La historia judía oculta de la panadería más antigua de Lublin

La Panadería Kuźmiuk en Lublin revela su pasado oculto como un próspero negocio judío, destacando la importancia de preservar la memoria histórica y cultural.

En un rincón tranquilo de la calle Furmańska, en Lublin, Polonia, el amanecer trae consigo el aroma cálido del pan recién horneado que emana de la panadería más antigua de la ciudad. Un cartel anuncia: “Panadería Kuźmiuk desde 1944”. Sin embargo, pocos saben que antes de la apertura de la Panadería Kuźmiuk, este mismo lugar albergaba una próspera panadería judía, regentada por la familia Bajtel, cuya trágica historia quedó sepultada bajo las cenizas del Holocausto.

Un legado olvidado: La panadería Bajtel antes de 1944

Antes de que los nazis exterminaran al 99% de la población judía de Lublin, la panadería Bajtel era reconocida por sus panes de centeno y bollos de cebolla. Mordka y Doba Bajtel, junto con sus hijos, eran los propietarios de este emblemático negocio ubicado en lo que entonces era el histórico barrio judío de Lublin. La panadería no solo era famosa por sus productos, sino también por la dedicación de la familia Bajtel a la comunidad judía local, realizando donaciones regulares a la Yeshivá de Lublin y al Hospital Judío.

Con la invasión nazi en 1939, casi todas las panaderías de Lublin fueron clausuradas, pero la panadería Bajtel continuó operando, aunque bajo la coacción de hornear exclusivamente para los alemanes. Esta situación duró hasta noviembre de 1942, cuando la familia fue deportada y asesinada en el campo de concentración de Majdanek. Ninguno de los Bajtel sobrevivió al Holocausto, y su historia pareció desvanecerse junto con ellos.

El renacimiento de la panadería bajo la familia Kuźmiuk

Después de la guerra, Włodzimierz Kuźmiuk, quien había sobrevivido a la devastación de la Segunda Guerra Mundial, se instaló con su familia en una panadería vacía en Lublin. Fue allí donde, en 1944, horneó su primer lote de pan para alimentar a los habitantes de Lublin durante su primera Navidad tras la liberación de la ciudad de la ocupación nazi. Sin embargo, ni él ni su hijo Sergiusz, que más tarde tomaría las riendas del negocio, sabían que la panadería había pertenecido a la familia Bajtel.

No fue hasta julio de 2017, cuando una mujer llamada Esther Minars, proveniente de Florida, visitó la Panadería Kuźmiuk, que la actual propietaria, Katarzyna Goławski, descubrió la historia oculta del lugar. Minars, descendiente de los Bajtel, reveló que la panadería había sido propiedad de su tío abuelo Mordka y su tía abuela Doba. Este descubrimiento impactó profundamente a Goławski, quien desde entonces ha trabajado para honrar la memoria de los antiguos propietarios.

La historia detrás del cebularz, el «pletzel» judío

Uno de los productos más vendidos de la Panadería Kuźmiuk es el cebularz, una especie de pan plano redondo cubierto con cebolla picada y semillas de amapola. Este pan, conocido como «pletzel» por los judíos de habla yiddish de Lublin, era una especialidad judía antes de la Segunda Guerra Mundial. A pesar de la desaparición casi total de la comunidad judía en Polonia, el cebularz ha perdurado como un vestigio de la rica herencia culinaria judía en la región.

Goławski, consciente de la importancia histórica del cebularz, está trabajando en la impresión de un folleto en hebreo dedicado a la historia de este pan y sus orígenes en la comunidad judía de Lublin, que planea exhibir en la panadería.

El desafío de preservar la memoria en la Polonia contemporánea

La historia de la Panadería Kuźmiuk y de la familia Bajtel es un microcosmos de las tragedias y los desafíos que enfrentaron los judíos en Polonia durante y después del Holocausto. Después de la guerra, muchos supervivientes, como Eva Eisenkeit, madre de Esther Minars, regresaron a sus hogares solo para descubrir que sus propiedades habían sido reasignadas por el gobierno polaco bajo el régimen soviético. Eisenkeit, siendo la única sobreviviente de su familia, decidió no reclamar la panadería y, en cambio, se marchó de Lublin, dejando atrás un pasado lleno de dolor.

En la Polonia contemporánea, la memoria del Holocausto y la rica cultura judía que alguna vez floreció en el país han sido, en gran medida, suprimidas o olvidadas, especialmente durante la era soviética. Hoy en día, aunque aún hay aproximadamente 20,000 judíos en Polonia, muchos de ellos están altamente asimilados y desconectados de sus raíces judías. Este hecho, combinado con la falta de negocios judíos tradicionales, como panaderías, plantea un desafío significativo para la preservación de la memoria histórica.

Reflexiones finales

La Panadería Kuźmiuk no es solo un negocio; es un testimonio viviente de la resiliencia y la capacidad de adaptación en tiempos de extrema adversidad. A medida que Katarzyna Goławski continúa operando la panadería, ahora con el conocimiento del legado judío que precedió a su familia, se enfrenta a la tarea de honrar esa historia mientras mantiene vivo el negocio familiar.

El descubrimiento de la verdadera historia de la Panadería Kuźmiuk es un recordatorio poderoso de la importancia de la memoria y la historia compartida. Es también una llamada de atención sobre la necesidad de preservar y reconocer las contribuciones de las comunidades que fueron destruidas, para que sus legados no se pierdan en el tiempo.

La historia de la Panadería Kuźmiuk, desde sus orígenes como la panadería Bajtel hasta su existencia actual, es un símbolo de la compleja y a menudo dolorosa historia de Polonia. Al igual que el cebularz, que ha perdurado a través de los años, la memoria de la comunidad judía de Lublin sigue viva, aunque fragmentada, esperando ser recordada y honrada por las generaciones futuras.

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