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Presidentes de Israel y Alemania en la Biblioteca Nacional: Un Viaje por la Memoria Compartida, el Dolor Reciente y la Esperanza Futura

Explore la emotiva visita de los presidentes Isaac Herzog y Frank-Walter Steinmeier a la Biblioteca Nacional de Israel, uniendo el recuerdo del 7 de octubre con siglos de historia compartida y lazos culturales.

En un gesto cargado de profundo simbolismo y resonancia histórica, el Presidente de Israel, Isaac Herzog, y el Presidente de Alemania, Frank-Walter Steinmeier, convergieron el martes en la Biblioteca Nacional de Israel en Jerusalén. Esta visita, realizada inmediatamente después del regreso del Presidente Herzog de una visita de Estado a Alemania, no fue un mero acto protocolario, sino un testimonio elocuente de los lazos complejos, a menudo dolorosos, pero inquebrantables, que unen a ambas naciones. Acompañados por figuras clave de la institución, como Sallai Meridor, Presidente del Consejo Directivo de la Biblioteca Nacional, y Oren Weinberg, Director de la biblioteca, los mandatarios se embarcaron en un recorrido que trascendió los muros del edificio para adentrarse en las profundidades de la historia, la memoria y la resiliencia humana.

La visita se erigió sobre dos pilares fundamentales: el solemne recuerdo de las víctimas del brutal ataque terrorista del 7 de octubre y la exploración de los archivos históricos que narran siglos de interconexión judeo-alemana, incluyendo conmovedores lazos familiares personales del propio Presidente Herzog. Este encuentro en la Biblioteca Nacional, un faro de conocimiento y custodio de la memoria colectiva, se convirtió en un poderoso escenario para reflexionar sobre el pasado, confrontar el presente y reafirmar el compromiso con un futuro de entendimiento y cooperación.

El Eco del Dolor: Un Homenaje a las Víctimas del 7 de Octubre

La jornada en la Biblioteca Nacional comenzó con una parada ineludible y profundamente conmovedora: la instalación conmemorativa dedicada a las víctimas del ataque terrorista del 7 de octubre. Este espacio, concebido como un poderoso muro de recuerdo, presenta las fotografías y los nombres de los civiles asesinados y de los soldados de las Fuerzas de Defensa de Israel (FDI) caídos en cumplimiento de su deber. Forma parte de un proyecto de conmemoración nacional más amplio, dirigido por la propia Biblioteca, subrayando su papel no solo como repositorio de historia antigua, sino también como un espacio vivo que procesa y honra los traumas contemporáneos.

La presencia conjunta de los presidentes Herzog y Steinmeier ante este memorial fue un acto de solidaridad y reconocimiento internacional del dolor infligido a Israel. Para el Presidente Herzog, representaba el luto de una nación; para el Presidente Steinmeier, un gesto de empatía y condena al terrorismo por parte de un aliado crucial. Las imágenes de los rostros, cada uno contando una historia truncada, sirvieron como un recordatorio tangible de la barbarie sufrida y la urgente necesidad de recordar para no repetir. La solemnidad del momento fue palpable, un silencio respetuoso que hablaba más que mil palabras sobre la fragilidad de la vida y la crueldad de la violencia.

Este memorial no es simplemente una lista de nombres; es un testimonio de la diversidad de vidas perdidas: jóvenes en un festival de música, familias en sus hogares, valientes soldados defendiendo a sus conciudadanos. La Biblioteca Nacional, al acoger este tributo, se consolida como un espacio donde la memoria nacional se construye y se preserva, asegurando que el sacrificio de estas almas no caiga en el olvido.

Posteriormente, durante su recorrido, los presidentes también se detuvieron ante otra instalación igualmente emotiva titulada «Cada rehén tiene su propia historia». Compuesta por sillas vacías, cada una adornada con la fotografía de uno de los rehenes secuestrados el 7 de octubre, esta obra añade otra capa de angustia y urgencia. Junto a cada fotografía, un libro cuidadosamente seleccionado buscaba representar la historia personal, las pasiones o la profesión del rehén, humanizándolos más allá de su terrible situación y subrayando la individualidad de cada tragedia. Esta poderosa metáfora visual –la silla vacía esperando un regreso, el libro como símbolo de una vida en suspenso– resonó profundamente, recordando al mundo la crisis humanitaria aún en curso y la imperiosa necesidad de su liberación.

La elección de la Biblioteca Nacional como escenario para estos homenajes subraya la conexión intrínseca entre la cultura, la historia y la identidad nacional. Es un lugar donde el pasado informa al presente, y donde las tragedias actuales se inscriben en la larga narrativa de un pueblo.

Tesoros de la Historia Compartida: Puentes de Papel y Tinta a Través de los Siglos

Tras el solemne inicio, la visita se adentró en los vastos archivos históricos de la Biblioteca, donde se revelaron ante los presidentes objetos de un valor incalculable, cada uno tejiendo un hilo en el complejo tapiz de la historia judeo-alemana y la herencia israelí.

Uno de los primeros artefactos presentados fue el Mapa del Trébol de Heinrich Bünting (Kleeblattkarte), datado en 1585 e impreso en Hannover, Alemania. Este mapa no es una representación geográfica precisa en el sentido moderno, sino una obra simbólica y teológica profundamente arraigada en la cosmovisión cristiana medieval tardía. Representa el mundo conocido como una hoja de trébol, con tres continentes –Europa, Asia y África– emergiendo de un punto central. Significativamente, ese punto central es Jerusalén. La presentación de este mapa alemán, que sitúa a Jerusalén en el corazón del mundo, sirvió como un potente recordatorio de la centralidad histórica y espiritual de la ciudad para múltiples fes y culturas, y de cómo la erudición alemana ya en el siglo XVI se ocupaba de la geografía sagrada. Para ambos presidentes, observar este mapa evocaba siglos de fascinación, conflicto y conexión con la Ciudad Santa.

La visita adquirió un cariz intensamente personal para el Presidente Isaac Herzog cuando se le presentó una carta de Esther Goldberg Herzog, hermana de su abuelo, el Rabino Isaac Halevi Herzog, quien fuera el primer Gran Rabino Ashkenazi de Israel. La misiva, fechada el 12 de octubre de 1942, en pleno apogeo del Holocausto, es un desgarrador testimonio de la desesperación y la angustia de una madre. En ella, Esther imploraba al Gran Rabino del París ocupado por los nazis que intercediera para ayudar a liberar a su hija, quien había sido secuestrada por los nazis. Esta carta, un frágil pedazo de papel que sobrevivió a la oscuridad de la Shoá, no solo conectaba al Presidente Herzog directamente con el sufrimiento de su familia durante el Holocausto, sino que también humanizaba la tragedia a una escala íntima y dolorosa. Ver este documento en presencia del Presidente de Alemania, nación responsable de aquellos horrores pero hoy un aliado firme, añadió una capa de complejidad y significado a la interacción, subrayando el largo y arduo camino hacia la reconciliación y la memoria.

Para completar la conexión familiar de los Herzog con la Biblioteca Nacional, se exhibió una fotografía del padre del actual presidente, Chaim Herzog, el sexto Presidente de Israel, visitando la misma Biblioteca en la década de 1980. Esta imagen creaba un puente generacional, mostrando una continuidad en el liderazgo y un aprecio perdurable por la institución como guardiana del patrimonio cultural y la historia del pueblo judío y de Israel. Simbolizaba la profunda imbricación de la familia Herzog en la historia del Estado de Israel y su compromiso con sus instituciones culturales.

Al Presidente alemán, Frank-Walter Steinmeier, se le presentaron artefactos que también resonaban con la historia judeo-alemana y los lazos bilaterales. Uno de los más destacados fue el «Worms Mahzor». Este libro de oraciones litúrgicas (Mahzor) para las festividades judías, según el rito askenazí, es uno de los más antiguos y completos que existen, datado del siglo XIII. Originario de la comunidad judía de Worms, Alemania, una de las cunas del judaísmo askenazí, este manuscrito iluminado es una joya del patrimonio cultural judío europeo. Su historia es aún más conmovedora por el hecho de que fue ocultado y así sobrevivió al Holocausto, cuando tantos otros tesoros culturales judíos fueron saqueados o destruidos. La presentación del Worms Mahzor a Steinmeier fue un recordatorio de la rica vida judía que floreció en Alemania durante siglos, la brutalidad de su aniquilación y la milagrosa supervivencia de algunos de sus vestigios. Subrayaba la responsabilidad histórica de Alemania y la importancia de preservar esta herencia compartida.

Además, para ilustrar los primeros pasos en la compleja relación germano-israelí de la posguerra, se mostraron al Presidente Steinmeier fotografías de la visita de Theodor Heuss, el primer Presidente de Alemania Occidental, a la Biblioteca Nacional en 1960. Esta visita, ocurrida apenas quince años después del fin de la Segunda Guerra Mundial y la revelación de la magnitud del Holocausto, fue un hito crucial en el cauteloso proceso de acercamiento entre ambas naciones. Ver esas imágenes en 2023, con un presidente alemán de pie junto a un presidente israelí en la misma institución, destacaba el largo camino recorrido, desde la desconfianza y el trauma hasta una asociación estratégica y una amistad profunda, aunque siempre consciente de las sombras del pasado.

El Presidente Steinmeier, según se informó, expresó estar profundamente conmovido por estos documentos históricos. La cuidadosa selección de estos artefactos no fue casual; cada uno fue elegido para ilustrar la profundidad, la duración y, a veces, la dolorosa naturaleza de los lazos que continúan vinculando a Israel y Alemania hasta el día de hoy. La Biblioteca Nacional actuó como un conducto, permitiendo que estos ecos del pasado hablaran directamente a los líderes del presente.

Arte, Diálogo y Luz: Un Final Reflexivo

La visita de los presidentes Herzog y Steinmeier culminó con un encuentro con el arte contemporáneo y el diálogo directo. Se detuvieron ante la obra de Micha Ullman titulada «Letters of Light» (Cartas de Luz). Ullman, un reconocido artista israelí de origen alemán, es conocido por sus obras minimalistas pero profundamente conceptuales, que a menudo exploran temas de memoria, ausencia y la relación entre el hombre y la tierra. «Letters of Light», ubicada en un espacio prominente de la Biblioteca, juega con la luz y la sombra, el vacío y la presencia, evocando las letras del alfabeto hebreo, los componentes básicos de los textos sagrados y del conocimiento que alberga la Biblioteca.

La oportunidad de conocer y conversar con el propio artista añadió una dimensión personal y contemporánea a la exploración de la cultura y la historia. Este encuentro simbolizó cómo el legado del pasado continúa inspirando la creación artística en el presente, y cómo el arte puede ofrecer nuevas perspectivas sobre temas complejos como la identidad, la memoria y la reconciliación. La obra de Ullman, con su poética visual, ofreció un espacio para la reflexión silenciosa y la contemplación, un contrapunto sereno a la densidad histórica de los archivos y la crudeza emocional del memorial.

El Significado Profundo de un Encuentro Simbólico

La visita de los presidentes Herzog y Steinmeier a la Biblioteca Nacional de Israel trasciende la mera diplomacia. Fue una poderosa declaración multifacética:

  1. Solidaridad en Tiempos de Crisis: La presencia del Presidente Steinmeier, especialmente su participación en el homenaje a las víctimas del 7 de octubre, fue una manifestación inequívoca de la solidaridad de Alemania con Israel en uno de sus momentos más oscuros. Reafirmó el compromiso de Alemania con la seguridad de Israel como parte de su «razón de Estado».
  2. El Poder de la Memoria Compartida: Al explorar juntos artefactos que narran la historia judeo-alemana –desde la centralidad de Jerusalén en mapas antiguos hasta las tragedias personales del Holocausto y la supervivencia de tesoros culturales como el Worms Mahzor– ambos líderes reconocieron la inextricable conexión entre sus pueblos. Esta memoria compartida, aunque cargada de dolor, es también la base sobre la cual se ha construido una relación única en el mundo.
  3. La Biblioteca Nacional como Testigo y Custodio: La elección de la Biblioteca Nacional como escenario de este encuentro no fue fortuita. Como principal institución de memoria de Israel y del pueblo judío, la Biblioteca es el lugar donde el pasado se preserva, se estudia y se transmite a las futuras generaciones. Albergar este evento subrayó su papel crucial en la conformación de la identidad nacional y en el diálogo intercultural.
  4. Continuidad y Legado: La referencia a las visitas de Chaim Herzog y Theodor Heuss décadas atrás añadió una perspectiva de continuidad. Demostró que, a pesar de los desafíos y las transformaciones, el compromiso con el diálogo y la preservación de la historia ha sido una constante. La visita actual se inscribe en ese legado, proyectándolo hacia el futuro.
  5. Reconocimiento del Trauma y Esperanza de Resiliencia: El foco en el 7 de octubre y en la crisis de los rehenes, junto con los recuerdos del Holocausto, puso de relieve la capacidad del pueblo judío y del Estado de Israel para enfrentar la adversidad, recordar a sus víctimas y seguir construyendo, a menudo a partir de las cenizas.

Implicaciones para las Relaciones Israel-Alemania y el Futuro

Las relaciones entre Israel y Alemania son, por necesidad histórica, excepcionales. Están fundamentadas en el reconocimiento alemán de su responsabilidad por el Holocausto y en un compromiso inquebrantable con la existencia y seguridad del Estado de Israel. Sin embargo, esta relación no es estática; evoluciona con cada nueva generación y se enfrenta a nuevos desafíos.

Visitas como esta son vitales para nutrir esa relación. Permiten a los líderes conectar a un nivel personal, reafirmar valores compartidos y enviar mensajes potentes tanto a sus propias poblaciones como a la comunidad internacional. En un mundo donde el antisemitismo resurge y la memoria histórica a veces se desvanece, actos simbólicos como recorrer juntos los archivos de la Biblioteca Nacional y honrar a las víctimas del terrorismo adquieren una urgencia renovada.

La presencia de Steinmeier, en particular, sirvió para recordar que la Alemania contemporánea se enfrenta a su historia con honestidad y ha forjado una alianza genuina con Israel. Este tipo de diplomacia cultural y de memoria es esencial para educar a las nuevas generaciones en ambos países sobre la importancia de esta relación bilateral y los peligros de la intolerancia y el odio.

Además, el énfasis en los tesoros culturales y los archivos históricos resalta la importancia de la preservación del patrimonio. La Biblioteca Nacional de Israel no es solo un edificio lleno de libros; es un arca de la civilización judía y un centro de investigación que contribuye al conocimiento global. El apoyo y reconocimiento internacional a instituciones como esta son cruciales para su misión.

Conclusión: Un Puente Entre el Pasado Doloroso y un Futuro Compartido

La visita de los presidentes Isaac Herzog y Frank-Walter Steinmeier a la Biblioteca Nacional de Israel fue mucho más que un evento en una agenda diplomática. Fue una peregrinación a través de la memoria, un acto de duelo compartido, un reconocimiento de la profunda e intrincada historia que une a Israel y Alemania, y una reafirmación de los valores que sustentan su amistad en el siglo XXI.

Desde el solemne recuerdo de las víctimas del 7 de octubre y la angustiante realidad de los rehenes, hasta el descubrimiento de mapas centenarios, cartas personales que claman desde el abismo del Holocausto, y libros de oraciones que sobrevivieron a la destrucción, cada momento de la visita estuvo imbuido de significado. La Biblioteca Nacional se erigió como el escenario perfecto para este encuentro, un lugar donde las historias del pasado se encuentran con las urgencias del presente y las esperanzas del futuro.

Al final de su recorrido, al contemplar «Letters of Light» de Micha Ullman, quizás ambos líderes reflexionaron sobre cómo, incluso desde las sombras más oscuras de la historia y el dolor más reciente, la luz del conocimiento, la cultura, la memoria y la humanidad puede seguir brillando, guiando el camino hacia un futuro donde la comprensión mutua y la paz prevalezcan. Esta visita, en su esencia, fue un testimonio de la resiliencia del espíritu humano y de la perdurable fuerza de los lazos construidos sobre la base del recuerdo honesto y el compromiso compartido. Un capítulo más en la continua narrativa de dos naciones entrelazadas por la historia, navegando juntas las complejidades del presente y mirando hacia un horizonte de cooperación y esperanza.

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