La guerra entre Israel y Hamás continúa generando divisiones profundas dentro del liderazgo político y militar israelí. En un momento crítico del conflicto, el primer ministro Benjamin Netanyahu ha manifestado su apoyo a la ocupación total de la Franja de Gaza, incluso si eso implica poner en riesgo la vida de los rehenes israelíes aún retenidos por el grupo terrorista. Esta postura ha desatado una tormenta política y militar interna sin precedentes desde el inicio de la guerra el 7 de octubre de 2023.
Una reunión decisiva con posturas divididas
El martes, Netanyahu sostuvo una reunión de alto nivel con los principales funcionarios de seguridad para debatir las siguientes fases de la ofensiva militar en Gaza. Durante esta sesión de tres horas, el jefe del Estado Mayor de las Fuerzas de Defensa de Israel (FDI), teniente general Eyal Zamir, presentó diversas opciones para continuar la campaña.
Sin embargo, según múltiples informes en medios hebreos, Netanyahu se inclinó firmemente por un plan de ocupación total del enclave, lo que marcaría un giro dramático en la estrategia militar de Israel. La ocupación completa abarcaría el 25% restante de Gaza que aún no está bajo control israelí. Esta medida podría acercar a las tropas a las zonas donde se cree que Hamás mantiene secuestrados a unos 20 rehenes vivos, aumentando así el riesgo de que estos sean ejecutados.
La postura de Zamir y la fractura con Netanyahu
El informe provocó una creciente tensión entre Netanyahu y Zamir, quien —según fuentes militares— se opone a la operación de ocupación total por considerar que compromete innecesariamente la vida de los rehenes y podría complicar aún más la ya difícil situación humanitaria y diplomática.
La oposición de Zamir al plan del primer ministro fue respondida con dureza por los leales a Netanyahu. Voces del entorno del premier —y del propio Netanyahu— han señalado que, si el jefe de las FDI no está dispuesto a implementar las decisiones del gobierno, debería presentar su renuncia.
Incluso se especula que la reciente exclusión del ministro de Seguridad Nacional, Itamar Ben Gvir, y del ministro de Finanzas, Bezalel Smotrich, de esta reunión clave, fue una maniobra para evitar mayores tensiones dentro del bloque de extrema derecha, que apoya de forma ferviente una ocupación total de Gaza.
Los ataques desde el círculo íntimo del primer ministro
Las críticas a Zamir no solo han llegado desde altos funcionarios del gobierno. Yair Netanyahu, hijo del primer ministro, lanzó una serie de ataques contra el jefe del Estado Mayor desde su residencia en Miami, sugiriendo incluso que Zamir podría estar liderando un intento de golpe militar.
En una publicación en la red social X (antes Twitter), Yair acusó a Zamir de ser el autor intelectual de un mensaje publicado por el periodista Yossi Yehoshua, quien criticó la estrategia de Netanyahu. En sus palabras, si Zamir efectivamente influyó en esa publicación, se trataría de “una rebelión digna de una república bananera centroamericana de los años 70”.
La respuesta del entorno político
La escalada verbal generó reacciones de diversos actores políticos. El ministro de Defensa, Israel Katz, intentó mediar en el conflicto, afirmando que el ejército implementará cualquier política que decida el liderazgo político. Aunque defendió la cadena de mando, su mensaje también sirvió como una sutil advertencia a Zamir.
Por su parte, Gideon Sa’ar, ministro de Asuntos Exteriores, fue el único miembro del gobierno que expresó un respaldo directo a Zamir. “El jefe de Estado Mayor debe expresar su opinión profesional con claridad. No está obligado a reiterar su subordinación al gobierno”, escribió en X.
Desde la oposición, Yair Lapid y Benny Gantz también salieron en defensa de Zamir, criticando los ataques del entorno de Netanyahu y advirtiendo sobre las consecuencias operativas de la falta de unidad entre el liderazgo político y militar.
Riesgos operativos y políticos de una ocupación total
El plan de ocupar por completo Gaza tiene implicaciones sumamente delicadas. Hasta ahora, las FDI han evitado operar en ciertas zonas del enclave para preservar la vida de los rehenes. Hamás ha reiterado que ejecutará a los cautivos si las tropas israelíes se acercan a sus ubicaciones.
La posibilidad de que Israel tome control total del enclave plantea también incertidumbre sobre el futuro de los millones de civiles gazatíes y sobre el trabajo de las organizaciones humanitarias que operan en la zona.
Además, el liderazgo militar considera que una ocupación completa requeriría una presencia prolongada de tropas israelíes, lo que podría derivar en una insurgencia prolongada y en una mayor presión internacional sobre Israel.
El contexto de una guerra devastadora
La actual guerra comenzó el 7 de octubre de 2023, cuando Hamás perpetró un ataque sin precedentes contra Israel, dejando más de 1.200 muertos y tomando más de 250 rehenes. Desde entonces, Israel ha lanzado una intensa campaña militar con el objetivo de derrotar a Hamás, liberar a los rehenes y asegurar que Gaza no vuelva a representar una amenaza.
Según las FDI, alrededor del 75% del territorio de Gaza ya está bajo control israelí. Las fuerzas han matado a más de 20.000 combatientes enemigos, además de eliminar a 1.600 terroristas en territorio israelí durante el ataque inicial.
Sin embargo, el Ministerio de Salud de Gaza, controlado por Hamás, afirma que más de 60.000 personas han muerto o se presume que han muerto, aunque no distingue entre combatientes y civiles.
Objetivos de guerra y responsabilidad política
En una reunión con nuevos reclutas del ejército, Netanyahu reiteró los tres objetivos centrales de la guerra:
- Derrotar completamente a Hamás.
- Liberar a todos los rehenes.
- Asegurar que Gaza no represente más una amenaza.
No obstante, evitó mencionar directamente el plan de ocupación total. Según el periodista Yossi Yehoshua, si el primer ministro realmente planea ejecutar una maniobra tan divisiva, debería “comparecer ante la nación y asumir públicamente la responsabilidad por las posibles muertes de soldados y rehenes”.
¿Un liderazgo fragmentado?
La confrontación entre Netanyahu y Zamir ha puesto de relieve una creciente crisis de liderazgo en el gobierno y el ejército israelí. Para muchos observadores, este enfrentamiento revela una falta de coordinación y cohesión interna en un momento en que el país enfrenta una de las guerras más difíciles de su historia reciente.
El debate sobre la ocupación total de Gaza plantea también una pregunta esencial: ¿debe Israel sacrificar a sus rehenes por una victoria militar total? Para algunos, la seguridad futura del país depende de eliminar completamente a Hamás. Para otros, preservar la vida de los rehenes y evitar un desastre humanitario debe ser prioritario.
Una decisión histórica pendiente
A medida que se acerca la próxima reunión del gabinete, Netanyahu buscará obtener el respaldo formal para su plan. El desenlace de esta decisión definirá no solo el futuro de la guerra en Gaza, sino también la configuración política y militar de Israel en los años venideros.
Por ahora, el conflicto entre Netanyahu y Zamir —que va más allá de una diferencia táctica— refleja una fractura profunda entre lo político y lo profesional, entre la estrategia y la ética, entre la ambición de victoria y el precio humano de la guerra.