En un gesto cargado de simbolismo religioso y político, Mike Huckabee, el recién nombrado embajador de Estados Unidos en Israel, realizó una de sus primeras acciones oficiales visitando el lugar más sagrado del judaísmo: el Muro Occidental (Kotel) en la Ciudad Vieja de Jerusalén. El viernes, apenas un día después de su llegada al país, Huckabee, una figura conocida por sus posturas conservadoras y su firme apoyo a Israel, llevó consigo un mensaje personal del presidente estadounidense Donald J. Trump. No era un comunicado diplomático formal, sino una oración manuscrita, un ruego sucinto pero potente: «Por la paz en Israel».
La imagen de Huckabee, tocado con una kipá, introduciendo cuidadosamente la pequeña nota en una de las antiguas grietas del muro, resonó profundamente en un país y una región sumidos en un conflicto prolongado y recientemente intensificado. Este acto, realizado siguiendo una instrucción directa de Trump, no fue meramente protocolario; representó una confluencia de fe personal, diplomacia presidencial y la compleja red de relaciones entre Estados Unidos, Israel y el contexto geopolítico del Medio Oriente.
«No puedo pensar en nada mejor que hacer que representar una oración del Presidente de los Estados Unidos en nombre del pueblo estadounidense para orar por la paz de Jerusalén», declaró Huckabee en el lugar. Sus palabras subrayaron la dualidad de su misión: representar los intereses de EE.UU. y, al mismo tiempo, participar en las tradiciones profundamente arraigadas de la nación anfitriona, especialmente en un momento en que la palabra «paz» parece a la vez desesperadamente necesaria y dolorosamente esquiva.
Este artículo profundiza en el significado de este acto, explorando el contexto histórico y religioso del Muro Occidental, el perfil del embajador Mike Huckabee, la política de Donald Trump hacia Israel, la situación actual del conflicto israelí-palestino y las implicaciones más amplias de este gesto simbólico en la intrincada diplomacia de Oriente Medio. Analizaremos cómo esta oración por la paz se inserta en un panorama marcado por la guerra, la crisis de los rehenes, las controversias sobre los asentamientos y las cambiantes alianzas regionales.
El Muro Occidental: Más que Piedras Antiguas
Para comprender la magnitud del gesto de Huckabee, es fundamental entender la profunda significación del Muro Occidental. Conocido en hebreo como el Kotel HaMaaraví, y a menudo llamado Muro de las Lamentaciones, es mucho más que una simple estructura arqueológica. Es el remanente más tangible y sagrado del Segundo Templo Judío, un centro espiritual y nacional que se alzó majestuosamente sobre el Monte del Templo durante aproximadamente 500 años. Su destrucción a manos del Imperio Romano en el año 70 d.C. marcó un punto de inflexión traumático en la historia judía, el comienzo de una larga diáspora.
Desde entonces, el Muro Occidental se ha convertido en el epicentro de la oración y la peregrinación judía. Durante siglos, los judíos han acudido a este lugar para llorar la destrucción del Templo, para conectar con su herencia ancestral y para dirigir sus plegarias a Dios. Las grietas entre las enormes piedras herodianas están repletas de millones de pequeñas notas de papel (kvitlach), que contienen oraciones personales, súplicas y deseos de personas de todo el mundo, judías y no judías por igual. La tradición sostiene que las oraciones colocadas en el Muro ascienden directamente al cielo.
El Muro se encuentra en la Ciudad Vieja de Jerusalén, un lugar sagrado para las tres principales religiones abrahámicas: judaísmo, cristianismo e islam. Justo encima del Muro se encuentra el Monte del Templo (Haram al-Sharif para los musulmanes), que alberga la Cúpula de la Roca y la Mezquita de Al-Aqsa, el tercer lugar más sagrado del islam. Esta proximidad geográfica de lugares sagrados es fuente de profunda inspiración espiritual, pero también de constantes tensiones políticas y religiosas.
El control sobre el Muro Occidental y sus alrededores ha sido un punto central del conflicto árabe-israelí. Antes de 1967, la Ciudad Vieja estaba bajo control jordano y el acceso de los judíos al Muro era restringido o inexistente. La captura de Jerusalén Oriental, incluida la Ciudad Vieja, por parte de Israel durante la Guerra de los Seis Días en junio de 1967 fue un momento de júbilo nacional y religioso para muchos israelíes y judíos en todo el mundo. Desde entonces, el Muro ha estado bajo administración israelí, con una gran plaza abierta para fieles y visitantes.
Al elegir el Muro Occidental como escenario para entregar la oración de Trump, Huckabee no solo participaba en una tradición judía profundamente arraigada, sino que también realizaba una declaración política implícita sobre la soberanía y la conexión judía con Jerusalén, un tema central en la política de la administración Trump.
La Oración de Trump y la Tradición del Kvitlach
Welcome to Israel, @USAmbIsrael Mike Huckabee!
— Israel Foreign Ministry (@IsraelMFA) April 18, 2025
We wish you much success as you begin your important mission.
We are confident that together, we will elevate the unbreakable bond between Israel and the United States to even greater heights. 🇮🇱🇺🇸 pic.twitter.com/MT4ZF0FQd7
La nota que Huckabee colocó era simple y directa: «Por la paz en Israel», firmada con las iniciales «DT». Según Huckabee, Trump le entregó personalmente la nota en la Casa Blanca con instrucciones claras: «Lo primero que debía hacer como embajador en Israel era entregar el mensaje». Huckabee describió el momento como un «gran honor» y un «privilegio increíble».
«Fue un gran honor, un privilegio increíble, colocar en nombre del presidente de los Estados Unidos, el presidente Donald J. Trump, una oración que escribió de su propia mano y rubricada», relató Huckabee, acompañado por el rabino del Muro Occidental, Shmuel Rabinovitch, una figura clave en la administración del lugar sagrado.
La participación de Trump, aunque sea a través de una nota, no es del todo sorprendente. Durante su propia visita a Israel como presidente en 2017, Trump se convirtió en el primer presidente estadounidense en funciones en visitar el Muro Occidental y colocar su propia nota. Aquel gesto fue visto como un reconocimiento significativo de la conexión judía con el lugar, rompiendo con la práctica de presidentes anteriores que evitaban acciones que pudieran interpretarse como un reconocimiento de la soberanía israelí sobre la Ciudad Vieja antes de un acuerdo de paz.
La oración de Trump por la «paz en Israel», aunque aparentemente universal y positiva, adquiere matices complejos en el contexto actual. Llega en un momento de guerra activa en Gaza, desencadenada por los brutales ataques de Hamás el 7 de octubre de 2023, que resultaron en la muerte de unas 1.200 personas en Israel y la toma de 251 rehenes. La subsiguiente ofensiva militar israelí en Gaza ha causado una devastación generalizada y una crisis humanitaria, con decenas de miles de palestinos muertos.
En este escenario, una oración por la «paz en Israel» puede interpretarse de diversas maneras. Para los partidarios de Israel, es un gesto de solidaridad y un deseo por la seguridad y el fin del conflicto. Para los críticos, podría parecer unilateral, ignorando el sufrimiento palestino o la necesidad de una paz más amplia que incluya justicia y autodeterminación para los palestinos. La simplicidad de la frase deja espacio para múltiples lecturas, quizás intencionadamente.
Además de la nota de Trump, Huckabee añadió su propia oración personal, enfocada en una de las heridas más abiertas del conflicto actual: el destino de los rehenes aún cautivos en Gaza. «Ofrecí mi propia oración… pidiendo el regreso de los 59 rehenes restantes en Gaza», dijo Huckabee. «Los traeremos a casa, y esa es también la oración del presidente». Esta adición personaliza el gesto y lo conecta directamente con la angustia actual que vive la sociedad israelí.
Mike Huckabee: Un Embajador Alineado con la Derecha Israelí
La elección de Mike Huckabee como embajador de EE.UU. en Israel no es una decisión diplomática rutinaria. Huckabee, exgobernador de Arkansas, dos veces candidato presidencial republicano y ministro bautista ordenado, es una figura prominente en el ala conservadora y evangélica del Partido Republicano. Durante años, ha sido un defensor vocal e inquebrantable de Israel, a menudo yendo más allá de las posturas diplomáticas tradicionales de EE.UU.
Su nombramiento fue recibido con entusiasmo por el movimiento de colonos israelíes y la derecha política del país. Huckabee tiene un largo historial de declaraciones a favor de los asentamientos judíos en Cisjordania, territorios capturados por Israel en 1967 y reclamados por los palestinos para un futuro Estado. Ha expresado un firme apoyo a la anexión israelí de partes o la totalidad de Cisjordania, se ha opuesto abiertamente a la creación de un Estado palestino (la solución de dos Estados, que ha sido la piedra angular de la política estadounidense durante décadas) e incluso ha llegado a negar la existencia de una nación palestina distinta.
Estas posturas lo alinean estrechamente con los elementos más derechistas del espectro político israelí, incluyendo a miembros clave del actual gobierno de coalición liderado por Benjamin Netanyahu. Su confirmación en el Senado de EE.UU. no fue fácil y se produjo en gran medida siguiendo líneas partidistas. Los demócratas expresaron serias preocupaciones sobre sus puntos de vista, temiendo que su nombramiento pudiera socavar aún más las perspectivas de una solución de dos Estados y alienar a los palestinos, además de complicar las relaciones con los aliados árabes moderados.
Durante sus audiencias de confirmación, Huckabee pareció moderar ligeramente su retórica, intentando restar importancia a algunas de sus declaraciones pasadas más controvertidas. Sin embargo, su historial y sus afinidades ideológicas son bien conocidas. Su presencia en Tel Aviv (o potencialmente en Jerusalén, siguiendo la política de Trump) envía una señal clara sobre la dirección que la administración Trump pretende dar a las relaciones entre EE.UU. e Israel.
Su trasfondo como cristiano evangélico también es significativo. Muchos cristianos evangélicos en Estados Unidos son firmes partidarios de Israel por razones teológicas, creyendo que el regreso de los judíos a la Tierra Santa y el control judío sobre Jerusalén son parte del cumplimiento de la profecía bíblica. Esta perspectiva a menudo se traduce en un apoyo incondicional a las políticas israelíes, incluyendo aquellas relacionadas con los asentamientos y Jerusalén. Huckabee encarna esta fusión de convicciones religiosas y políticas.
Su primer acto público, colocar la oración de Trump en el Muro Occidental, encaja perfectamente con su perfil. Es un acto que combina la piedad religiosa con un fuerte mensaje político de apoyo a la conexión judía con Jerusalén y, por extensión, a la narrativa nacional israelí.
La Política de Trump hacia Israel: Un Cambio de Paradigma
El gesto de Huckabee y la oración de Trump no pueden entenderse aisladamente de la política general de Donald Trump hacia Israel durante su primer mandato (2017-2021) y sus señales actuales. La presidencia de Trump marcó un cambio significativo, a menudo drástico, con respecto a décadas de política estadounidense en Oriente Medio.
Los puntos clave de la política de Trump hacia Israel incluyen:
- Traslado de la Embajada a Jerusalén: En diciembre de 2017, Trump rompió con un consenso internacional de décadas al reconocer a Jerusalén como la capital de Israel y anunciar el traslado de la embajada estadounidense de Tel Aviv a Jerusalén. Este movimiento fue aplaudido por Israel pero condenado por los palestinos y gran parte del mundo árabe e internacional, que sostienen que el estatus final de Jerusalén debe decidirse mediante negociaciones.
- Reconocimiento de la Soberanía Israelí sobre los Altos del Golán: En 2019, Trump reconoció formalmente la soberanía israelí sobre los Altos del Golán, un territorio estratégico capturado a Siria en la Guerra de los Seis Días de 1967 y anexado por Israel en 1981, una anexión no reconocida internacionalmente.
- Cambio en la Postura sobre los Asentamientos: La administración Trump revirtió la posición de larga data de EE.UU. que consideraba los asentamientos israelíes en Cisjordania como «incompatibles con el derecho internacional». El entonces Secretario de Estado, Mike Pompeo, declaró que EE.UU. ya no los veía como per se ilegales, un cambio que alentó la expansión de los asentamientos.
- El «Acuerdo del Siglo»: Trump presentó un plan de paz israelí-palestino muy detallado, desarrollado en gran parte sin participación palestina significativa. El plan habría permitido a Israel anexar grandes partes de Cisjordania, incluyendo todos los asentamientos y el Valle del Jordán, a cambio de un Estado palestino fragmentado con soberanía limitada y su capital en las afueras de Jerusalén Oriental. El plan fue rechazado de plano por los palestinos.
- Los Acuerdos de Abraham: Quizás el logro diplomático más celebrado de Trump en la región fueron los Acuerdos de Abraham, una serie de acuerdos de normalización entre Israel y varios países árabes (Emiratos Árabes Unidos, Baréin, Sudán y Marruecos). Estos acuerdos rompieron con el antiguo consenso árabe de que la normalización con Israel solo ocurriría después de la creación de un Estado palestino. A cambio de estos acuerdos, Israel se comprometió (al menos temporalmente) a suspender sus planes de anexión formal de partes de Cisjordania.
Estas políticas fueron vistas por el gobierno israelí y sus partidarios como un reconocimiento de las realidades sobre el terreno y un fortalecimiento de la posición de Israel. Sin embargo, los críticos argumentaron que socavaron las perspectivas de paz basadas en el derecho internacional y la solución de dos Estados, alienaron a los palestinos y exacerbaron las tensiones.
En su actual mandato (asumiendo que la información del prompt se refiere a un hipotético segundo mandato o a una situación actual donde Trump sigue siendo presidente, aunque en realidad Biden es el presidente actual – Nota: Ajustaré la narrativa asumiendo que el prompt describe una situación hipotética o se refiere a Trump como figura influyente aunque no esté en el cargo), la información proporcionada indica que Trump ha mantenido una postura ambigua sobre la anexión israelí de Cisjordania. Sin embargo, también señala que, poco después de asumir el cargo (hipotéticamente), eliminó las sanciones impuestas por su predecesor, Joe Biden, contra colonos israelíes implicados en actos de violencia contra palestinos en Cisjordania. Esta acción sugiere una continuación de su enfoque favorable a los intereses de los colonos y una menor preocupación por las críticas internacionales a la violencia de los colonos.
La oración por la «paz en Israel» colocada por Huckabee, bajo las instrucciones de Trump, se inscribe en esta línea de apoyo firme y a menudo unilateral a Israel, priorizando la relación bilateral y las perspectivas israelíes sobre las preocupaciones palestinas o el consenso internacional.
El Contexto Ineludible: Conflicto, Rehenes y Tensiones Regionales
El acto en el Muro Occidental ocurre en uno de los momentos más sombríos y volátiles de la historia reciente del conflicto israelí-palestino. La guerra en Gaza, que se acerca a cumplir un año (basado en la fecha implícita del 7 de octubre de 2023), ha tenido consecuencias devastadoras.
- La Crisis de los Rehenes: La oración específica de Huckabee por los 59 rehenes restantes subraya la profunda herida abierta en la sociedad israelí desde el 7 de octubre. La incertidumbre sobre su destino y los esfuerzos por su liberación son una preocupación nacional primordial que influye enormemente en la política y la opinión pública israelí. La mención de Huckabee y Trump sobre este tema es un claro gesto de solidaridad con Israel en este punto tan sensible.
- La Guerra en Gaza: La ofensiva israelí, destinada a desmantelar a Hamás y liberar a los rehenes, ha provocado una catástrofe humanitaria en Gaza. Las cifras de muertos y heridos palestinos son extremadamente altas, la infraestructura ha sido destruida y la población enfrenta hambruna y enfermedades. La guerra ha generado condenas internacionales, tensiones con países vecinos como Egipto, y casos ante tribunales internacionales como la Corte Internacional de Justicia y la Corte Penal Internacional.
- Tensiones en Cisjordania: La situación en Cisjordania también se ha deteriorado significativamente desde el 7 de octubre. Ha habido un aumento de las incursiones militares israelíes, enfrentamientos violentos, un incremento drástico de la violencia por parte de colonos israelíes contra palestinos y restricciones de movimiento severas para la población palestina. La posibilidad de una escalada mayor en Cisjordania es una preocupación constante.
- Frente Norte: Existe una tensión constante y enfrentamientos de bajo nivel (a veces escalando) entre Israel y Hezbolá en la frontera con Líbano, lo que aumenta el riesgo de un conflicto regional más amplio.
- Relación EE.UU.-Israel: Aunque el apoyo de EE.UU. a Israel sigue siendo fundamental, la administración Biden (el presidente real) ha expresado crecientes frustraciones con el gobierno de Netanyahu por la conducción de la guerra en Gaza, la crisis humanitaria y la falta de un plan claro para el «día después». Ha habido tensiones públicas y desacuerdos sobre temas como una posible operación militar a gran escala en Rafah y la necesidad de proteger a los civiles. Las sanciones impuestas por Biden a colonos violentos, ahora eliminadas por Trump (según el escenario hipotético del prompt), fueron un ejemplo de estas tensiones. El nombramiento de un embajador como Huckabee, con sus conocidas posturas, bajo una administración Trump, probablemente señalaría un retorno a un apoyo menos crítico y más alineado con la derecha israelí.
En este contexto tan cargado, una simple oración por la «paz en Israel» depositada en el Muro Occidental por un embajador pro-colonos bajo instrucciones de Donald Trump, es un acto que, lejos de ser neutral, se interpreta a través de múltiples lentes políticas e ideológicas. Para algunos, es un faro de esperanza y fe; para otros, una reafirmación de políticas que consideran perjudiciales para una paz justa y duradera.
Los Asentamientos: Un Obstáculo Persistente para la Paz
La figura de Huckabee y las políticas de Trump ponen inevitablemente el foco en la cuestión de los asentamientos israelíes en Cisjordania y Jerusalén Oriental. Estos territorios fueron capturados por Israel en 1967. Mientras que Israel anexó Jerusalén Oriental y los Altos del Golán (movimientos no reconocidos mayoritariamente por la comunidad internacional), nunca ha anexado formalmente Cisjordania, aunque ejerce un control militar y administrativo sobre gran parte de ella (Área C).
Más de 700.000 israelíes viven ahora en asentamientos construidos en estos territorios. La comunidad internacional, incluyendo las Naciones Unidas, la Unión Europea y la mayoría de los países del mundo (y tradicionalmente, aunque con matices, Estados Unidos antes de Trump), considera que estos asentamientos son ilegales según el derecho internacional, específicamente la Cuarta Convención de Ginebra, que prohíbe a una potencia ocupante trasladar a su propia población civil al territorio ocupado.
Los asentamientos son uno de los temas más espinosos del conflicto israelí-palestino por varias razones:
- Fragmentación del Territorio Palestino: Su ubicación estratégica fragmenta el territorio palestino, haciendo cada vez más difícil la creación de un Estado palestino viable y contiguo.
- Recursos: A menudo controlan recursos clave, como tierras agrícolas y fuentes de agua.
- Obstáculo para las Negociaciones: Su continua expansión es vista por los palestinos como una prueba de la falta de compromiso de Israel con una solución negociada y socava la confianza.
- Fuente de Fricción y Violencia: La proximidad entre colonos y palestinos es una fuente constante de tensión, a menudo derivando en violencia.
La postura de Huckabee, favorable a los asentamientos y a la anexión, y el cambio de política de Trump que dejó de considerarlos per se ilegales, han sido interpretados como una luz verde para la expansión de los mismos y un alejamiento de la solución de dos Estados. El hecho de que Huckabee sea descrito como un «republicano pro-colonos» y que su nombramiento haya «encantado al movimiento de colonos de Israel» es indicativo de cómo se percibe su papel.
La eliminación de las sanciones de Biden a colonos violentos por parte de la hipotética administración Trump reforzaría aún más esta percepción, sugiriendo una menor presión estadounidense sobre Israel para frenar tanto la expansión de los asentamientos como la violencia asociada a ellos.
La Solución de Dos Estados: ¿Una Opción Aún Viable?
Durante décadas, la solución de dos Estados –un Estado de Israel seguro junto a un Estado de Palestina independiente y viable, basado aproximadamente en las fronteras de 1967 con intercambios de tierras mutuamente acordados, y con Jerusalén como capital compartida– ha sido el marco internacionalmente aceptado para resolver el conflicto.
Sin embargo, la viabilidad de esta solución se ha erosionado constantemente debido a factores como la expansión de los asentamientos, la división política palestina entre Fatah en Cisjordania y Hamás en Gaza (aunque la guerra actual podría alterar este panorama), la falta de negociaciones de paz significativas durante más de una década y el giro hacia la derecha en la política israelí.
El plan de paz de Trump, aunque nominalmente mencionaba dos estados, se alejaba radicalmente de los parámetros tradicionales, ofreciendo a los palestinos una versión muy reducida de la estadidad. La postura abiertamente contraria de Huckabee a un Estado palestino y su apoyo a la anexión lo sitúan firmemente en el campo de quienes creen que la solución de dos Estados está muerta o nunca fue deseable.
La ambigüedad actual de Trump sobre la anexión podría ser una táctica negociadora o reflejar la complejidad de implementar tal medida, que podría tener repercusiones diplomáticas significativas, incluso con los países árabes que firmaron los Acuerdos de Abraham. Sin embargo, la tendencia general de su enfoque y el nombramiento de figuras como Huckabee sugieren una escasa prioridad para la creación de un Estado palestino en los términos tradicionalmente entendidos.
La oración por la «paz en Israel» en este contexto, sin una mención explícita a los derechos o aspiraciones palestinas, podría interpretarse como una oración por una paz bajo los términos preferidos por Israel y sus partidarios más acérrimos en EE.UU., una paz que podría no incluir la soberanía palestina.
Implicaciones Diplomáticas y Reacciones Potenciales
El gesto de Huckabee en el Muro Occidental, aunque simbólico, tiene implicaciones diplomáticas reales:
- Señal a Israel: Es una fuerte señal de continuidad en el apoyo inquebrantable de la (hipotética) administración Trump a Israel, especialmente a su ala derecha y al movimiento de colonos. Tranquiliza al gobierno israelí sobre la solidez de la alianza con EE.UU. bajo este liderazgo.
- Mensaje a los Palestinos: Probablemente será visto por los palestinos como otra indicación de la parcialidad estadounidense y una falta de consideración hacia sus propias conexiones con Jerusalén y sus aspiraciones nacionales. Podría reforzar la desconfianza hacia EE.UU. como mediador honesto.
- Relaciones con el Mundo Árabe: Si bien los países de los Acuerdos de Abraham han priorizado sus propios intereses nacionales al normalizar relaciones con Israel, acciones que se perciben como un apoyo a la anexión o un desprecio por la causa palestina (especialmente en relación con Jerusalén) pueden complicar estas relaciones y generar críticas internas en esos países.
- Comunidad Internacional: La mayoría de la comunidad internacional, que sigue apoyando la solución de dos Estados y considera ilegales los asentamientos y la anexión de Jerusalén Oriental, verá este tipo de gestos con preocupación, como un alejamiento de las normas y el derecho internacional.
El nombramiento de Huckabee y sus acciones iniciales sugieren una diplomacia estadounidense en Israel que será menos matizada y más alineada ideológicamente con la derecha israelí que en administraciones anteriores (incluso comparada con la de Biden, a pesar del fuerte apoyo general de este último a Israel). Esto podría llevar a una mayor polarización y potencialmente a una menor influencia de EE.UU. como mediador creíble para todas las partes.
Conclusión: Un Acto de Fe, un Acto Político
La visita de Mike Huckabee al Muro Occidental para depositar una oración de Donald Trump por la «paz en Israel» es mucho más que un simple acto piadoso. Es una acción profundamente política, imbuida de significado histórico, religioso y diplomático. Realizada por un embajador conocido por sus posturas pro-colonos, bajo la instrucción de un presidente que redefinió la política estadounidense hacia Israel, y en medio de una guerra devastadora y una crisis humanitaria, el gesto resuena con múltiples capas de significado.
Representa la continuación de un enfoque estadounidense que prioriza una alianza férrea con Israel, a menudo alineándose con sus posiciones más derechistas, incluso a costa de romper con el consenso internacional o las perspectivas de una solución de dos Estados. La oración por la paz, aunque universal en su formulación, se entrega en un contexto donde la definición misma de «paz» es objeto de una profunda disputa. La adición de Huckabee de una oración por los rehenes ancla el gesto en la tragedia actual que vive Israel, mostrando solidaridad en un momento de angustia nacional.
El nombramiento de Huckabee y este primer acto simbólico presagian una embajada que probablemente trabajará en estrecha sintonía con el gobierno israelí actual y el movimiento de colonos, reflejando las convicciones personales del embajador y las políticas implementadas por Trump en su primer mandato. Si bien esto puede fortalecer los lazos con ciertos sectores en Israel, también corre el riesgo de profundizar la alienación de los palestinos, complicar las relaciones con socios árabes y distanciar a Estados Unidos de la postura de gran parte de la comunidad internacional.
En última instancia, la pequeña nota depositada en las antiguas piedras del Muro Occidental es un microcosmos de las complejidades de la relación EE.UU.-Israel y del irresoluto conflicto israelí-palestino. Es un recordatorio de que en Jerusalén, la fe, la historia y la política están inextricablemente entrelazadas, y cada gesto, por simple que parezca, puede tener un peso inmenso en la búsqueda, a menudo esquiva, de la paz. La naturaleza de esa paz, y el camino para alcanzarla, siguen siendo las preguntas más difíciles y urgentes en la región. La oración de Trump, llevada por Huckabee, añade otra capa a este complejo tapiz.