única manera de considerar convertirme al judaísmo, era si llegaba el día en el cual yo no podría dormir tranquilo en las noches debido a mi situación. Bueno, llegué a eso y decidí convertirme.
¿Esa decisión fue la parte más dura o la más fácil?
Yo sabía que el camino sería extremadamente difícil. Donde sea que fuera en la comunidad judía, sobresaldría como un dedo hinchado, el único muchacho negro en el lugar. Yo no soy la clase de persona que le gusta sobresalir, y desde ese momento cada vez que entré a una sinagoga fue “¿Realmente él es un príncipe africano?”. Qué terrible. Pero tuve una conversación con Dios, y le dije: “Bueno, si esto es lo que Tú quieres, así será”.
A veces las personas tienen altos y bajos en la vida, y no están seguras de que están haciendo lo correcto. Y frecuentemente no hacen lo correcto. Pero por lo menos, en esta decisión, yo estaba seguro de que era la correcta.
¿Alguna vez pudiste responderte por qué Dios “te hizo” esto? ¿Por qué tu camino tendría que ser tan difícil?
Yo sólo descubrí la respuesta hace unos meses atrás. Estaba enseñando una clase sobre Itró (el suegro de Moshé Rabenu), tratando de transmitir qué persona tan especial él fue. Y recordé lo que había escuchado años antes del Rav Moshé Carlebach, quien dijo que la primera vez que la frase “Baruj Hashem” —Bendito es Dios— aparece en la Biblia, es cuando Itró (un converso) alabó a Dios por salvar a los judíos de las manos de los egipcios.
Toda la idea del converso es “bendecir a Dios”, otorgándole así más gloria. Es por eso que el nombre hebreo Itró deriva de la palabra ieter, que significa ‘agregar’. Porque alguien que viene de afuera del pueblo judío, alguien que elige ser judío, le da una gloria adicional a Dios. No es que Dios carezca de algo, pero a nuestros ojos, lo vemos como más.
Mientras decía esto en la clase, escuché una voz interna que me decía: Ahora sabes por qué has tenido que pasar por todo esto: por la gloria adicional. Mi historia no se trata de cuán cómodo es para mí, sino que se trata de glorificar a Dios. Es por eso que yo tuve que ser tan diferente, pues sólo el de afuera, cuyo judaísmo llega con gran dificultad, puede contribuir de esta manera tan especial. La gran pregunta que me acosó durante tantos años fue respondida.
¿Pero aún es difícil?
Lo es, pero ya no lo veo de la misma manera. Después de todo, este mundo es el mundo de Dios y nosotros somos sus criaturas. Con todo el escenario y el fondo hermoso, es casi como una película. Dios se pregunta: “¿Cómo puedo hacer que las personas se interesen en el judaísmo?”. Entonces hace que un príncipe africano entre en la escena y haga que las personas presten atención y reflexionen. Sí, es duro para mí. Pero todo se trata de lo que Dios quiere, no de lo que yo quiero.
Fuente: aishlatino.com