En un giro inesperado, los recién llegados que huyeron de los conflictos en Etiopía se encuentran enfrentando una nueva realidad de guerra en Israel. Pocos meses después de su llegada al Estado judío, un grupo de inmigrantes se vio obligado a ser evacuado de un centro de absorción situado cerca de la ciudad fronteriza de Sderot, una zona que ha sido objeto de intensos ataques con cohetes.
La historia de Anagu Walle, su esposo y sus ocho hijos es un testimonio conmovedor de la situación que enfrentan. Huyeron de los enfrentamientos entre milicias armadas y fuerzas de seguridad etíopes en Gondar a principios de este año, viendo a Israel como un salvavidas crucial. Sin embargo, apenas cinco meses después de su llegada al Estado judío, se han visto nuevamente atrapados en medio del conflicto.
«Al llegar, nadie nos advirtió sobre problemas de seguridad», afirmó Walle, quien junto a su familia fue evacuada del centro de absorción de inmigrantes cerca de Sderot en Gaza y trasladada a las colinas Carmel en el norte el 8 de octubre. Su primera experiencia con los ataques de cohetes fue relatada por su sobrina, quien emigró un mes antes que ellos y llegó justo a tiempo para la Operación Escudo y Flecha en mayo, cuando Israel lanzó un ataque selectivo contra tres altos miembros del grupo terrorista Jihad Islámica Palestina en Gaza.

La primera sirena de advertencia que escucharon los dejó paralizados, y tuvieron que buscar refugio rápidamente. Sderot, durante mucho tiempo objetivo de los cohetes lanzados desde Gaza, ha sufrido repetidos ataques desde el inicio del sangriento ataque de Hamás contra Israel el 7 de octubre. La evacuación de los residentes en esta zona fronteriza ya ha comenzado, anticipando una operación terrestre israelí en la Franja de Gaza.
El 8 de octubre, la familia de Walle se unió a 531 nuevos inmigrantes que fueron trasladados en autobús desde el Centro de Absorción de Inmigrantes Ibin. Entre ellos, 451 adultos y 120 niños menores de 12 años fueron alojados en un centro turístico en la comunidad cooperativa religiosa de Nir Etzion, al sur de Haifa, mientras que otros se encuentran en la cercana Zichron Yaakov o en el Park Hotel de Netanya.
En una visita al centro de absorción en Nir Etzion, se observaba a los niños jugando en el césped o resolviendo rompecabezas en el vestíbulo, mientras los padres participaban en juegos de cartas. La Agencia Judía ha desplegado un equipo de 12 personas para brindar apoyo a los recién llegados.
Turu Dabasu, coordinadora del equipo y emigrante de Etiopía, explicó que aquellos inmigrantes que habían estado en Israel durante algún tiempo ya se habían acostumbrado a las sirenas y cohetes de Gaza. Sin embargo, la sorpresiva infiltración de Hamás y las terribles atrocidades perpetradas por los terroristas han conmocionado a todos, independientemente de cuánto tiempo lleven viviendo en el país.
El equipo de apoyo en Nir Etzion, junto con voluntarios de las comunidades circundantes, ha estado realizando diversas actividades para ayudar a los inmigrantes a sobrellevar esta difícil situación. Desde talleres de títeres y risa para los adultos hasta actividades recreativas para los niños, están tratando de crear momentos de alivio en medio de la incertidumbre.
La historia de Mrte y Ermes, dos niños de 12 y 7 años respectivamente, es un ejemplo de las cicatrices emocionales que la guerra ha dejado en estos recién llegados. Se han negado a ir al baño sin la compañía de un adulto, buscando seguridad en medio del caos.
Muchos de los nuevos inmigrantes han huido recientemente de la creciente violencia en sus países de origen. Anagu Walle y su esposo esperaron pacientemente durante 11 años en su ciudad natal de Ismala, en el centro-oeste de Etiopía, y otros nueve meses en Gondar, antes de recibir la autorización para reunirse con su familia extendida en Israel. Dejaron atrás a sus padres ancianos, a su suegra y lo más doloroso, a su hija de 26 años que aún no ha podido unirse a ellos en Israel.
Cuando se les pregunta si lamentan su decisión de venir a Israel en medio del conflicto, Walle responde con determinación: «Ni por un minuto. Nuestra familia está aquí. Y además, somos judíos». A pesar de las adversidades, la esperanza y la resiliencia de estos inmigrantes etíopes siguen siendo su guía en esta nueva y desafiante etapa de sus vidas en Israel.
El conflicto en el Medio Oriente siempre ha sido un desafío complejo y lleno de incertidumbre, y la experiencia de estos inmigrantes etíopes refleja la complejidad de la vida en una región marcada por la inestabilidad. No obstante, la determinación y el sentido de pertenencia de estos nuevos llegados a su tierra ancestral, Israel, son un testimonio del espíritu de resiliencia que ha caracterizado a las comunidades judías a lo largo de la historia.

A medida que el equipo de la Agencia Judía y los voluntarios locales continúan brindando apoyo y asistencia a estos inmigrantes, la comunidad israelí se une en solidaridad. La cultura, la comida y la música tradicional etíope se han convertido en un puente para fomentar la comunicación y el entendimiento entre las comunidades, abriendo un espacio para discutir y abordar las cuestiones más profundas y complejas que estos inmigrantes enfrentan.
La historia de Anagu Walle y su familia, así como la de tantos otros inmigrantes etíopes, es un recordatorio de la importancia de la humanidad y la empatía en medio de situaciones difíciles. Estos inmigrantes no solo buscan seguridad y una vida mejor en Israel, sino también la oportunidad de mantener y celebrar sus raíces culturales y religiosas.
La incertidumbre del conflicto puede parecer abrumadora, pero la esperanza de un futuro mejor y la fuerza de la comunidad siguen siendo motores para seguir adelante. En este momento crítico, Israel y su población demuestran una vez más su capacidad para unirse y apoyarse mutuamente en momentos de adversidad.
La historia de estos inmigrantes etíopes es un recordatorio de la resilencia y el poder de la comunidad en tiempos difíciles. A medida que siguen enfrentando incertidumbres y desafíos, su determinación y esperanza siguen siendo su guía en esta nueva y desafiante etapa de sus vidas en Israel, un lugar que consideran su hogar.