Los judíos de España en 1492

El 31 marzo del año 1492 los Reyes católicos decidieron expulsar a los judíos que residían la península Ibérica, por negarse a convertirse al cristianismo, se le dio un plazo de cuatro meses para abandonar el país.

Les estaba permitido llevarse bienes, pero les prohibía sacar oro, plata, cualquier otra moneda, armas y caballo, por lo que confrontarían muchos problemas para establecer nuevos negocios en otros territorios.

Para ese tiempo se dice que los judíos representaban el cinco por ciento de la población de ese reino, eran cerca de 200 mil personas, de los cuales 50 mil no salieron de España y optaron por convertirse al cristianismo.

Se dice que la verdadera razón para expulsar a los judíos de España, además del recelo histórico de los cristianos contra los hebreos, era acabar con un grupo de poder, que algunos historiadores califican como un Estado dentro del Estado.

Los judíos, tenían predominio en la economía y en la banca y se convirtieron en los prestamistas de los reinos hispánicos, pero los Reyes Católicos deseaban construir un Estado moderno, por lo que consideraron necesario acabar con el poder económico que ellos tenían y sacarlos de los puestos claves que ocupaban en las cortes de Castilla y Aragón.

Los judíos ocupaban puestos administrativos y financieros, como la tesorería en importante hermandad y desde allí erogaron fuertes suma de dinero para financiar guerras en otros Estados.

La mayoría de los expulsados se refugiaron en Portugal, pero pronto se vieron en la misma situación, o se convertían o tenían que abandonar el país, mientras que los que viajaron a África o Génova fueron víctima de la esclavitud.

Esa fue una odisea para los judíos sefarditas que duraría siglos y que generó una nostalgia hacia la tierra de sus antepasados que aún hoy persiste.

Fue en el año 1967, tras el Concilio Vaticano ll, que España revocó la expulsión de 1492 y un año después se edificó la primera sinagoga en España.

En el 2015 el Congreso español sancionó una ley que concede la nacionalidad española a los sefardíes, los descendientes de los judíos hispano-portugueses que vivieron en la península ibérica hasta 1492.

Esta medida busca cinco siglos después, resarcir las consecuencias de esa disposición que obligó a salir del país a miles de judíos, porque se negaron a convertirse al cristianismo o porque España no quería un Estado paralelo al suyo.

Los expulsados de España en 1492, eran descendientes de los expulsados siglos antes en Francia e Inglaterra, pues los regímenes europeos habían hecho lo mismo en el siglo Xll.

La historia establece que el Rey Felipe Augusto de Francia ordenó expulsión y confiscación de bienes en el año 1182 y lo mismo se hizo en 1306, 1321, 1322, y 1394, mientras que la primera expulsión masiva la dictó Eduardo primero de Inglaterra en el año 1290.

La historia como siempre nos enseña que pasó, porque pasó y lo que va a pasar, pues los hechos siempre se repiten, unas veces como comedia y otra como tragedia, Europa entera no encuentra que hacer con los inmigrantes y refugiados que llegan de países que los imperios han desestabilizados.

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