En la España medieval la comunidad judía constituyó unos de los grupos más prósperos de su historia, esto se mantuvo durante el dominio musulmán, y el de los reinos católicos. Sin embargo, en el año 1492 fue ordenada mediante el “Edicto de Granada” la expulsión de los Judíos de España, este decreto fue dictado por los Reyes Católicos de la época con la finalidad de impedir que estos judíos que se encontraban en el país influyeran en los nuevos cristianos, y les hicieran convertirse a judaísmo.
Esta historia está relacionada con la instauración de la inquisición catorce años antes de la Corona de Castilla y nueve de la Corona de Aragón, debido a que fue creada para perseguir a los judeoconversos que seguían practicando su antigua fe.
Judeoconversos, fue el nombre que se le dio en España a toda esa comunidad judía que se convirtió a otra religión por ser víctimas de la constante persecución. Estás conversiones se realizaron en forma masiva del judaísmo al cristianismo, en los reinos cristianos de la península ibérica y por su puesto muchas de estas conversiones eran forzadas.
LOS JUDÍOS SON ATACADOS POR PRIMERA VEZ:
En el año 1391 fue la primera oleada de conversiones debido a crecimiento desmedido de del antijudaísmo cristiano en el Occidente medieval, y la zonas peninsulares no se escaparon de este movimiento, a pesar de las constantes amenazas, los reyes de la época intentaron proteger a la comunidad judía por el importante papel que desempeñaban en sus reinos.
A pesar de la protección que le ofrecían a los judíos, en el siglo XIV se pone fin al período de tolerancia hacia sus creencias, y es en ese momento que comienzan los serios conflictos. Estás tensiones estaban vinculadas con la creencia de que La Peste Negra de esa época era producto de una maldición y castigo por los pecados cometidos por la comunidad de judíos.
En 1391 comienza la real tragedia para los judíos de la península ibérica, cuando las juderías de la Corona de Castilla y de la Corona de Aragón son vilmente asesinadas. En Sevilla, lo incendios, asaltos, saqueos y las matanzas inician en junio, donde cientos de judíos son asesinados, sus casas saqueadas y las sinagogas convertidas en iglesias. Algunos judíos logran escapar; otros, aterrorizados de ser masacrados, piden ser bautizados.
Luego de esto, hacia 1415 apenas cien mil judíos se mantuvieron firmes en su religión en las coronas de Castilla y de Aragón. Como ha señalado Joseph Pérez en su libro Los judíos en España, «el judaísmo español nunca se repondrá de esta catástrofe».
EXPULSIÓN DE LOS JUDÍOS DE ESPAÑA (1492)
Finalizada la guerra de Granada, el 31 de marzo del año 1492 los Reyes Católicos a pesar de a ver intentado proteger a la comunidad judía del reino, firma un decreto de expulsión de los judíos de españa que fue inmediatamente enviado a otras ciudades, villas y señoríos, con las condiciones estrictas de que no fuese puesto en ejecución hasta el 1ro de mayo.
Unos meses antes del acto público organizado por la Inquisición, en el que los condenados por el tribunal reconocían sus pecados y mostraban su arrepentimiento, con el propósito de lograr una reconciliación con la Iglesia católica (conocido también como “auto de fe”) fueron quemados vivos tres conversos y dos judíos condenados por el delito de realizar un ritual contra un niño cristiano (Santo Niño de la Guardia). Esto contribuyó a crear un ambiente propicio para la expulsión.
Según la condiciones del decreto esta expulsión era definitiva, no existía ninguna excepción, ni por edad, residencia o lugar de nacimiento, el plazo para salir era de cuatro meses y en ese tiempo los judíos podrían vender sus bienes inmuebles y llevarse el dinero recaudado de esas ventas en forma de letras de cambio. De no cumplir estas condiciones serían castigados con la pena de muerte y la confiscación de todos sus bienes. Lo mismo le ocurriría a quienes los ayudaran de alguna manera a ocultarse o a guardar sus pertenencias.
Esta brutal expulsión de judíos de España prácticamente termina la historia del Judaísmo español, haciendo que solo se mantengan en existencia de manera muy secreta, siempre bajo amenaza y bajo la mirada crítica de la sociedad. La cantidad de judíos expulsado sigue siendo una interrogante en la historia de España, algunos estudios reflejan cifras de entre 45.000 y 350.000; nada muy exacto.
Algunos historiadores plantan la idea de que la expulsión supuso un duro revés económico y freno el nacimiento del capitalismo para el momento, lo que sería un de las causas de la famosa “decadencia española”. Sin embargo, Joseph Pérez historiador francés con múltiples investigaciones sobre el judaísmo en España indica:
«En vista de la documentación publicada sobre fiscalidad y actividades económicas, no cabe la menor duda de que los judíos no constituían ya una fuente de riqueza relevante, ni como banqueros ni como arrendatarios de rentas ni como mercaderes que desarrollasen negocios a nivel internacional. Es lo que confirma la situación en 1492 y en los años siguientes. La expulsión de los judíos produjo problemas a nivel local pero no una catástrofe nacional. Es a todas luces descabellado atribuir a aquel acontecimiento la decadencia de España y su pretendida incapacidad para adaptarse a las transformaciones del mundo moderno. Todo lo que sabemos ahora demuestra que la España del siglo XVI no era precisamente una nación económicamente atrasada. En términos estrictamente demográficos y económicos, y prescindiendo de los aspectos humanos, la expulsión no supuso para España ningún deterioro sustancial, sino solamente una crisis pasajera rápidamente superada»
¿QUEDAN JUDÍOS EN ESPAÑA?
Actualmente ser judío en España se tornó un poco difícil, y lo es porque hay muy pocos judíos a consecuencia de su historia. Las comunidades de judíos en España no llegan a los 15.000 integrantes según sus propias instituciones judías. En un país de aproximadamente 45 millones de habitantes resulta difícil coincidir con alguno.
Es probable que miles de españoles, si se mantienen en el país, jamás conozcan a un judío en su vida. Además de esto el Diario El País de España indica que el 56% de los estudiantes españoles en secundaria dicen que «estaría poco o nada dispuesto» a trabajar con un judío.
Se estima que para este momento viven en torno a 10.000 judíos en Madrid, y allí también se ubica la sede de la Comunidad Judía como punto de encuentro principal; tanto religioso como social.
ABC.es (periódico digital de España) en su artículo “Las huellas del Madrid” nos explica que el crecimiento en los últimos años de la comunidad judía en España “se remite en gran parte a Argentina, pues muchos judíos emigraron a España tras el golpe militar de Videla, en 1976, y tras las recientes crisis económicas. La Segunda Guerra Mundial provoca igualmente la llegada de numerosos refugiados judíos. En aquellos años, Madrid se configuró como un escenario alternativo de espías y diplomacia encubierta. Como apunte, cabe en esta ruta la confitería Embassy, que actuó como tapadera para salvar a 30.000 judíos del despliegue nazi en la capital, con destino a Portugal.”
No cabe duda que los judíos en España son toda una comunidad sobreviviente de múltiples atropellos que a pesar de todo continúan creyendo en que pueden dejar una marca en ese país.