El ministro de Defensa, Benny Gantz, aterrizó en Tokio el lunes para una visita oficial que celebra los 70 años de relaciones diplomáticas entre Israel y Japón, la primera vez en una década que un ministro de Defensa israelí visita la nación de Asia Oriental.
Acompañado por el embajador israelí en Japón, Gilad Cohen, Gantz mantendrá reuniones con funcionarios del gobierno japonés y de seguridad durante su visita, incluyendo al Secretario del Gabinete, Matsuno Hirokazu, el segundo responsable político de mayor rango en Japón detrás del primer ministro.
Según un comunicado del Ministerio de Defensa, Gantz también tiene previsto reunirse con el embajador de EE.UU. en Japón, Rahm Emanuel, ex alcalde judío de Chicago y jefe de gabinete de la Casa Blanca con el ex presidente Barak Obama.
El lunes, Gantz asistirá a una ceremonia en honor del ex ministro de Defensa japonés Nakayama Yasuhide, entregándole un certificado de agradecimiento en nombre del gobierno israelí por el “gran apoyo que mostró al Estado de Israel”, dice el comunicado.
La semana pasada, el Jefe de Estado Mayor de las Fuerzas Aéreas, el general de brigada Eyal Grinboim, realizó una visita a Japón y se reunió con el máximo comandante de las Fuerzas Aéreas japonesas, el general Shunji Izutsu.
La visita fue la primera en la que participa un oficial de la FAI desde 1991.
Los lazos entre Israel y Japón han florecido en los últimos años, especialmente en lo que respecta al comercio bilateral.
En 2021, las empresas japonesas invirtieron unos 2.900 millones de dólares en 85 acuerdos en empresas israelíes, casi el triple que en 2020, según un estudio publicado en enero por Harel-Hertz Investment House. En 2015 esta cifra ascendió a sólo 87 millones de dólares.
Japón representa ahora el 15,8% de todas las inversiones extranjeras en la industria tecnológica israelí, frente a solo el 1,8% en 2016, y el 12% de la inversión total (extranjera e israelí), escribió Elhanan Harel, fundador y presidente de Harel-Hertz y autor del informe.
Harel atribuyó el crecimiento de la integración económica entre los dos países a la creciente volatilidad del mercado chino tras la guerra comercial entre Estados Unidos y China, y a que los inversores israelíes ven a Japón como una alternativa más segura en Asia oriental.