Una nueva investigación innovadora realizada en el sitio arqueológico de Nesher Ramla en Israel está arrojando nueva luz sobre las preferencias dietéticas de los primeros humanos que habitaban la región hace unos 100.000 años. Si bien el área era rica en una amplia gama de vida silvestre, incluido ciervos, cabras salvajes, jabalíes, leones e incluso rinocerontes, estos humanos del Paleolítico Medio tenían un gusto notable por una especie en particular: el uro, el antiguo antepasado del ganado moderno. Este descubrimiento revela una comprensión sofisticada del entorno por parte de estos primeros humanos y sus estrategias de caza selectivas.
Hallazgos clave:
- Preferencias dietéticas selectivas: Contrariamente a lo esperado, los primeros humanos en Nesher Ramla se centraron principalmente en la caza de uros, a pesar de la disponibilidad de otras especies animales.
- Análisis arqueológico: Los investigadores analizaron restos de animales, marcas de herramientas de piedra y otros artefactos del sitio de Nesher Ramla para reconstruir las preferencias dietéticas de los primeros humanos.
- Importancia del sitio: Nesher Ramla, también conocido por el descubrimiento de una especie humana previamente desconocida llamada Nesher Ramla Homo, proporciona información valiosa sobre la vida y el comportamiento de los primeros humanos en el Paleolítico Medio.
- Caza estratégica: La preferencia por los uros puede atribuirse a su comportamiento gregario y su presencia en áreas abiertas, lo que hizo que fuera más fácil para los primeros humanos cazarlos de manera eficiente.
- Adaptación y supervivencia: Este estudio destaca la capacidad de los primeros humanos para adaptarse a su entorno y tomar decisiones informadas sobre sus estrategias de subsistencia.
Comenzando el artículo:
Los humanos prehistóricos que deambulaban por lo que ahora es el centro de Israel hace unos 100.000 años tenían un gusto exigente, y un nuevo estudio revela su notable preferencia por el bistec. A pesar de la rica variedad de vida silvestre que les rodeaba, que incluía gacelas de montaña, gamos, cabras salvajes, jabalíes, leones, hienas e incluso rinocerontes, estos primeros humanos se concentraron principalmente en cazar uros, el imponente antepasado salvaje del ganado doméstico actual.
La nueva investigación, publicada en la prestigiosa revista Quaternary Science Reviews, profundiza en los restos arqueológicos del sitio de Nesher Ramla, ubicado estratégicamente al sureste de Tel Aviv. Este sitio, que data del Paleolítico Medio (hace aproximadamente 250.000 a 50.000 años), ha revelado conocimientos cruciales sobre la vida y el comportamiento de los primeros humanos.
«Nesher Ramla presenta una depresión natural llena de aproximadamente ocho metros [26 pies] de sedimentos arqueológicos», explicó Meir Orbach, estudiante de doctorado de la Universidad de Haifa y autor principal del estudio. «En su sección inferior, la evidencia muestra una ocupación humana temprana, mientras que la sección superior no presenta signos de asentamiento humano permanente, solo rastros de actividad animal y visitas humanas ocasionales».
Nesher Ramla: una ventana al pasado
Ubicado en una cantera, Nesher Ramla saltó a la fama hace varios años cuando los investigadores anunciaron el descubrimiento de fósiles pertenecientes a una especie humana previamente desconocida, ahora conocida como Nesher Ramla Homo, que data de entre 120.000 y 140.000 años. Este importante hallazgo solidificó aún más la importancia del sitio como un centro clave para comprender la evolución humana.
Hace unos 100.000 años, Nesher Ramla sirvió como un importante abrevadero estacional, atrayendo animales de todas partes en busca de sustento. Este entorno único presentó a los primeros humanos una gran cantidad de oportunidades de caza, pero sus preferencias dietéticas selectivas revelan una historia fascinante sobre sus estrategias de subsistencia.
Descifrando los secretos en los huesos
Para descubrir las preferencias dietéticas de los primeros humanos de Nesher Ramla, los investigadores se embarcaron en un análisis meticuloso de los restos animales encontrados en el sitio. El proceso implicó identificar las especies animales, examinar los tipos de daño infligido a los huesos (traumatismos) y analizar la composición química y el daño a los dientes de los herbívoros para determinar su dieta y patrones de movimiento. Fundamentalmente, los investigadores buscaron determinar las causas de la muerte de estos animales, ya fuera a través de la depredación humana o de causas naturales.
«Estudié todos los restos de fauna, identifiqué cada pedazo de hueso y lo examiné bajo el microscopio para verificar si las herramientas humanas lo procesaron, si presenta signos de mordeduras de animales, si se quemó o se dejó al sol, etc.», explicó Orbach.
El análisis reveló una sorprendente diferencia entre los niveles superior e inferior del sitio. En el nivel superior, la mayoría de los huesos recuperados permanecieron intactos o mostraban signos de haber sido consumidos por animales carnívoros. Solo una pequeña fracción de los huesos mostraba evidencia de haber sido desmembrados por humanos.
Además del análisis óseo, los investigadores examinaron las herramientas de piedra (líticos) encontradas en el sitio. «Los líticos no se hicieron en el sitio», señaló Orbach, y enfatizó que estos artefactos también proporcionaron información valiosa sobre la historia del sitio y las actividades de sus habitantes.
Los hallazgos sugirieron que el nivel superior de Nesher Ramla representaba una ubicación donde los animales se reunían para beber agua y, a menudo, eran presa de depredadores como hienas y leones. Los humanos, por otro lado, solo cazaban en el sitio de forma ocasional.
Una preferencia por el uro
En marcado contraste con el nivel superior, los niveles inferiores de Nesher Ramla revelaron una imagen muy diferente. «En las capas inferiores de los restos de Nesher Ramla, vemos una prevalencia significativa de uros, los antepasados de las vacas modernas», reveló Orbach. «Esto es cierto para la mayoría de los sitios del Paleolítico Medio donde vivieron los primeros humanos».
La abundancia de restos de uros en los niveles ocupados por humanos sugiere fuertemente que estos primeros humanos tenían una clara preferencia por cazar esta especie en particular. De hecho, el sitio proporciona evidencia convincente de que los uros eran transportados rutinariamente de regreso a los asentamientos humanos para ser procesados y consumidos.
«Por el contrario, en un sitio que solo ocasionalmente ha sido tocado por los humanos, vemos los restos de toda la variedad de especies que viven en la región», explicó Orbach. «Este conjunto actúa como un punto de referencia para evaluar los otros sitios».
¿Por qué el uro? Desentrañando las razones detrás de la preferencia
¿Qué explica la notable preferencia por el uro que muestran los primeros humanos en Nesher Ramla y otros sitios similares del Paleolítico Medio? Los investigadores creen que varios factores contribuyeron a esta elección estratégica.
- Hábitat de área abierta: Los uros, a diferencia de muchas otras especies animales que habitan en la región, tendían a vivir en áreas abiertas en lugar de bosques densos. Este hábitat ofrecía a los primeros humanos una visibilidad y conciencia situacional mejoradas, lo que les permitía planificar sus cacerías de manera más efectiva.
- Comportamiento gregario: Los uros eran animales gregarios, lo que significa que viajaban en grupos grandes. Este comportamiento gregario hizo que fuera más fácil para los primeros humanos apuntar y cazar animales individuales dentro de la manada.
- Rentabilidad: Los uros eran animales grandes, lo que significa que un solo uro podría proporcionar una cantidad sustancial de carne, grasa y otros recursos valiosos. Esta rentabilidad pudo haber convertido a los uros en un objetivo atractivo para los primeros humanos que buscaban optimizar sus esfuerzos de caza.
«Los antiguos humanos del Paleolítico conocían muy bien su entorno», enfatizó Orbach. «La caza en áreas abiertas les permitió ser conscientes de las circunstancias y planificar en consecuencia. Además, perseguir a los animales en manadas era más fácil que las especies solitarias en el bosque».
Si bien los uros eran claramente la especie preferida, los investigadores señalan que los primeros humanos no se limitaban exclusivamente a esta presa. También cazarían ocasionalmente otros animales o buscarían carroña, especialmente cuando tuvieran hambre o necesidad. Esto se alinea con la evidencia encontrada en Nesher Ramla, donde se encontraron restos de otras especies animales junto con los abundantes huesos de uro.
Implicaciones más amplias y direcciones futuras
El estudio de las preferencias dietéticas de los primeros humanos en Nesher Ramla tiene implicaciones significativas para nuestra comprensión de la adaptación humana, las estrategias de subsistencia y la interacción con el medio ambiente durante el Paleolítico Medio. Al arrojar luz sobre las elecciones de presas de estos primeros humanos, obtenemos información valiosa sobre sus capacidades cognitivas, conocimientos ecológicos y habilidades sociales.
Además, esta investigación resalta la importancia de estudiar sitios arqueológicos como Nesher Ramla para reconstruir el pasado y descubrir los secretos de nuestra historia evolutiva. Al combinar análisis arqueológicos, estudios de fauna y otros enfoques científicos, los investigadores pueden reconstruir la vida de nuestros antepasados y obtener una comprensión más profunda de nuestra especie.
De cara al futuro, Orbach planea explorar más a fondo la historia de los rinocerontes en Israel. «Estamos hablando de una especie extinta de rinoceronte», explicó. «Los restos del Paleolítico Medio son más frecuentes que los de otros períodos, e inmediatamente después parecen haber desaparecido de la región. Quiero investigar lo que pasó».
Este esfuerzo de investigación promete proporcionar conocimientos adicionales sobre la ecología del Paleolítico Medio de Israel y los factores que llevaron a la extinción de esta especie de rinoceronte.
Conclusión:
El estudio de las preferencias dietéticas de los primeros humanos en Nesher Ramla proporciona una ventana convincente al pasado, revelando las estrategias de caza selectivas y el conocimiento ecológico sofisticado de estos antiguos homínidos. Su preferencia por el uro, el antepasado del ganado moderno, destaca su capacidad para adaptarse a su entorno, tomar decisiones informadas sobre sus estrategias de subsistencia y explotar eficientemente los recursos disponibles. Esta investigación no solo profundiza nuestra comprensión de la historia humana, sino que también enfatiza la importancia continua de la investigación arqueológica para desentrañar los misterios de nuestro pasado.