En marzo de 1473, y ante la inquina de parte de la población, muchos judíos conversos cordobeses huyeron hacia Palma del Río y Sevilla. Uno de ellos, Pedro de Herrera, entabló contacto con el Duque de Medina Sidonia para negociar asentarse en la ciudad deGibraltar, que le pertenecía. Hasta allí llegaron muchos cordobeses.
Sus condiciones no eran fáciles de asumir: tendrían que encargarse de lacustodia de la ciudad y estaban obligados a comprar sus casas a los cristianos viejos, que exigieron precios desmesurados. Hasta 4.000 personas llegaron a desplazarse hasta la ciudad, entonces perteneciente a la Corona de Castilla, pero no sin problemas. En 1476 tuvieron que regresar después del ataque del duque de Medina Sidonia a su propia ciudad.
Esta es una de las historias relatadas en la exposición «Sefarad oculto», una reunión de documentos antiguos, con su correspondiente explicación, que recoge cómo fue la relación entre los judíos y los cristianos, y que a partir de cierto momento estuvo marcada por los problemas, pero también por el éxito de la supervivencia y de quienes lograron ocultar su pasado y se integraron en la nueva sociedad a partir del siglo XVI. Se trata de una de las citas con las que la Junta de Andalucía celebra el séptimo centenario de la Sinagoga de Córdoba.
Un niño circuncidado
La exposición tiene documentos de todas las etapas, que se completan con una amplia explicación gráfica a través de paneles. Una buena parte de la muestra se dedica a abordar la presencia de la Inquisición, que se creó en 1478 y que se dedicó a perseguir lasprácticas judaizantes de los nuevos cristianos, es decir, de aquellos sefardíes que se habían bautizado y pasado al cristianismo. A partir de entonces, el miedo a parecer judío se incrementó en la población.
Así lo muestra uno de los documentos, fechado el 18 de julio de 1489. En él, Diego de Palma da testimonio ante la Inquisición de que su madre, Juana Fernández, tuvo un hijo llamado Juan, «el qual nasçió çircuncidado e descubierta su natura», y así lo juraron varios testigos. La familia quería prevenirse de sospechas, porque la ley judía ordena circuncidar a los varones a los ocho días de su nacimiento.
(El Archivo Provincial abre una exposición con documentos sobre la presencia de los sefardíes en Córdoba).
LUIS MIRANDA / CÓRDOBA