La conversación de 50 minutos entre los dos líderes el domingo pasado no parece tener el potencial de generar cambios significativos. Rusia ha dejado claro a lo largo del tiempo que ha tomado partido en la región.
Después de salir de la reunión semanal de su gobierno, el Primer Ministro Benjamín Netanyahu se embarcó en una llamada casi de una hora con el Presidente ruso Vladimir Putin. Sin embargo, cualquier expectativa de un cambio en la postura de Rusia se desvaneció rápidamente, ya que ambas partes publicaron sus versiones de la conversación antes de su conclusión.
La oficina de Netanyahu mencionó la crítica a la alianza de Rusia con Irán y expresó su descontento con la posición rusa sobre la guerra de Israel contra Hamás. Además, se discutió la cuestión de los rehenes israelíes en Gaza.
Por otro lado, el Kremlin resaltó la «catastrófica situación humanitaria en la Franja de Gaza» y Putin insistió en que la respuesta militar de Israel no debería tener «consecuencias tan nefastas para la población civil».
Mientras se llevaba a cabo la llamada, el Ministro de Asuntos Exteriores de Rusia, Sergei Lavrov, hablaba en el Foro de Doha, condenando el ataque terrorista de Hamás del 7 de octubre. No obstante, hizo hincapié en que no consideran aceptable castigar colectivamente a los palestinos con bombardeos indiscriminados.
A pesar de condenar el ataque, Rusia mantiene su equilibrio al diferenciar entre las alas armada y política de Hamás. Hamás, a diferencia de otras organizaciones, no está prohibido en Rusia y se mantiene una relación con su ala política desde 2006.
La diferenciación de Rusia entre los aspectos políticos y militantes de Hamás choca con la postura de Israel, que sostiene que los líderes políticos que incitan a la violencia son tan responsables como los perpetradores de los ataques.
Sin embargo, lo más preocupante para Israel es el florecimiento de los lazos ruso-iraníes. Aunque no se ha confirmado oficialmente la venta de aviones y helicópteros de combate de última generación a Irán, la dependencia de Rusia de Irán se está fortaleciendo, especialmente en el ámbito militar.
Con la guerra en Ucrania sin un fin a la vista, la dependencia rusa de países como Turquía e Irán para el comercio y el equipamiento militar probablemente aumentará. Esto pone de manifiesto que, a pesar de los cálidos sentimientos de Putin hacia Israel, los intereses y la realpolitik rusos prevalecen, y las relaciones entre Rusia e Israel podrían distanciarse aún más, ya que pertenecen a bloques geopolíticos opuestos.