Plovdiv, Bulgaria — Ubicada entre las famosas siete colinas a lo largo de las orillas del río Maritsa, Plovdiv, la ciudad continuamente habitada más antigua de Europa, revela una notable historia judía que se extiende a lo largo de siglos. Conocida como Filipópolis durante el período imperial romano en el siglo III d.C., esta antigua ciudad alberga la única sinagoga antigua de Bulgaria, un sitio que marca el comienzo de un profundo viaje judío.
Este viaje, detallado en el libro de Clive Leviev-Sawyer e Imanuel Marcus *Judíos búlgaros: Historia viva*, rastrea la presencia judía en la región hasta el siglo I d.C., como señaló el filósofo judío helenístico Filón de Alejandría. Los registros históricos, incluida una inscripción latina de finales del siglo II en Oescus, indican comunidades judías organizadas durante el Imperio Romano. Joseph Benatov, profesor de hebreo de la Universidad de Pensilvania, destaca el rico tapiz de la historia judía en Bulgaria, desde los judíos romaniotas del período romano hasta los judíos asquenazíes de los siglos XIII y XIV y, en última instancia, los judíos sefardíes que llegaron siguiendo su Expulsión de España y Portugal a finales del siglo XV.
Los judíos sefardíes, acogidos por el Imperio Otomano, se convirtieron en la comunidad judía dominante en la región y su influencia dio forma a la vida judía durante siglos. A pesar de su vibrante cultura, la comunidad enfrentó desafíos sin precedentes durante la Segunda Guerra Mundial. Sin embargo, la historia de la población judía de Bulgaria destaca en los anales de la historia del Holocausto.
La postura valiente de una nación
Durante el Holocausto, Bulgaria, aliada de la Alemania nazi, desafió las expectativas al salvar a casi 50.000 judíos de la deportación a los campos de exterminio nazis. Este acto de desafío se atribuye a los esfuerzos combinados de ciudadanos comunes, líderes políticos y la Iglesia Ortodoxa Oriental de Bulgaria. El metropolitano Kiril de Plovdiv y el metropolitano Stefan de Sofía desempeñaron papeles fundamentales y Yad Vashem conmemoró sus valientes acciones como Justos de las Naciones. En un audaz acto de desobediencia civil, Kiril condujo a un grupo a la estación de tren de Plovdiv, amenazando con tumbarse en las vías para evitar la deportación de judíos. Esta valentía, de la que se hicieron eco otros líderes búlgaros, evitó el genocidio de la población judía de Bulgaria.
A pesar de estos heroicos esfuerzos, no todos los judíos bajo control búlgaro se salvaron. Aproximadamente 11.343 judíos de los territorios ocupados fueron deportados y murieron en campos nazis. Sin embargo, el legado de los salvados sigue siendo un testimonio de la postura única de Bulgaria durante una época de complicidad generalizada.
Una comunidad renacida
Después de la guerra, la mayoría de los supervivientes judíos de Bulgaria hicieron aliá a Israel. Entre 1947 y 1952, alrededor de 42.000 judíos búlgaros emigraron, con oleadas posteriores durante y después de la era comunista. Hoy en día, la población judía de Bulgaria es pequeña, con estimaciones que oscilan entre 2.000 y 6.000 personas. Sin embargo, la vida judía ha experimentado un resurgimiento, con sinagogas restauradas y centros culturales que conmemoran el legado perdurable de la comunidad.
El espíritu sionista prosperó entre los judíos búlgaros, quienes desempeñaron un papel importante en la defensa de una patria judía. Al llegar a Israel, muchos se establecieron en Jaffa, transformándola en un vibrante centro de la cultura judía búlgara. Esta comunidad, conocida por su sólida ética de trabajo y sus contribuciones a la sociedad israelí, ha dejado una marca indeleble en el Estado moderno de Israel.
Explorando la herencia judía de Bulgaria
Hoy en día, los visitantes de Bulgaria pueden explorar numerosos sitios que reflejan la rica historia y la resistencia de su comunidad judía. Los puntos destacados incluyen la Sinagoga Central de Sofía, una magnífica estructura de estilo árabe, y la Sinagoga Zion Plovdiv, restaurada en 2003. Memoriales y monumentos en todo el país honran a los héroes y víctimas del Holocausto, asegurando que sus historias sean recordadas.
Un sitio particularmente conmovedor es el Monumento a la Gratitud en Plovdiv, que conmemora la prevención de la deportación de judíos de la ciudad en 1943. Además, la transformación de la sinagoga del siglo XIX de Vidin en un centro cultural simboliza el espíritu perdurable de la comunidad.
Conclusión
La historia de los judíos sionistas sefardíes de Bulgaria es un testimonio de resiliencia, coraje y la búsqueda duradera de una patria. Desde las antiguas sinagogas de Plovdiv hasta las vibrantes calles de Jaffa, el viaje de esta comunidad refleja una notable narrativa de supervivencia y renacimiento. Mientras Bulgaria conmemora su historia y las contribuciones de su población judía, el legado de estos judíos sefardíes sigue inspirando y recordándonos el profundo impacto del coraje y la solidaridad frente a la adversidad.