El debate sobre el servicio militar obligatorio en Israel y la participación de los judíos ultraortodoxos —conocidos como haredim— ha marcado la agenda política, social y religiosa del país durante décadas. En medio de la guerra en curso contra Hamás en Gaza y la creciente necesidad de soldados, el tema ha vuelto a la primera plana con un cambio significativo: el rabino Moshe Maya, una de las voces espirituales más influyentes del partido sefardí Shas, ha declarado que los haredim que no estudian en yeshivá a tiempo completo sí pueden servir en las Fuerzas de Defensa de Israel (FDI), siempre y cuando se les permita mantener su modo de vida religioso.
Este giro representa un cambio de tono radical respecto a sus declaraciones anteriores, en las que afirmaba que incluso los jóvenes no dedicados al estudio religioso tenían prohibido enlistarse. A continuación, se analiza en detalle el trasfondo histórico, político y religioso de este debate, así como las posibles implicaciones para el futuro de la sociedad israelí.
Contexto histórico del servicio militar haredí
El servicio militar en Israel ha sido, desde la creación del Estado en 1948, una obligación para hombres y mujeres judíos. Sin embargo, los estudiantes de yeshivá obtuvieron exenciones especiales bajo el principio de “su Torá es su arte”, defendido inicialmente por el primer ministro David Ben-Gurión. En un principio, estas exenciones aplicaban solo a unos pocos cientos de jóvenes dedicados al estudio religioso, pero con el crecimiento demográfico del sector haredí, hoy en día representan decenas de miles de varones exentos del servicio.
Actualmente, se estima que alrededor de 80.000 haredim entre 18 y 24 años cumplen los requisitos para alistarse pero no lo hacen, generando tensiones con el resto de la sociedad israelí, especialmente con los sectores seculares y nacionalistas que consideran injusta la carga desigual de defensa nacional.
La posición tradicional de Shas y UTJ
Tanto Shas, partido sefardí ultraortodoxo, como Judaísmo Unido de la Torá (UTJ), que representa a la corriente ashkenazí, han mantenido posturas intransigentes respecto al servicio militar. Según sus líderes espirituales, la permanencia de los estudiantes en las yeshivot es fundamental para la protección espiritual de Israel, afirmando que “el estudio de la Torá protege más que cualquier arma”.
En los últimos años, cada intento del Estado por legislar una reforma que obligue a los haredim a integrarse en el ejército ha provocado crisis políticas, protestas masivas y divisiones internas en el gobierno.
El giro del rabino Moshe Maya
En declaraciones recientes a Radio Kol Hai, el rabino Moshe Maya, miembro del Consejo de Sabios de la Torá de Shas, sorprendió con un cambio de perspectiva. Señaló que si el ejército garantiza la posibilidad de cumplir con la observancia religiosa, especialmente el respeto al Shabat y la preservación de la pureza espiritual, no habría impedimento para que los haredim que no estudian a tiempo completo sirvan en las FDI.
Sus palabras fueron claras:
“Si existe un acuerdo por el cual alguien que se alista no vendría a profanar el Shabat y preservaría su santidad y pureza, ¿por qué no debería alistarse?”
Este planteamiento contrasta radicalmente con su postura del verano pasado, cuando había afirmado que “estaba prohibido que quienes no estudian vayan al ejército” por el riesgo de terminar violando la ley religiosa.
Las condiciones planteadas
El rabino Maya dejó en claro que su aceptación del alistamiento está sujeta a una condición fundamental: las garantías deben estar ancladas en una orden oficial del Estado Mayor de las FDI. Sin un marco legal sólido y vinculante, consideró que cualquier promesa sería “inútil”.
Entre las protecciones que exigiría se encuentran:
- Observancia plena del Shabat y las festividades judías.
- Separación de géneros en instalaciones militares.
- Comida estrictamente kosher supervisada por rabinos haredíes.
- Posibilidad de seguir horarios de oración y estudio religioso.
El contraste con su posición anterior
En 2023, tras un fallo del Tribunal Superior de Justicia que invalidó las exenciones automáticas para estudiantes de yeshivá, Maya había advertido que cualquier intento de reclutamiento de haredim constituía una violación del orden divino. En aquel entonces, llegó a declarar:
“Si no fuera por los estudiantes de Torá, habría muchas más muertes”.
Este cambio ilustra la presión creciente sobre los líderes haredíes, quienes enfrentan el desafío de responder a una sociedad israelí cansada de las desigualdades en el servicio militar y en medio de una guerra que exige mayores cuotas de soldados.
La reacción dentro del Shas
El cambio de tono de Maya no es completamente aislado. Otros ministros del partido ya habían insinuado posiciones similares en meses recientes.
- Moshe Arbel, exministro del Interior, declaró en 2024 que no existía justificación moral para eximir del servicio a los haredim que no estudiaban en yeshivá.
- Ya’akov Margi, ministro del Shas, fue aún más tajante: quienes no estudian “deben ser reclutados por la fuerza”.
Estas voces contrastan con la postura del líder espiritual del partido, el rabino Yitzhak Yosef, quien mantiene la prohibición absoluta y ha llegado a amenazar con que, si se arresta a estudiantes de yeshivá por evasión, la comunidad ultraortodoxa consideraría abandonar Israel.
Las vías militares para haredim
El ejército israelí ha creado en los últimos años marcos específicos para integrar a los soldados haredim sin que estos sientan que comprometen su estilo de vida:
- Batallón Netzach Yehuda (Nahal Haredi): creado en 1999, diseñado para varones ultraortodoxos.
- Brigada Hasmonea: establecida en 2023 como una extensión de Netzach Yehuda.
- Unidades tecnológicas y de apoyo con horarios adaptados y sin contacto mixto.
Sin embargo, estos programas han enfrentado críticas dentro de la comunidad haredí, que los consideran insuficientes para proteger a los jóvenes del “riesgo de asimilación cultural”.
El contexto actual: una guerra que exige más soldados
Las Fuerzas de Defensa de Israel han señalado que necesitan urgentemente 12.000 reclutas adicionales debido a la presión que la guerra contra Hamás ha impuesto sobre los soldados permanentes y de reserva. El debate sobre el reclutamiento haredí, por tanto, se ha vuelto más urgente que nunca.
Mientras tanto, las protestas en la comunidad ultraortodoxa contra el reclutamiento se han intensificado. En los últimos meses, se han registrado manifestaciones masivas frente a la prisión militar de Beit Lid y cortes de carreteras en todo el país.
Implicaciones sociales y políticas
El cambio de postura de Maya podría ser un punto de inflexión en las relaciones entre el Estado y el sector haredí. Si bien aún existen profundas divisiones internas, la apertura a que quienes no estudian puedan alistarse podría aliviar las tensiones con la mayoría de la sociedad israelí.
No obstante, la resistencia de otros rabinos y partidos políticos sugiere que cualquier avance será lento y conflictivo. El riesgo de fractura dentro del electorado haredí también es real, especialmente si se percibe que Shas está cediendo demasiado terreno.
El debate sobre el servicio militar haredí refleja la tensión fundamental entre la identidad religiosa y la responsabilidad cívica en Israel. El rabino Moshe Maya, al reconocer que los jóvenes que no estudian en yeshivá pueden alistarse bajo ciertas condiciones, marca un cambio histórico que podría redefinir la relación entre la comunidad haredí y las Fuerzas de Defensa de Israel.
El futuro de esta cuestión dependerá de las negociaciones políticas, de las decisiones judiciales y de la capacidad del Estado para ofrecer un marco militar que respete las tradiciones religiosas, sin dejar de garantizar la igualdad en la carga de defensa nacional.