El ladino ya está presente en la Real Academia Española
El ladino, la lengua que hablaban los judíos españoles antes de ser expulsados de la península, ya está presente en la Real Academia Española (RAE). Desde el pasado jueves, esta institución cuenta con ocho especialistas en la lengua judeo-española. ‘Nosotros no somos responsables de lo que hizo la Academia en sus tres siglos de historia, pero sí de su futuro, y nos parecía necesario que un fenómeno tan importante como la lengua judeo-española tuviera representación en nuestra institución’, señaló Darío Villanueva, director de la RAE, quien afirma que estos nombramientos no se han hecho a la ligera. ‘Hemos estado más de tres años recabando información en los núcleos sefardíes de todo el mundo sobre los máximos especialistas en esta lengua’. El ladino es el español que se hablaba en la península en el siglo XV, y que ha sido conservado (con algunas variantes) por los judíos que tuvieron que abandonar España (los sefardíes) tras su expulsión por los Reyes Católicos en 1492.
‘El español de estas comunidades ha evolucionado de una manera más lenta que el español de la península, que ya en el siglo XVI sufrió una gran transformación, sobre todo, en los sonidos’, informa Darío Villanueva.
Este español renacentista de los judíos, dada la desconexión con la península y la nostalgia de la tierra, se ha conservado bastante fiel hasta la actualidad, con tan sólo la incorporación de voces de los nuevos lugares donde fueron a vivir, principalmente árabe y turco.
Las comunidades en las que hay mayor número de sefardíes, y se habla (en la familia) el ladino son Israel, Turquía y el norte de África, además de algunas zonas de Latinoamérica. En 1990 las comunidades sefardíes recibieron el Premio Príncipe de Asturias de la Concordia.
La figura de ‘académico correspondiente’, al margen de los miembros que ocupan los 46 sillones alfabéticos, es antigua: data del siglo XIX. Todos los miembros de las 22 academias de la lengua de Hispanoamérica lo son, así como españoles o hispanistas especializados en algunos aspectos del idioma, y pueden asistir a las reuniones de la RAE (con voz y sin voto) cuando se traten materias en las que sean expertos. Su labor es la de asesor.
Fuente: elmundo.es