La Judería De Córdoba: Herencia Cultural de la Tolerancia

La Judería De Córdoba: Herencia Cultural de la Tolerancia
El pueblo Judío habitaba Córdoba antes de la llegada del árabe. Reagrupados en los aledaños de la Puerta de Almodóvar, al norte de la Medina, ejercían libremente el comercio, siendo los encargados de administrar las rentas del Tesoro Público y ejercer cargos relevantes en la corte de los soberanos de Omeyas.

Este es un lugar donde las puertas de las casas no están cerradas, donde los balcones inundados de macetas casi se abrazan apenas separados por escasos metros de calles, donde el blanco de sus fachadas huele a jazmín y a geranios, donde el tiempo más que pasar se quedó allí. La judería es una ciudad aparte, anclada en el tiempo, herencia de una época de tolerancia y equilibrio entre distintas religiones y culturas, que permitió construir las riquezas que inundan la vida de este núcleo del Centro Histórico de la capital.
El pueblo Judío habitaba Córdoba antes de la llegada del árabe. Reagrupados en los aledaños de la Puerta de Almodóvar, al norte de la Medina, ejercían libremente el comercio, siendo los encargados de administrar las rentas del Tesoro Público y ejercer cargos relevantes en la corte de los soberanos de Omeyas.
Durante el transcurso del siglo X, siendo Córdoba la capital española musulmana, se posiciona como uno de los mayores puntos del comercio y el intelecto del mundo.
El esplendor la inunda cuando las culturas judía, musulmana y cristiana conviven en armonía, paz que se vio truncada por la invasión de los cristianos. Tras la reconquista de Fernando III en 1236, el odio racial se fue incrementando hasta que, en 1492, Isabel la Católica ordena su expulsión.
Belleza urbana
Floreciendo desde el siglo XIX los Jardines de la Victoria nos guían hasta la estatua del filósofo Lucio Anneo Séneca, erigida al lado de la Puerta de Almodóvar, una de las tres que se conservan del recinto amurallado medieval junto con la de Sevilla y el Portillo. Tras ella emprendemos la marcha por la calle Judíos realizando nuestra primera parada en el número 12, en la Casa Andalusí. El profesor y arqueólogo Pedro Marfil Ruiz la identifica como “algo más que una casa, es un ambiente vivo y que invita a vivir…” . Cuidadosamente restaurada esta morada reúne todas las características de las viviendas de la judería, con el típico patio interior rodeado de un hermoso vergel. En ella podremos estudiar la fabricación del papel en la Córdoba Califal mediante su exposición permanente.
Avanzando por calle Judíos, en el 20, nos aguarda la Sinagoga, única en Andalucía y la tercera mejor conservada de esa época de todo el país. Tomó forma entre 1314 y 1315 sufriendo varios derribos y reformas. Se accede a ella a través de un patio tras el que podremos ver el vestíbulo, la Sala de Oración y la tribuna desde la que rezaban las mujeres, donde se recoge una pequeña muestra arqueológica. En 1885 obtuvo el título de Monumento Nacional. Frente a la Sinagoga, la Casa Sefarad o Casa de la Memoria, es un centro cultural que recupera la memoria de la tradición sefardi/judeoespañola a lo largo de sus cinco salas donde se representan la vida doméstica, las mujeres de Al-Andalus, la Judería, los ciclos festivos y la música sefardí.
La calle Judíos desemboca en la Plaza de Tiberíades presidida por el recuerdo monumental al celebre médico y filósofo Maimónides , autor del Libro de los aforismos.
Inmediata a la plaza, el antiguo Hospital del Cardenal Salazar, transformado en Facultad de Filosofía y Letras, acoge una exquisita muestra arquitectónica fechada entre los siglos XIV y XV: la Capilla de San Bartolomé de corte mudéjar.
Antes de dejar atrás el barrio de la Judería tendríamos que pasar por dos emplazamientos típicos como la Plaza de Maimónides, cercana a la del Cardenal Salazar y la Calleja de las Flores, un singular y angosto rincón decorado a ambos lados de ventanas y balcones enrejados rebosantes de flores que perfuman el paisaje del turista. Este callejón abierto al pasado se sitúa a pocos metros de un monumento de fama universal La Mezquita Catedral, el templo más ilustre del país y uno de los más relevantes del mundo.
Centro Histórico Monumental
El recorrido por la Judería prácticamente se funde con el resto del Centro Histórico, uno de los más grandes de Europa, declarado en 1994 por la Unesco Patrimonio de la Humanidad. Sería pecado pasar por alto La Mezquita Catedral contigua al antiguo barrio judío, que conquistara la titularidad de Patrimonio Mundial diez años antes. Superando en dimensión a la Gran Basílica de San Pedro en Roma, la Mezquita curiosamente no está orientada hacia la Meca. Su estructura original data del año 785 siendo objeto de reformas para adaptarla a Catedral Cristiana durante 243 años, comenzando en 1523 y concluyendo en 1766.
En su entorno se ubica el Alcázar de los Reyes Cristianos, alojamiento de los monarcas durante 8 años y cuna de la futura Reina de Portugal, la infanta Doña María hija de Isabel la Católica.
Junto al Puente Romano de más de 2.000 años, se alza la Torre de Calahorra. Calificada monumento histórico- artístico, en sus entrañas podemos revivir la pacifica coexistencia de cristianos, judíos y árabes en Córdoba en tiempos de Al-Andalus con el Museo de las Tres Culturas. Desde Las Caballerizas Reales al Patio de los Naranjos, e incluso yendo más allá hasta la Plaza del Potro, citada por Cervantes en El Quijote, allá donde miremos o vayamos , Córdoba desborda historia, exquisita artesanía, lienzos de ensueño y rincones para recordar, no en vano es candidata a Ciudad Europea de la Cultura de 2016.
Andalucía de Viaje. Cristina Muñoz.
Fuente: sefarad-israel.es
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