Los sefardíes celebran su retorno a Madrid, capital de Sefarad

Esta comunidad judía convoca un encuentro para recordar a sus antepasados expatriados y proclamar su identidad puramente española.

En la Cumbre Global de Erensya se congregaron decenas de sefardíes cuyas familias fueron expulsadas de España hace más de 500 años. Ana Botella, alcaldesa de Madrid, y Alberto Ruiz Gallardón, ex ministro de Justicia y ex alcalde de la ciudad, quisieron acompañarles ayer en la sinagoga de Madrid. También acudieron autoridades religiosas locales y diplomáticos internacionales como el embajador de Israel en España, Alon Bar.

“Somos un pueblo más temporal que espacial”, recordó Ziva Freidkes, presentadora del proyecto Rostros un rudimentario documental que narra la vida de los sefardíes en distintas partes del mundo-, para dar comienzo a un acto reivindicativo. “No importa de dónde vengamos, si es de Seattle, Salónica o Madrid”, añadió Miguel de Lucas, director del Centro Sefarad Israel, organizador de la convocatoria.

La sinagoga Beth Yaacov fue un enclave más de la Cumbre Global Erensya, en la que la comunidad judía aprovechó para felicitarse por su añorado retorno a Sefarad el nombre que otorga la tradición hebrea al territorio que ocupan actualmente España y Portugal. Llegaron representantes de 23 países, como Israel, Grecia o Australia, para apelar a su sentimiento y conciencia española y al recuerdo de los caídos y desterrados por el Reino de Castilla y el de Aragón en 1492 y por el de Navarra en 1498.

Mientras se tramita la aprobación de una ley para reconocer a los sefardíes como ciudadanos españoles, la comunidad judeoespañola celebra su retorno con versos y canciones. “Mi cuna está en Toledo tierra de mis abuelos donde ellos crecieron y un día también se fueron”, recitó David Delmar, emocionando a los asistentes.

“Tanto Alberto como yo”, concluyó Botella, “representamos el cariño y el afecto de Madrid hacia esta comunidad”. Al fin y al cabo, continuó, “en el alma de nuestra ciudad brota el judaísmo”. El acto concluyó con un obsequio que el Centro Sefarad Israel le brindó a la alcaldesa, por momentos desorientada ante la espontánea ovación que llegó de las bancadas.

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