Jerusalén, una ciudad cuyo nombre resuena con milenios de historia, fe y conflicto, volvió a ser el centro de atención global cuando el Ministro de Seguridad Nacional de Israel, Itamar Ben-Gvir, realizó una visita de alto perfil al Monte del Templo (conocido en el Islam como Haram al-Sharif) el miércoles previo al inicio de la festividad de Pascua (Pesaj) en 2024. Esta acción, lejos de ser un evento aislado, se inscribe en un patrón de comportamiento del ministro y refleja una tendencia más amplia: un aumento sin precedentes en el número de visitantes judíos al lugar más sagrado del judaísmo, un sitio venerado también como el tercero más sagrado en el Islam. La visita de Ben-Gvir, cargada de simbolismo político y religioso, y el dato de más de 52.000 visitas judías en el año 5784, subrayan la compleja y volátil dinámica que rodea a este epicentro espiritual y geopolítico.
Este artículo profundiza en la reciente visita de Ben-Gvir, analiza el contexto del creciente número de visitas judías, explora la profunda significancia histórica y religiosa del Monte del Templo para el judaísmo (y su importancia para otras fes), y examina las implicaciones de estos desarrollos en el delicado tejido social y político de Jerusalén y la región en general.
Itamar Ben-Gvir: La Vanguardia de la Afirmación Judía en el Monte del Templo
Itamar Ben-Gvir no es una figura política convencional. Líder del partido de extrema derecha Otzma Yehudit (Poder Judío), su carrera política se ha construido sobre una plataforma de nacionalismo religioso, abogando por una postura de seguridad intransigente, la anexión de partes de Cisjordania y, de manera crucial para este contexto, la afirmación de la soberanía y los derechos de oración judíos en el Monte del Templo. Su nombramiento como Ministro de Seguridad Nacional a finales de 2022 fue recibido con preocupación tanto a nivel nacional como internacional, dada su retórica y sus antecedentes, que incluyen condenas por incitación al racismo y apoyo a una organización terrorista.
Desde que asumió el cargo, Ben-Gvir ha hecho del Monte del Templo un punto focal de su agenda pública. Sus visitas al sitio, aunque permitidas bajo el status quo existente que permite a los no musulmanes visitar pero no rezar abiertamente, son inherentemente políticas y a menudo vistas como provocadoras por palestinos y el mundo musulmán. Cada ascenso es una declaración visual de su compromiso con lo que él y sus seguidores ven como la restauración de los derechos judíos plenos en su lugar más sagrado.
Su visita justo antes de la Pascua de 2024 no fue la primera. Ya había ascendido en ocasiones anteriores, incluyendo una visita particularmente significativa durante Tishá B’Av (el día más triste del calendario judío, que conmemora la destrucción del Primer y Segundo Templo) en agosto de 2023 (asumiendo que la referencia de 2024 en el prompt fue un error tipográfico y se refería a un evento pasado). Estas visitas, especialmente en fechas cargadas de significado religioso, amplifican su mensaje y resuenan profundamente entre sus bases de apoyo, al tiempo que encienden las alarmas entre quienes temen una alteración del frágil status quo que ha regido el sitio desde 1967.
La información proporcionada también menciona un alejamiento temporal de Ben-Gvir de su cargo gubernamental a principios de 2024, antes de regresar. Aunque los detalles de esta pausa no se especifican en el material de origen, su regreso y la continuación de sus visitas al Monte del Templo indican que su compromiso con esta causa permanece inalterado y que sigue siendo una fuerza influyente dentro del gobierno israelí en lo que respecta a la política sobre Jerusalén y los lugares sagrados. Su presencia en el Monte, por tanto, no es solo la de un individuo, sino la de un alto funcionario del gobierno israelí cuyas acciones tienen un peso considerable.
El Monte del Templo / Haram al-Sharif: Un Crisol de Santidad y Tensión
Para comprender la magnitud de la visita de Ben-Gvir y el aumento de las visitas judías, es esencial sumergirse en la profunda significancia del Monte del Templo. Para el judaísmo, este lugar es el Har Habayit (Monte de la Casa [de Dios]), el sitio más sagrado sobre la faz de la Tierra. La tradición judía lo identifica inequívocamente como:
- La Ubicación del Primer y Segundo Templo: Construido por el Rey Salomón alrededor del siglo X a.C., el Primer Templo fue el centro de la vida religiosa, política y social judía hasta su destrucción por los babilonios en 586 a.C. Tras el regreso del exilio babilónico, se erigió el Segundo Templo, que fue posteriormente magnificado por Herodes el Grande. Este templo, corazón del culto sacrificial y lugar de peregrinación, fue destruido por los romanos en el año 70 d.C., un evento cataclísmico que marcó el inicio de la diáspora judía prolongada y sigue siendo conmemorado anualmente en Tishá B’Av. El Muro Occidental (Kotel o Muro de las Lamentaciones), un muro de contención exterior del Monte del Templo herodiano, es el vestigio más tangible de aquella época y el lugar de oración judía más importante en la actualidad, precisamente por su proximidad al lugar donde se erigían los Templos.
- El Escenario de la Atadura de Isaac (Akedat Yitzhak): La tradición judía sitúa en el Monte Moriah, identificado con el Monte del Templo, el relato bíblico culminante donde Abraham demostró su fe inquebrantable al estar dispuesto a sacrificar a su hijo Isaac por orden divina (Génesis 22). Este acto es fundamental en la teología judía, simbolizando la devoción absoluta a Dios y el pacto entre Dios y el pueblo judío.
- La Piedra Fundacional (Even Hashtiya): Dentro del área del Templo se cree que se encuentra la «Piedra Fundacional» desde la cual, según la tradición, se creó el mundo y que sirvió como base del Lugar Santísimo (Kodesh HaKodashim) dentro del Templo, donde residía la presencia divina (Shejiná).
- Foco de la Oración y la Esperanza Mesiánica: Desde la destrucción del Segundo Templo, las oraciones judías en todo el mundo se dirigen hacia Jerusalén y, específicamente, hacia el Monte del Templo. La liturgia está repleta de súplicas por la restauración de Jerusalén y la reconstrucción del Templo en la era mesiánica.
Esta centralidad ineludible en la fe y la identidad judía explica por qué el acceso y la posibilidad de orar en el Monte del Templo son temas tan cargados de emoción y significado para muchos judíos religiosos y nacionalistas.
Sin embargo, el mismo recinto es también el Haram al-Sharif (Noble Santuario), el tercer lugar más sagrado del Islam sunita, después de La Meca y Medina. Alberga dos estructuras islámicas icónicas:
- La Mezquita de Al-Aqsa: Mencionada en el Corán en conexión con el Isra y Mi’raj, el Viaje Nocturno y Ascensión del Profeta Mahoma. Es un importante lugar de culto y reunión para los musulmanes.
- La Cúpula de la Roca (Qubbat as-Sakhra): Un santuario impresionante construido sobre la mencionada Piedra Fundacional, que la tradición islámica también venera como el punto desde el cual el Profeta Mahoma ascendió al cielo.
Para los musulmanes, el Haram al-Sharif es un símbolo vital de su presencia histórica y continua en Jerusalén y un pilar de su identidad religiosa y nacional palestina. Cualquier cambio percibido en el control o el carácter del sitio es visto con profunda alarma y a menudo interpretado como una amenaza directa a su fe y patrimonio.
El Status Quo: Desde la Guerra de los Seis Días en 1967, cuando Israel capturó Jerusalén Este (incluida la Ciudad Vieja y el Monte del Templo), ha regido un delicado «status quo». Bajo este acuerdo informal y a menudo disputado:
- La administración diaria y religiosa del complejo está en manos del Waqf Islámico, una institución religiosa financiada y supervisada por Jordania.
- Israel mantiene el control general de la seguridad sobre el Monte y sus accesos.
- Se permite a los no musulmanes (turistas y visitantes judíos) entrar al recinto en horarios específicos y siguiendo rutas designadas.
- Crucialmente, a los no musulmanes se les prohíbe realizar actos de oración explícitos en el Monte para evitar tensiones.
Este status quo es inherentemente frágil y ha sido fuente de fricción constante. Activistas judíos, a menudo respaldados por políticos como Ben-Gvir, desafían las restricciones de oración, mientras que los palestinos y el Waqf protestan contra lo que ven como violaciones israelíes y un intento de erosionar el control musulmán y permitir gradualmente la oración judía, alterando fundamentalmente el carácter del lugar.
Un Récord Histórico: Más de 52.000 Visitas Judías en el Año 5784
La visita de Ben-Gvir se produce en un contexto numérico sorprendente. Según Beyadenu – Return to the Temple Mount, una organización activista que promueve y facilita las visitas judías al Monte del Templo, más de 52.000 judíos ascendieron al sitio durante el año judío 5784 (que abarca aproximadamente desde septiembre de 2023 hasta septiembre de 2024, aunque el dato probablemente cubre hasta la fecha de publicación en primavera de 2024). Esta cifra representa:
- Un aumento del 14% en comparación con el año judío anterior (5783).
- El número más alto registrado de visitantes judíos al Monte del Templo desde que Israel tomó el control del sitio en 1967.
Estos números son significativos y apuntan a una tendencia clara. ¿Qué impulsa este aumento? Varios factores parecen confluir:
- Activismo Organizado: Grupos como Beyadenu y otros similares han trabajado incansablemente durante años para alentar a los judíos a visitar el Monte, proporcionando guías, información halájica (sobre la ley judía) y abogando por mejores condiciones de acceso y derechos de oración. Han logrado normalizar la idea de la visita entre ciertos sectores de la población.
- Cambio en las Opiniones Rabínicas: Históricamente, muchas autoridades rabínicas prominentes prohibían o desaconsejaban encarecidamente subir al Monte del Templo debido a preocupaciones sobre la pureza ritual (la impureza contraída por contacto con los muertos, que requiere una ceremonia de purificación con las cenizas de una novilla roja que hoy no es posible realizar) y la posibilidad de pisar inadvertidamente el área sagrada del Lugar Santísimo. Sin embargo, en las últimas décadas, un número creciente de rabinos, especialmente dentro del sionismo religioso, han emitido fallos que permiten e incluso alientan la visita, argumentando que es una mitzvá (mandamiento) afirmar la presencia judía, siempre que se sigan rutas específicas y se tomen precauciones de pureza (como la inmersión en una mikve – baño ritual).
- Clima Político: La presencia de figuras como Ben-Gvir en posiciones de poder y un gobierno con una fuerte representación de partidos religiosos y nacionalistas ha creado un ambiente percibido como más permisivo o incluso alentador para las visitas judías. Aunque la política oficial de prohibición de la oración no musulmana no ha cambiado formalmente, algunos activistas sienten que la aplicación de esta norma se ha vuelto menos estricta en la práctica, o que hay una mayor voluntad política para defender el derecho de visita.
- Conciencia Creciente: La mayor visibilidad del tema en los medios de comunicación, las redes sociales y el discurso político ha aumentado la conciencia sobre el Monte del Templo y la posibilidad de visitarlo entre el público israelí.
- Factor Generacional: Podría haber un elemento generacional, con jóvenes israelíes más inclinados a explorar y afirmar su conexión con los sitios históricos y religiosos judíos de una manera más directa que generaciones anteriores.
La Experiencia de la Visita Judía: Para un visitante judío, ascender al Monte del Templo implica pasar por estrictos controles de seguridad israelíes en la Puerta Mughrabi (la única entrada designada para no musulmanes). Una vez dentro, los grupos suelen ser acompañados por la policía israelí y a veces por guardias del Waqf. Se les instruye seguir una ruta predeterminada y se les recuerda la prohibición de rezar, inclinarse, cantar, rasgarse las vestiduras u otros actos de culto manifiestos. Sin embargo, muchos visitantes encuentran maneras de rezar discretamente (murmurando salmos, por ejemplo), y los activistas a menudo buscan poner a prueba los límites, lo que puede generar tensiones y confrontaciones con los guardias del Waqf o la policía.
El Debate Interno: Es crucial señalar que la cuestión de ascender al Monte del Templo sigue siendo objeto de un intenso debate dentro del propio mundo judío. Mientras que el movimiento sionista religioso lo ve cada vez más como un imperativo nacional y religioso, la mayoría del mundo Haredi (ultraortodoxo) sigue manteniendo la prohibición rabínica tradicional, considerando que la santidad del lugar y los riesgos de impureza ritual superan cualquier beneficio potencial de la visita en las condiciones actuales.
El Contexto de la Pascua: Peregrinación, Sacrificio y Sensibilidad Agudizada
La elección del momento para la visita de Ben-Gvir, justo antes de Pascua (Pesaj), añade otra capa de complejidad. La Pascua es una de las tres fiestas de peregrinación (Shalosh Regalim) en el judaísmo, junto con Shavuot y Sucot. En tiempos del Templo, los judíos de toda la tierra de Israel (y de la diáspora) viajaban a Jerusalén para ofrecer el sacrificio pascual en el Templo y celebrar la fiesta.
Aunque los sacrificios cesaron con la destrucción del Templo, la conexión de la Pascua con Jerusalén y el Monte del Templo sigue siendo poderosa. Para algunos activistas del Templo, la Pascua es un momento particularmente conmovedor para visitar el Monte y expresar el anhelo por la reanudación del culto completo, incluidos los sacrificios. De hecho, en los últimos años, grupos marginales han intentado realizar simulacros del sacrificio pascual cerca del Monte o incluso introducir clandestinamente un cordero en el recinto, acciones que invariablemente aumentan las tensiones y requieren una fuerte presencia policial para prevenirlas.
Las festividades religiosas importantes, ya sean judías, musulmanas o cristianas, son períodos de máxima sensibilidad en Jerusalén, especialmente en la Ciudad Vieja y alrededor de los lugares sagrados compartidos o disputados. La afluencia de fieles, las emociones intensificadas y las narrativas históricas y religiosas convergentes crean un caldo de cultivo para la fricción. Una visita de alto perfil como la de Ben-Gvir en este preciso momento puede ser interpretada de diversas maneras:
- Como una afirmación de los derechos judíos en vísperas de una fiesta central.
- Como una provocación deliberada destinada a inflamar las tensiones por parte de los críticos.
- Como una medida de seguridad por parte del Ministro responsable, aunque su presencia misma sea contenciosa.
Independientemente de la intención, el efecto suele ser un aumento de la vigilancia, una mayor presencia de seguridad y una atención mediática intensificada, lo que subraya la volatilidad inherente al sitio.
Implicaciones Políticas, Religiosas y de Seguridad
Los desarrollos en el Monte del Templo tienen ramificaciones que se extienden mucho más allá de los muros de la Ciudad Vieja:
- Política Interna Israelí: La cuestión del Monte del Templo es un barómetro de las corrientes políticas internas en Israel. La creciente influencia de los partidos religiosos y de extrema derecha ha empujado el tema hacia el centro del debate. Las acciones de Ben-Gvir fortalecen su posición entre sus votantes, pero también pueden crear tensiones dentro de la coalición de gobierno si sus acciones son percibidas como demasiado arriesgadas o desestabilizadoras.
- Relaciones Internacionales: Jordania, como custodio oficial de los lugares sagrados musulmanes en Jerusalén bajo el acuerdo de paz con Israel, reacciona sensiblemente a cualquier cambio percibido en el status quo. Las visitas de funcionarios israelíes o el aumento de visitantes judíos suelen provocar condenas de Amán y del mundo árabe y musulmán en general. Estados Unidos y la Unión Europea también siguen de cerca la situación, preocupados por la estabilidad y el potencial de escalada de violencia.
- Conflicto Israelí-Palestino: El Monte del Templo / Haram al-Sharif es quizás el punto más inflamable del conflicto. Para los palestinos, es un símbolo nacional y religioso fundamental. Los temores de que Israel intente cambiar el status quo, dividir el sitio o permitir la oración judía son profundos y han sido un detonante de violencia en el pasado, incluyendo la Segunda Intifada (que estalló tras una visita del entonces líder de la oposición Ariel Sharon al Monte en el año 2000) y tensiones recurrentes. El aumento de las visitas judías y la retórica de figuras como Ben-Gvir alimentan estas preocupaciones.
- Libertad Religiosa vs. Estabilidad: El debate sobre el Monte del Templo encapsula la difícil tensión entre el principio de libertad religiosa (el derecho de los judíos a rezar en su lugar más sagrado) y la necesidad pragmática de mantener la paz y la estabilidad en un lugar con una historia tan compleja y reclamaciones contrapuestas. Cualquier intento de alterar el status quo, incluso si se justifica en términos de derechos religiosos, conlleva un riesgo significativo de conflicto.
- El Futuro del Sitio: A largo plazo, existen visiones radicalmente diferentes para el futuro del Monte del Templo. Algunos activistas judíos sueñan abiertamente con la reconstrucción del Templo, un escenario que implicaría la eliminación de las estructuras islámicas existentes y tendría consecuencias catastróficas. Otros buscan un acuerdo que permita la oración judía en alguna parte del recinto sin alterar fundamentalmente el status quo. Muchos musulmanes y palestinos defienden firmemente el mantenimiento del control exclusivo del Waqf y la preservación del carácter islámico del Haram al-Sharif. Otros proponen ideas de soberanía compartida o administración internacional, aunque estas parecen poco realistas en el clima actual.
Conclusión: Un Epicentro Inestable en un Mundo Cambiante
La visita de Itamar Ben-Gvir al Monte del Templo antes de la Pascua de 2024, enmarcada por el dato récord de más de 52.000 visitas judías en el último año, es mucho más que un simple evento noticioso. Es un poderoso símbolo de las corrientes subterráneas que están remodelando el paisaje religioso y político de Jerusalén. Refleja la creciente confianza y asertividad de un sector del judaísmo israelí decidido a reclamar una conexión más profunda y tangible con su lugar más sagrado, impulsado por una combinación de fervor religioso, activismo político y cambios en la interpretación de la ley judía.
Al mismo tiempo, estos desarrollos avivan las llamas de un conflicto centenario, alimentando los temores palestinos y musulmanes sobre el futuro de sus propios lugares sagrados y el status quo en Jerusalén. El Monte del Templo / Haram al-Sharif sigue siendo un microcosmos de las complejidades, pasiones y peligros inherentes al conflicto israelí-palestino.
Mientras las cifras de visitantes judíos continúan su trayectoria ascendente y figuras como Ben-Gvir mantienen el foco en el Monte del Templo, la pregunta fundamental persiste: ¿Es posible encontrar un equilibrio que respete las profundas conexiones religiosas de todas las partes involucradas sin desencadenar una conflagración? La respuesta a esta pregunta tendrá profundas implicaciones no solo para Jerusalén, sino para la estabilidad de toda la región. La historia del Monte del Templo está lejos de haber concluido; sus próximos capítulos se están escribiendo ahora, en medio de oraciones silenciosas, visitas récord y la mirada vigilante del mundo.