En una triste noticia para la pequeña comunidad judía del Líbano, el ex presidente del Consejo de la Comunidad Judía Libanesa, Isaac Arazi, falleció a la edad de 80 años el martes pasado. Arazi, una figura destacada que abogó incansablemente por la preservación y renovación de la sinagoga Maghen Abraham en Beirut, dejó tras de sí un legado de esfuerzos persistentes y desafíos ineludibles.
La comunidad judía del Líbano ha experimentado un marcado declive a lo largo de los años. De un próspero número de 22,000 antes de la guerra civil que asoló el país de 1975 a 1990, ahora solo quedan alrededor de 30 individuos que practican la fe judía en la nación. Las migraciones hacia Estados Unidos, Brasil y Europa después del establecimiento del Estado de Israel en 1948 contribuyeron significativamente a esta disminución, aunque muchos judíos aún sienten un fuerte vínculo con su tierra natal y regresan con regularidad.
Isaac Arazi se destacó como un defensor incansable de la rehabilitación de la sinagoga Maghen Abraham en el corazón de Beirut. La sinagoga, inaugurada en 1926, es una de las más grandes y ornamentadas en el mundo árabe. A través del liderazgo de Arazi, el Consejo de la Comunidad Judía Libanesa participó activamente en el financiamiento del proyecto, recolectando donaciones para restaurar este importante sitio de culto.
En 2010, la sinagoga fue renovada con la esperanza de revivir la vida comunitaria y atraer a más fieles. Sin embargo, a pesar de los esfuerzos de Arazi y su consejo, la comunidad judía del Líbano no experimentó el renacimiento esperado, y las oraciones en la sinagoga durante el Shabat no se han llevado a cabo desde entonces.
La explosión catastrófica en el puerto de Beirut en agosto de 2020 causó daños menores a la sinagoga, pero fue renovada para reparar los estragos. La historia de la sinagoga Maghen Abraham está marcada por la salida del último rabino en 1977, cuando la mayoría de los judíos libaneses abandonaron el país.
Nagi Georges Zeidan, experto en la comunidad judía del Líbano, compartió en 2020 una perspectiva sombría sobre la situación. Desde el secuestro y ejecución de nueve judíos en 1985, con el paradero de sus cuerpos aún desconocido, la comunidad judía en el Líbano ha vivido con un temor constante por su destino.
Aunque las sinagogas en Trípoli y Sidón se mantienen en pie como testigos de la rica historia judía en el Líbano, la realidad actual plantea desafíos significativos para la continuidad de esta comunidad milenaria. Con la partida de Isaac Arazi, la comunidad judía del Líbano enfrenta un futuro incierto mientras reflexiona sobre su pasado y lucha por preservar su identidad en medio de las complejidades de la historia y la geopolítica regional.