Josef Mengele: Nuevos Archivos Revelan la Audaz Huida y Vida Secreta del «Ángel de la Muerte» en Sudamérica

Impactantes documentos argentinos exponen cómo Josef Mengele, el "Ángel de la Muerte" de Auschwitz, planeó viajar a Alemania en 1959 usando su nombre real. Explora su huida, vida clandestina y la red nazi en Sudamérica.

La historia del siglo XX está marcada por cicatrices imborrables, y pocas tan profundas como las infligidas por el régimen nazi y sus secuaces. Entre las figuras más siniestras de este oscuro capítulo se encuentra Josef Mengele, el infame médico de las SS conocido como el «Ángel de la Muerte» de Auschwitz. Durante décadas, su capacidad para evadir la justicia y vivir en la clandestinidad fue un doloroso recordatorio de las cuentas pendientes de la Segunda Guerra Mundial. Recientemente, la apertura de archivos clasificados en Argentina ha arrojado nueva luz sobre la audacia de Mengele y las redes que le permitieron eludir su captura, revelando incluso un sorprendente intento de viajar a Alemania Occidental usando su propio nombre en 1959. Este artículo profundiza en estos nuevos hallazgos, contextualizando la brutalidad de Mengele, su huida de Europa, su vida en Sudamérica y los persistentes esfuerzos por llevarlo ante la justicia.

El Arquitecto del Horror: ¿Quién fue Josef Mengele?

Para comprender la magnitud de las nuevas revelaciones, es crucial recordar quién fue Josef Mengele y por qué su nombre sigue evocando terror y repulsión. Nacido en 1911 en Günzburg, Baviera, en el seno de una familia próspera dedicada a la fabricación de maquinaria agrícola, Mengele parecía destinado a una vida de privilegios y logros académicos. Estudió medicina y antropología en Múnich, Viena y Bonn, obteniendo doctorados en ambas disciplinas. Sus intereses académicos iniciales se centraron en la genética y la herencia, temas que, bajo la influencia de la ideología nazi, tomarían un cariz profundamente siniestro.

Atraído por la eugenesia y la doctrina de la «higiene racial» promovida por el Tercer Reich, Mengele se unió al Partido Nazi en 1937 y a las Schutzstaffel (SS) en 1938. Su carrera militar inicial lo vio servir como oficial médico en el frente oriental con la 5ª División Panzergrenadier SS Wiking. Fue herido y condecorado, siendo declarado no apto para el combate activo. Este giro del destino lo llevaría al lugar que definiría su infamia: el campo de exterminio de Auschwitz-Birkenau.

Auschwitz: El Laboratorio del Mal del «Ángel de la Muerte»

En mayo de 1943, Mengele fue asignado a Auschwitz, donde rápidamente se ganó su macabro apodo, «Todesengel» o «Ángel de la Muerte». Su presencia en las rampas de selección, donde los trenes cargados de judíos y otras víctimas llegaban, era temida. Con un gesto de su mano, decidía quién sería enviado directamente a las cámaras de gas y quién sería destinado a trabajos forzados o, peor aún, a sus sádicos experimentos «científicos».

Los experimentos de Mengele en Auschwitz son un catálogo de horrores indescriptibles, realizados a menudo sin anestesia y con un desprecio absoluto por la vida y el sufrimiento humano:

  1. Experimentos con Gemelos: Mengele estaba obsesionado con los gemelos, viéndolos como una oportunidad para estudiar la genética y la heredabilidad de ciertas características. Sometía a parejas de gemelos, especialmente niños, a mediciones comparativas, inyecciones de diversas sustancias químicas y tintes en los ojos (intentando cambiar su color), transfusiones de sangre cruzadas, y cirugías innecesarias. Muchos morían a causa de estos procedimientos, y si un gemelo fallecía, Mengele a menudo ordenaba la muerte del otro para realizar autopsias comparativas.
  2. Estudios sobre Enanismo y Anomalías Físicas: Las personas con enanismo (como la familia Ovitz) o cualquier otra anomalía física eran objeto de su morbosa curiosidad. Eran sometidos a exámenes humillantes, extracciones de fluidos y dientes, y estudios radiológicos intensivos.
  3. Experimentos con Mujeres Embarazadas: Realizó vivisecciones y otros procedimientos brutales en mujeres embarazadas antes de enviarlas a las cámaras de gas.
  4. Intentos de Esterilización: Buscaba métodos rápidos y efectivos para la esterilización masiva, experimentando con radiación y productos químicos en hombres y mujeres.
  5. Noma (Cancrum Oris): Investigó esta enfermedad gangrenosa que afectaba a niños desnutridos, especialmente gitanos, aunque sus «investigaciones» no buscaban curar, sino entender la patología en un contexto racial.

Más allá de sus experimentos, Mengele participaba activamente en las «selecciones», no solo en la rampa sino también en el hospital del campo, enviando a la muerte a aquellos que consideraba demasiado débiles para trabajar o recuperarse. Su comportamiento era errático: a veces afable, ofreciendo dulces a los niños antes de enviarlos a sus experimentos o a la muerte, y otras veces explosivamente violento. Esta dualidad, combinada con su apariencia pulcra y su autoridad absoluta, cimentó su imagen como la personificación del mal nazi.

La Huida de Europa: El Comienzo de una Larga Sombra

Con el colapso del Tercer Reich en 1945, Mengele, como muchos otros criminales de guerra nazis, se encontró en una carrera por la supervivencia. A diferencia de figuras más prominentes que fueron rápidamente capturadas o se suicidaron, Mengele logró escurrirse entre las grietas del caos de la posguerra.

Inicialmente, fue capturado por tropas estadounidenses, pero debido a la confusión, a que no estaba en las listas de los más buscados de forma inmediata y, crucialmente, a que no tenía el tatuaje del grupo sanguíneo de las SS (o lo había eliminado), fue liberado bajo una identidad falsa. Durante los siguientes cuatro años, trabajó como peón agrícola en una granja cerca de Rosenheim, Baviera, bajo el alias de Fritz Hollmann, viviendo con el temor constante de ser descubierto.

La clave de su escape definitivo de Europa en 1949 radica en las infames «ratlines» (rutas de ratas). Estas eran redes de escape organizadas que ayudaron a miles de nazis y colaboracionistas a huir de Europa, principalmente hacia Sudamérica, pero también a otros destinos como España, Estados Unidos y Canadá. Estas rutas contaron a menudo con la ayuda, consciente o inconsciente, de diversas organizaciones, incluyendo, según algunos historiadores, elementos dentro del Vaticano (como el obispo Alois Hudal), la Cruz Roja (a través de la emisión de documentos de viaje), y redes de ex-miembros de las SS y simpatizantes nazis.

Mengele, con ayuda financiera de su familia en Alemania y conexiones con estas redes, logró obtener documentos falsos a nombre de «Helmut Gregor». Viajó desde Alemania a Austria y luego a Génova, Italia, un conocido punto de partida de las ratlines. Desde allí, en julio de 1949, abordó un barco con destino a Buenos Aires, Argentina. Este país, bajo el gobierno de Juan Domingo Perón, se había convertido en un refugio relativamente seguro para muchos fugitivos nazis debido a las simpatías de Perón por las potencias del Eje y una política de inmigración laxa hacia ciertos europeos. Se estima que hasta 5.000 nazis encontraron refugio en Argentina.

Vida Clandestina en Sudamérica: Alias, Negocios y una Audacia Creciente

Al llegar a Argentina, Mengele, bajo su alias de Helmut Gregor, inicialmente llevó una vida discreta. Se estableció en Buenos Aires y sus alrededores, conectando con la considerable comunidad alemana y otros nazis expatriados. Durante los primeros años, trabajó en diversos oficios, incluyendo carpintería y venta de maquinaria agrícola fabricada por la empresa familiar, Karl Mengele & Söhne.

A mediados de la década de 1950, Mengele comenzó a sentirse más seguro. Incluso llegó a utilizar su nombre real en ciertas transacciones y documentos. En 1956, obtuvo un permiso de residencia argentino a nombre de Josef Mengele, presentando su certificado de nacimiento real. Más tarde ese mismo año, viajó a Suiza para encontrarse con su hijo Rolf y su excuñada Martha (viuda de su hermano Karl Jr., con quien Mengele se casaría más tarde por poderes). Incluso obtuvo un pasaporte alemán con su nombre verdadero a través de la embajada alemana en Buenos Aires, alegando que su antiguo pasaporte se había perdido. Esta creciente audacia es un testimonio de la protección que sentía, ya sea por la ineficacia de las autoridades, la corrupción o la red de apoyo nazi.

La Solicitud de Viaje de 1959: Un Nuevo Vistazo a la Impunidad Percibida

Es en este contexto de aparente seguridad que se enmarcan las recientes revelaciones de la radio pública alemana MDR, basadas en documentos descubiertos en Argentina. Según esta investigación, Josef Mengele presentó una solicitud para viajar desde Argentina a Alemania Occidental en 1959 utilizando su nombre real. Esta información es asombrosa. En ese momento, ya existían órdenes de arresto en su contra en Alemania Occidental, emitidas precisamente en 1959, aunque no está claro si la solicitud de viaje precedió o sucedió inmediatamente a la orden de arresto específica que desencadenó una búsqueda más seria.

El historiador y experto en nazis Bogdan Musial, en declaraciones a MDR, sugiere que el motivo de este arriesgado plan de viaje era la enfermedad del padre de Mengele en Alemania. Esto indica que Mengele «se sentía lo suficientemente seguro como para usar su verdadera identidad». El Ministerio de Asuntos Exteriores alemán, sin embargo, declaró a MDR que no tenía información que confirmara tal visita, lo que sugiere que, si la solicitud se hizo, el viaje probablemente no se materializó o se hizo de forma clandestina si es que ocurrió.

Estos documentos, parte de los casi 1.850 archivos clasificados recientemente publicados por Argentina, incluyen casi 100 páginas con información detallada sobre la estadía de Mengele en el país y las búsquedas policiales que, eventualmente, se realizaron. Musial afirma que «los documentos muestran que varios países probablemente tenían información más precisa sobre Mengele de lo que se creía». Esto es crucial, ya que durante mucho tiempo se asumió que la identidad de Mengele estuvo excepcionalmente bien protegida. Estas nuevas pruebas sugieren que, al menos durante un período, su paradero y su identidad real eran un secreto a voces en ciertos círculos, y quizás incluso conocido por algunas agencias gubernamentales que no actuaron con la diligencia debida.

La vida de Mengele en Argentina incluyó períodos de relativa prosperidad. Se involucró en negocios, incluyendo una empresa farmacéutica (aunque su participación exacta y la naturaleza de la empresa son objeto de debate), y vivió en barrios acomodados. Sin embargo, esta sensación de seguridad no duraría para siempre.

El Impacto Eichmann y la Huida Continua: Paraguay y Brasil

El punto de inflexión para Mengele y otros nazis en Sudamérica llegó en mayo de 1960 con la audaz captura de Adolf Eichmann, uno de los principales arquitectos del Holocausto, por agentes del Mossad israelí en Buenos Aires. Eichmann fue sacado clandestinamente de Argentina, juzgado en Israel y ejecutado en 1962.

La operación Eichmann sembró el pánico entre la comunidad nazi fugitiva. Mengele, que había estado viviendo con relativa tranquilidad, se dio cuenta de que ya no estaba seguro en Argentina. La publicidad del caso Eichmann también intensificó la presión internacional sobre los países sudamericanos para que localizaran y extraditaran a otros criminales de guerra.

Con la ayuda de simpatizantes nazis, Mengele huyó de Argentina poco después de la captura de Eichmann, probablemente en 1960 o 1961, cruzando la frontera hacia Paraguay. En Paraguay, bajo la dictadura de Alfredo Stroessner (quien tenía ascendencia alemana y era conocido por ofrecer refugio a nazis), Mengele encontró un nuevo santuario, incluso obteniendo la ciudadanía paraguaya bajo el nombre de José Mengele.

Vivió en varias localidades paraguayas, a menudo cerca de la frontera con Brasil, y continuó recibiendo apoyo financiero de su familia y de una red de protectores. Sin embargo, la caza se intensificaba. El famoso cazador de nazis Simon Wiesenthal, junto con el gobierno de Alemania Occidental y el Mossad, estaban tras su pista. Hubo varios casi encuentros y pistas falsas.

A principios de la década de 1960, sintiendo que Paraguay también se volvía demasiado arriesgado, Mengele se trasladó a Brasil. Allí vivió sus últimos años bajo el alias de Wolfgang Gerhard, protegido por una pareja de inmigrantes húngaros, Wolfram y Liselotte Bossert, y por la familia Stammer, también de origen alemán. Su vida en Brasil fue de creciente aislamiento, paranoia y deterioro de su salud. Temía constantemente ser descubierto, y su comportamiento se volvió más errático y difícil para quienes lo rodeaban.

La Caza del «Ángel de la Muerte»: Un Juego del Gato y el Ratón de Décadas

La persecución de Josef Mengele fue una de las cacerías humanas más largas y frustrantes del siglo XX. Varias entidades estuvieron involucradas, con diferentes niveles de intensidad y éxito:

  1. Alemania Occidental: Las autoridades alemanas emitieron órdenes de arresto y solicitudes de extradición. Sin embargo, la cooperación de los gobiernos sudamericanos fue a menudo lenta o inexistente, y las complejidades legales y diplomáticas obstaculizaron los esfuerzos.
  2. El Mossad: Tras el éxito de la operación Eichmann, el Mossad dedicó recursos a la caza de Mengele. Hubo informes de agentes israelíes que estuvieron cerca de capturarlo en varias ocasiones, tanto en Argentina como posteriormente en Brasil. Sin embargo, por diversas razones –prioridades cambiantes, falta de información precisa, el riesgo de operaciones encubiertas en territorio extranjero hostil, y la propia habilidad de Mengele para moverse y cambiar de identidad– nunca lograron atraparlo. Algunos informes sugieren que el Mossad tuvo a Mengele bajo vigilancia en Brasil a principios de los 60, pero decidió no actuar, posiblemente por razones logísticas o por temor a un fracaso que dañara su reputación.
  3. Simon Wiesenthal: El legendario cazador de nazis dedicó gran parte de su vida a rastrear a Mengele. A través de su Centro de Documentación Judía en Viena, recopiló información, presionó a los gobiernos y mantuvo viva la llama de la búsqueda de justicia. Aunque a veces siguió pistas falsas, su persistencia fue fundamental para mantener el caso Mengele en la conciencia pública.
  4. Periodistas e Investigadores: Numerosos periodistas y autores investigaron el paradero de Mengele, publicando artículos y libros que a veces proporcionaban nuevas pistas o reavivaban el interés público.

A pesar de estos esfuerzos, Mengele logró evadir la captura durante 34 años. Varios factores contribuyeron a su éxito en la evasión:
Redes de Apoyo: Contó con una red de simpatizantes nazis y ex-SS en Sudamérica que le proporcionaron refugio, dinero y logística.
Apoyo Familiar: Su familia en Alemania continuó apoyándolo financieramente, lo que le permitió vivir sin tener que trabajar abiertamente y facilitó sus movimientos.
Corrupción y Simpatías Locales: En algunos países y regiones, la corrupción local o las simpatías hacia los nazis pudieron haberle ofrecido una capa adicional de protección.
Habilidad para la Clandestinidad: Mengele era astuto y cauteloso, especialmente después de la captura de Eichmann. Cambiaba de residencia y de apariencia con frecuencia.
Suerte y Fallos de Inteligencia: En varias ocasiones, simplemente tuvo suerte, o los servicios de inteligencia que lo buscaban cometieron errores o carecieron de la información precisa en el momento oportuno.

Muerte en el Exilio y la Confirmación de una Identidad Infame

El 7 de febrero de 1979, mientras nadaba en una playa en Bertioga, Brasil, Josef Mengele sufrió un derrame cerebral y se ahogó. Tenía 67 años. Fue enterrado en el cementerio de Embu das Artes bajo el nombre de «Wolfgang Gerhard», el alias de un simpatizante nazi austriaco que le había cedido su identidad.

Durante años, su muerte permaneció en secreto para el mundo exterior, y los rumores sobre su paradero continuaron circulando. Hubo supuestos avistamientos en diversos lugares, alimentando el mito de su invencibilidad.

La verdad finalmente salió a la luz en 1985. Tras una intensa investigación liderada por autoridades alemanas, estadounidenses e israelíes, y basada en información proporcionada por la familia Bossert y el hijo de Mengele, Rolf (quien lo había visitado en Brasil en 1977), se exhumaron los restos de «Wolfgang Gerhard». Un equipo internacional de científicos forenses, utilizando registros dentales, fotografías del cráneo y, finalmente, pruebas de ADN comparadas con muestras de su hijo Rolf y su esposa Irene, confirmó en 1992, más allá de toda duda razonable, que el hombre enterrado en Embu era Josef Mengele.

La confirmación de su muerte puso fin a una de las cacerías más largas de la historia, pero también dejó un sabor amargo: el «Ángel de la Muerte» había muerto libre, sin haber enfrentado jamás un tribunal por sus crímenes atroces.

Los Archivos Argentinos: Nuevas Piezas en el Rompecabezas de la Impunidad

La reciente desclasificación de casi 1.850 documentos por parte del gobierno argentino representa un paso significativo en la confrontación del país con su propio pasado como refugio de criminales nazis. Estos archivos, ahora disponibles públicamente a través del Archivo Nacional de Argentina, incluyen transacciones bancarias y financieras que muestran cómo los nazis pudieron reasentarse y prosperar, así como registros del Ministerio de Defensa.

Las casi 100 páginas dedicadas a Mengele son particularmente reveladoras. Además de confirmar detalles sobre su estadía y las búsquedas policiales (a menudo tardías e ineficaces), la información sobre su solicitud de viaje a Alemania Occidental en 1959 bajo su propio nombre es un testimonio de la audacia que había alcanzado y, potencialmente, de la negligencia o incluso complicidad de ciertas autoridades que no actuaron sobre la información que poseían.

Estos documentos son vitales no solo para los historiadores, sino también para las víctimas y sus descendientes. Refuerzan la comprensión de cómo operaban las redes nazis en el exilio y hasta qué punto algunos países pudieron haber tenido conocimiento de sus actividades. Organizaciones como el Centro Simon Wiesenthal, que durante décadas han buscado registros relacionados con las «ratlines» y los fugitivos nazis, ven en estas aperturas de archivos una oportunidad para completar el panorama histórico y combatir el negacionismo.

Se estima que hasta 10.000 nazis y otros criminales de guerra fascistas escaparon de la justicia huyendo a Argentina y otros países. Además de Argentina, países como Canadá, Estados Unidos, México, Australia, España y Suiza también recibieron a fugitivos nazis, a veces con el conocimiento o incluso la ayuda de agencias de inteligencia occidentales que, en el contexto de la Guerra Fría, utilizaron a algunos científicos y expertos nazis para sus propios fines, rescatándolos de las órbitas soviéticas.

El Legado de Mengele y la Lucha por la Memoria

La historia de Josef Mengele es un sombrío recordatorio de la capacidad humana para la crueldad extrema y de las complejidades de la justicia internacional. Su vida y su huida plantean preguntas difíciles sobre la responsabilidad, la complicidad y la persistencia del mal.

Las nuevas revelaciones de los archivos argentinos no reescriben fundamentalmente la historia de Mengele, pero sí añaden matices importantes. Subrayan un período en el que se sintió lo suficientemente intocable como para considerar un viaje a Alemania bajo su propio nombre, un acto de osadía que habla volúmenes sobre el ambiente de impunidad que lo rodeaba en ciertos momentos. También apuntan a la posibilidad de que la información sobre su paradero fuera más accesible de lo que se pensaba, lo que plantea interrogantes sobre por qué no se actuó con mayor celeridad y eficacia.

La figura de Mengele se ha convertido en un arquetipo del científico loco y del perpetrador nazi desalmado. Sus crímenes en Auschwitz representan una de las expresiones más depravadas de la ideología nazi, donde la ciencia fue pervertida al servicio del genocidio y la tortura.

Aunque Mengele escapó de la justicia terrenal, la apertura de archivos como los de Argentina contribuye a una forma de justicia histórica. Al sacar a la luz los detalles de su vida en el exilio, las redes que lo protegieron y las fallas en su persecución, se honra la memoria de sus víctimas y se refuerza el compromiso de «Nunca Más».

La lucha por la memoria es continua. Cada documento, cada testimonio, cada investigación, ayuda a construir una imagen más completa del Holocausto y sus secuelas. Es un deber no solo hacia quienes perecieron, sino también hacia las futuras generaciones, para que comprendan las profundidades a las que puede hundirse la humanidad y la importancia de estar siempre vigilantes contra el odio, el fanatismo y la deshumanización.

Conclusión: Una Sombra que Persiste

Josef Mengele, el «Ángel de la Muerte», sigue proyectando una larga sombra sobre la historia. Los nuevos documentos argentinos, que detallan su audaz intento de viajar a Alemania Occidental en 1959 bajo su propio nombre, añaden una capa más a la compleja narrativa de su vida de fugitivo. Revelan un período de confianza, casi de arrogancia, antes de que la captura de Eichmann lo sumiera de nuevo en una clandestinidad más profunda.

Estos hallazgos reafirman la importancia de la transparencia y el acceso a los archivos históricos para comprender plenamente la magnitud de las redes de escape nazis y el grado de conocimiento que pudieron tener diversas entidades sobre sus paraderos. La historia de Mengele no es solo la de un criminal de guerra individual, sino también la de un sistema que permitió y facilitó su huida y supervivencia durante décadas.

Aunque la justicia penal ya no puede alcanzarlo, la justicia histórica sigue su curso. Cada nueva pieza de información nos acerca a una verdad más completa, honrando a las innumerables víctimas de sus atroces experimentos y del Holocausto en su conjunto. La lección de Mengele es una advertencia perenne: la memoria es nuestra herramienta más poderosa contra la repetición de la barbarie, y la búsqueda de la verdad, por dolorosa que sea, es un imperativo moral que no debe cesar. La revelación de estos documentos es un paso más en ese largo camino.

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