En 1492 los Reyes Católicos junto con la Inquisición obligaron a los judíos sefardíes a elegir entre la conversión al catolicismo o la expulsión de la península. 522 años después, una ley de reparación histórica espera ver la luz antes de que acabe el año. Los descendientes de aquellos judíos podrán reclamar la nacionalidad española.
Alejandra Abulafia, es una de las 90.000 personas que podrían acogerse a la nueva ley. Junto a ella hemos visitado las calles de Toledo, donde llegó desde Uruguay en busca de las huellas de sus antepasados.
Confiesa que no conoce a nadie que conserve las llaves originales de las casas, pero bromea con la idea de que el actual Museo del Greco albergara la casa de Samuel Leví Abulafia, el tesorero Real de Pedro I El Cruel. Para ella, conseguir la nacionalidad, sería cerrar un círculo.
Las calles de miles de historias
Toledo cuenta con una de las juderías más importantes de España y por eso llegan hasta aquí miles de turistas de origen sefardí. Hemos acompañado a la asociación francesa Akí Estamos, cuyos miembros mantienen la cultura de sus ancestros mediante el ladino o castellano antiguo en el teatro y en la música.
Asistimos a una actuación en el Centro Sefarad de Madrid. Hemos comprobado cómo después de tanto tiempo mantienen el dolor de quien sufrió la persecución y se muestran susceptibles ante la Historia oficial. Algunos ven como un derecho propio la concesión de la nacionalidad.
El reconocimiento de un error
Para conseguir la nacionalidad española deberán acreditarse diferentes aspectos que demuestren la vinculación y el origen sefardí. Una medida política que ha satisfecho a las comunidades judías españolas así como al Estado de Israel.
Desde el Ministerio de Justicia, el ministro Alberto Ruiz-Gallardón justificaba esta ley como una reparación histórica. Aunque no existe un censo concreto, se estima que en el mundo hay cerca de tres millones y medio de judíos sefardíes.
Los “otros” judíos
¿Pero qué pasó con los judíos que no se marcharon? Los judíos conversos conocidos como marranos en la península y como chuetas en Mallorca, sufrieron durante siglos el rechazo popular. Miquel Segura, forma parte de las 15 familias chuetas de Mallorca. Él nos ha explicado por qué, tanto tiempo después, ha decidido regresar a la religión de sus antepasados.
También Emili Muñoz, es de familia de origen converso. Junto a él, visitamos la sinagoga de Palma y el barrio judío, el call, mientras nos confiesa que inquietud por la religión judía le lleva a plantearse un futuro en Israel.
Fuente: rtve.es