La historia de los judíos en América existe desde Cristóbal Colón y su primer viaje trans-Atlántico que tuvo lugar el 3 de agosto de 1492, cuando salió de España y eventualmente «descubrió» el Nuevo Mundo. La fecha de su partida correspondió con el día en que los Reyes Católicos Isabel de Castilla y Fernando I de Aragón mandaron que los judíos de España se convirtieran al Catolicismo, o que salieran del país, o que fueran condenados a la muerte por la desobediencia de la monarquía.
Tabla de Contenido
Había al menos seis judíos (o judíos-crípticos, Marranos, o sinceramente convertidos al catolicismo) que viajaron con Colón en su primer viaje incluyendo a Rodrigo de Triana, Maestre Bernal, quien trabajó de médico para la expedición, y Luis De Torres, el intérprete que hablaba hebreo y árabe, que se creían lenguas útiles en el Oriente, su destino original.
En los siguientes años, judíos o criptojudíos se establecieron en Nueva España y en las colonias Portuguesas del Caribe, donde se creían fuera del alcance de la Inquisición. Algunos participaron en la conquista del «Nuevo Mundo,» y Bernal Díaz del Castillo describe varias ejecuciones de soldados en las fuerzas dirigidas por Hernán Cortés durante la conquista de México a causa del hecho de que eran judíos.
No obstante, varias comunidades judías en el Caribe, América Central, y Sudamérica prosperaron, especialmente en las regiones bajo los dominios holandés e inglés. Para el fin del siglo 16 comunidades judías se habían organizado en Brasil, Surinam, Curasao, Jamaica, y Barbados. Adicionalmente, había comunidades menos organizadas en los territorios españoles y portugueses donde, en aquel entonces, existía la Inquisición; incluyendo en Cuba y en México. En general estos judíos escondían su identidad religiosa de las autoridades.
Para mediados del siglo diecisiete las mayores comunidades de judíos del hemisferio occidental estaban ubicadas en Surinam y Brasil.
Hoy en día, el conjunto de comunidades judías de América Latina está compuesto por más de 400.000 individuos. Hay varias organizaciones que operan entre las comunidades en la región, y la Jewish Culture Fund for Latin America está entre las más visibles de todas.
Los judíos en Argentina
Los judíos que huyeron de la Inquisición se establecieron en Argentina pero se asimilaron a la sociedad argentina “no-judía.” Comerciantes portugueses y contrabandistas en el Virreinato del Río de la Plata fueron considerados por muchos como judíos pero no emergió ninguna comunidad después de la independencia de la República Argentina.
Después de 1810 (y alrededor de mediados del siglo diecinueve), judíos, especialmente los de Francia, comenzaron establecerse en Argentina. Para el fin del siglo, en Argentina igual que en Estados Unidos, muchos judíos llegaron de Europa oriental, huyendo de la persecución. Al llegar fueron nombrados los “rusos” en referencia a su región de origen.
Actualmente, alrededor de 185,000 judíos viven en Argentina; la gran mayoría de los cuales residen en la región de Buenos Aires que se considera la segunda comunidad judía más grande del continente americano después de las de los Estados Unidos. Legalmente la comunidad judía-argentina recibe siete días feriados por año, siendo los primeros dos días de Rosh Hashaná, Yom Kipur, y los primeros y últimos dos días de Pésaj según la ley 26089.
Presencia judía en Bolivia
La presencia judía en Bolivia data de la conquista española en el inicio del periodo colonial. Durante el siglo dieciséis, uno de los principales destinos para judíos sefarditas conversos en América fue Santa Cruz de la Sierra, en la actual Bolivia. En 1557 varios judíos conversos del Paraguay y Buenos Aires partieron junto con el conquistador Ñuflo de Chávez y estuvieron entre los pioneros que fundaron la ciudad de Santa Cruz de la Sierra.
Con el auge minero del siglo dieciséis, algunos marranos se afincaron en Potosí, pero pronto lograron éxito económico en la minería y el comercio y fueron presa de la persecución por parte de la recientemente instaurada Inquisición y las autoridades locales en Potosí y la vecina La Paz, quienes los acusaban de ser judeizantes.
Por este motivo la mayoría de estas familias de origen judío converso también se mudaron a Santa Cruz, ya que esta población era el asentamiento más remoto e aislado, y por que la Inquisición no acosó a los conversos de Santa Cruz ya que este pueblo de frontera tenía la función de contener las constantes invasiones de los bandeirantes portugueses y los guaraníes que constituían un peligro para las minas del Alto Perú.
Estos sefarditas se establecieron en la ciudad de Santa Cruz y sus pueblos aledaños de Vallegrande, Postrervalle, Portachuelo, Terevinto, Pucará, Cotoca y otros que se fueron poblados por familias de esta ciudad (Santa Cruz durante la colonia y al principio del periodo republicano incluía los actuales departamentos de Beni, Pando y las regiones chaqueñas de Chuquisaca y Tarija hasta el Río Pilcomayo).
Curiosamente, es un hecho que muchas de las familias católicas más tradicionales de Santa Cruz son de origen judío. Algunos rasgos de esta presencia judía aún se mantienen vivos y han influenciado la cultura local. Hasta las primeras décadas del siglo veinte, varias familias cruceñas guardaban candelabros de siete brazos y servían platos preparados de manera que recuerda a la cocina kosher.
Algunas familias antiguas aún acostumbran encender velas los viernes al anochecer, y llorar sentados en el suelo la muerte de sus parientes queridos. Después de casi cinco siglos, algunos miembros de estas familias aún reconocen su origen judío, pero practican el catolicismo (en algunos casos con sincretismos judíos).
Desde la independencia en 1825 hasta principios del siglo veinte, el flujo de inmigrantes judíos se limitó a algunos mercaderes (tanto sefarditas como judíos alemanes), quienes en su mayoría, se casaron con mujeres del país y fundaron familias que se hicieron parte de la sociedad boliviana de religión católica. Este fue el caso en las regiones orientales de Santa Cruz, Tarija, Beni y Pando, donde la mayoría de estos mercaderes llegaron ya sea vía Brasil o Argentina.
En la primera mitad del siglo veinte, el flujo de inmigrantes judíos se incrementó sustancialmente. En 1905, un grupo de judíos rusos y argentinos, emigró a Bolivia. En 1917, se estima que había tan solo 20 a 25 judíos practicantes viviendo en el país. En 1933, cuando empezó el régimen Nazi en Alemania, había 30 familias judías. A fines de la década de 1930, cuando la mayoría de los países de América habían dejado de otorgar visas a los refugiados judíos, Bolivia bajo la presidencia de militar Germán Busch Becerra abrió sus puertas a miles de judíos.
El presidente Busch (de padre alemán y madre cruceña) fue un promotor de la migración judía, quien junto con el empresario minero Mauricio Hochschild (judío alemán) apoyaron el desarrollo de colonias agrícolas judías en las zonas tropicales de Yungas (La Paz), Ichilo (Santa Cruz) y Chapare (Cochabamba).[6] Hasta 1942 ya había aproximadamente 7.000 judíos. Sin embargo, unos 2,200 judíos dejaron Bolivia en la década de los 1940. Aquellos que quedaron, crearon comunidades en La Paz, Cochabamba, Santa Cruz, Oruro, Sucre, Tarija, y Potosí.
Después de la Segunda Guerra Mundial, un pequeño grupo de judíos polacos también se estableció en Bolivia. Desde 1939, las comunidades judías lograron mayor estabilidad. Sin embargo, los presidentes que sucedieron a Busch fueron menos entusiastas de la migración judía, el antisemitismo se manifestó en varias ocasiones en las ciudades de La Paz y Cochabamba donde hubio lamentables ataques a negocios de judíos y entidades de la comunidad.[4] Con la revolución de 1952, gran parte de la comunidad partió hacia otros países como Estados Unidos, Israel y Argentina.
En la actualidad, hay aproximadamente 600 judíos viviendo en Bolivia. Existen sinagogas en las ciudades de Santa Cruz, Cochabamba y La Paz. La mayoría de los judíos bolivianos viven en Santa Cruz.
Los judíos en Brasil
Los judíos se establecieron temprano en la historia de Brasil, especialmente cuando estaba bajo el control holandés. Establecieron una sinagoga en Recife – la sinagoga primada de América – en 1636. La mayoría de estos judíos habían escapado de España y Portugal durante el restablecimiento de la inquisición, primero en Portugal, luego en España, y finalmente en Portugal. Llegaron primero a Holanda para aprovechar la libertad religiosa que les permitía aquel país.
Los judíos se restablecieron en Brasil en el siglo dieciocho 1800s después de su independencia, e inmigraban constantemente durante el siglo diecinueve y principios del siglo veinte. En los años 1880, miembros del movimiento Zionista consideraban Brasil como destino ideal para judíos que trataban de escapar de pogromos rusos, pero la idea fue abandonada debido a leyes estrictas de inmigración y problemas políticos.
Hay aproximadamente 95.000 judíos viviendo en Brasil hoy en día y tienen puestos muy importantes en una gama de campos incluyendo la política, los deportes, la academia, y el comercio y forman una parte importante de la sociedad brasileña. La mayoría de los judíos brasileños viven en el estado de São Paulo (San Pablo) pero hay comunidades también en Río de Janeiro, Rio Grande do Sul, Minas Gerais, Paraná, Bahia y Pernambuco.
Historia de los judíos en Chile
Los primeros judíos llegaron a Chile con los conquistadores españoles. En la época de la Inquisición, debían ocultar en vida su ascendencia. Diego García de Cáceres, amigo fiel y albacea testamentario del fundador de Santiago, Pedro de Valdivia, fue uno de ellos. Según la propia comunidad judía en Chile, entre los descendientes más prominentes del español están el general José Miguel Carrera y Diego Portales .
En la época colonial, sin embargo, el más destacado personaje de origen judío de Chile fue el médico cirujano Francisco Maldonado de Silva, uno de los primeros directores del Hospital San Juan de Dios. Acusado por sus hermanas -sinceras cristianas- de intentar convertirlas al judaísmo, Maldonado se declaró abiertamente judío lo que le valió la condena a ser quemado vivo en 1639.
Inmigración cuantitativa
Pero es a partir de 1840 -la Inquisición ya había sido abolida en Chile tras la declaración de Independencia- cuando comienza la ‘verdadera’ inmigración. En Valparaíso se instalan los primeros judíos europeos, en especial franceses y alemanes. De ellos, destaca Manuel de Lima y Sola, un sefardita trashumante que se transformó en uno de los socios fundadores del pionero Cuerpo de Bomberos de Valparaíso en 1851 y en el fundador de la masonería chilena al crear la primera logia francmasónica, la «Unión Fraternal», dos años después.
De allí en adelante, la presencia de los descendientes de Israel se expande por Santiago, Valdivia, Puerto Montt, Temuco, La Unión (donde dos hermanos fundan la primera botica y el Club Alemán), e incluso Atacama, adonde llegan atraídos por el negocio de las minas y el comercio.
A fines del siglo XIX, una nueva generación de judíos que huyen de las políticas antisemitas de la Rusia zarista se instala en Santiago y el sur del país. En 1903 se abre en la capital «La Casa Rusa», uno de los primeros y más famosos negocios de estos nuevos inmigrantes.
En la Araucanía con la sucesión de terrenos ganados en la ocupación de La Araucanía, 500 familias judías llegaron junto a otro grupo de alemanes y suizo-alemanes a fundar y colonizar la localidad de contulmo en Temuco.
Estos JudeoAlemanes llegados durante 1885 – 1890 no se consideraban israelíes en diáspora sino solo alemanes, sin problemas de religiones ni etnias convivieron pacíficamente con los demás colonos de contulmo (alemanes y suizo-alemanes).
También en la Araucanía se desarrollaría otra inmigración no colonizadora, sino espontánea de Judíos Sefarditas de Macedonia precisamente de la ciudad de monastir (actual Bitola), esto comienza con la llegada de un sastre a la ciudad de Temuco llamado Alberto Levy y otros como Francisco Van de Wynwaard, Teodoro Rosenberg, Walter Bauer entre muchos otros. Él seria quien llevaría noticias a sus conocidos de monastir de esta Nueva Ciudad fundada hace pocos años la cual prometía ser un polo de desarrollo.
A comienzos de los 1900 los Balcanes se encontraba en plena guerra, y monastir estaba en medio de los conflictos, esto desencadena que la inmigración crezca: un censo realizado en 1907 indica que había 14 familias judías en Temuco, ya en 1920 había 300 familias ( contando solo los sefarditas de Monastir ) quienes serían los pilares fundamentales de la comunidad Sefardita en Chile, tan importante es Temuco en la migración judía de monastir que fue unos de los principales destinos de emigración junto a EE.UU. e Israel en el siglo XX.
Además de los sefarditas se contabilizaban en Temuco 900 judíos de origen Polaco, ruso y ucraniano. También fue la primera ciudad chilena en tener una sinagoga y un Club israelí, por este motivo se cita a Temuco como una de las principales ciudades de Chile receptora de inmigrantes judíos.
A partir de 1933 y hasta 1939, un nuevo grupo llega huyendo de las persecuciones impuestas por el régimen nazi en Alemania , Austria y Checoslovaquia . Al final de la II Guerra Mundial llega otro grupo, ahora reducido, de sobrevivientes de los campos de concentración liberados por las tropas aliadas.
Los inmigrantes de los años 30 eran en su mayoría profesionales, quienes pudieron seguir desempeñándose en su campo de especialización. La inmigración Judía se detendría hacia el año 1945 aunque hasta la fecha siguen llegando Israelíes al País especialmente en la Provincia de Aisén.
La comunidad actualmente es la Tercera de Latinoamérica con 75.000 mil miembros, y duodécima del mundo Premios Nacionales, Empresarios, Artistas, Abogados, Políticos. Miles son los descendientes de origen hebreo que han destacado en Chile.
Aquí algunos de ellos: Claudio Grossmann (Abogado), Marcos Libedinsky, Roberto Zahler, Nicolás Massú Fried , Sebastián Rozental, Daniel Schweitzer (Primer ministro judío en Chile), Sergio Melnick, José Weinstein (Subsecretario de Educación y ministro de Cultura en la era Lagos).
Clarisa Hardy ( ex ministra de Mideplan.), Eduardo Bitrán (Fue asesor del Ministerio de Hacienda), Karen Poniachik: ex Ministra de Minería y Energía, Mario Kreutzberger, Patricia Politzer, Ricardo Israel, Mauricio Israel, Jacobo Schaulsohn, Ángel Faivovich, Isaac Givovich, Bastián Bodenhöfer, Aline Kuppenheim, Jorge Schaulsohn, Lily Pérez, Anita Klesky, Jael Unger, Paula Sharim, Shlomit Baytelman, Leonardo Farkas, Julio Dittborn, Julián Elfenbein, Kristel Köbrich, Alex Zizis, Katty Kowaleczko, Tomás Hirsch (ex Presidente del Partido Humanista de Chile), Volodia Teitelboim (Literato y Ex Secretario General del Partido Comunista Chileno), etc.
Actualmente la comunidad tiene dos colegios en Santiago, uno en Viña del Mar y uno en Temuco, un policlínico público en Nataniel (barrio en el que vivieron los inmigrantes en sus inicios); dos hogares de ancianos (uno en Ñuñoa, otro tradicional barrio judío de mediados del siglo pasado, y otro en Vitacura), dos estadios israelíes (en Santiago y Viña del Mar), la bomba de Bomberos Israel en Ñuñoa, varios centros israelíes a lo largo del país y cementerios.
Los judíos en Colombia
Los judíos comenzaron a llegar a Colombia después de la Primera Guerra Mundial. Procedentes de Rumania, Rusia, Polonia, Lituania, Austria y el norte de África, buscaban ganarse la vida y huir de los tristes recuerdos que les traían las tierras donde crecieron. Según cuenta Azriel Bibliowicz en su novela El rumor del Astracán, las primeras colonias que llegaron a Colombia le habían escuchado decir a un judío que había visitado Bogotá: “Latinoamérica es el lugar donde se prospera”.
Así que muchos llegaron llenos de ilusiones y se dedicaron al comercio. Pusieron almacenes de textiles e impusieron prácticas novedosas: vendían la mercancía a crédito y ofrecían productos de casa en casa. Si en el almacén se vendía a tres pesos, a plazos se vendía a 10. Los clientes pagaban veinte centavos por semana y tenían la oportunidad de pagar toda la deuda al terminar el año. Para 1950 ya había comunidades organizadas con cementerio, club y colegio propio.
Hoy quedan unas 5.000 familias de judíos en Colombia. La mayoría se concentra en Bogotá. Luego en Cali, Medellín, Barranquilla y San Andrés. Se agrupan en comunidades: la sefardita, conformada por inmigrantes turcos, portugueses, españoles, egipcios y sirios, y la Askenazí, que proviene de Europa Oriental, construyó el cementerio y actualmente dirige el Centro Israelí del Sur.
Historia de los judíos en Costa Rica
Los primeros judíos en llegar a Costa Rica fueron probablemente conversos, que llegaron en el siglo dieciséis o diecisiete. En el siglo diecinueve comerciantes sefarditas llegaron de Curazao, Jamaica, Panamá y el Caribe. Vivían principalmente en el valle central de Costa Rica y pronto se asimilaron a la sociedad y abandonaron el Judaísmo por completo. Un tercer grupo de inmigrantes judíos llegaron antes de la Segunda Guerra Mundial y especialmente en los años ’30. La mayoría de estos inmigrantes llegaron del pueblo Polaco de Żelechów.
El término “polaco” se ha convertido en una palabra coloquial costarricense para “comerciante.” La primera sinagoga del país, la “ortodoxa Shaarei Zion” fue construida en 1933 en la capital San José. La mayoría de los miembros de la comunidad judía se instalaron primeramente en el Paseo Colón y La Sabana.
Durante los años 40 hubo un movimiento nacionalista costarricense cuya presencia motivó hechos de antisemitismo pero en general la convivencia entre los judíos y los católicos existe sin grandes problemas. Recientemente ha comenzado una cuarta etapa de inmigración judía, principalmente de judíos americanos o israelíes que se jubilan o que están para hacer negocios en el país.
La comunidad judía costarricense consiste en 2.500 o 3.000 individuos, la mayoría de los cuales viven en la capital. Actualmente el Centro Israelita de Costa Rica se encuentra en Pavas, junto al edificio del AyA.
Aparte de esta información, se comenta también que cripto-judíos se asentaron en Escazù, pueblo cercano a San José, donde debieron ocultar sus ritos, dado que el Acta de la Independencia Centroamericana (aceptada en Costa Rica el 29 de octubre de 1821), estipulò que en la autonomía se deben de dar una serie de condiciones, entre ellas, tener como única aceptada en el país la religión cristiana católica.
Los judíos escazuceños, entonces, empezaron a reunirse a escondidas en el subsuelo de Escazú, así como en sinagogas ocultas en el interior de edificios. Ya que en esos ritos la mayoría de las invocaciones a Dios y ruegos se dan en hebreo, y como los rabinos vestían de negro, la gente comenzó a creer que eran brujas, realizando hechizos o aquelarres.
Judíos en México
Debido a una fuerte presencia católica en México pocos judíos llegaron en los años antes del final del siglo XVII. Después de la independencia de México, una gran cantidad de judíos alemanes se establecieron en México gracias a la invitación de Maximiliano I de México. También lo hicieron judíos rusos que huían de la persecución en Rusia. Un segundo grupo de inmigrantes, principalmente sefarditas, llegó después de la caída del Imperio otomano. Finalmente un último influjo llegó durante las persecuciones por los nazi en Europa.
Hoy en día hay entre 40,000 y 50,000 judíos en México. Hay varios sectores de la comunidad judía en México, las más grandes son la comunidad askenazí (de Europa oriental), las comunidades Maguén David y Monte Sinai (descendientes de inmigrantes sirios), y la comunidad sefardita (que consiste principalmente en inmigrantes turcos).
Presencia judía en Perú
A falta de archivos y documentos precisos, la presencia judía en el Perú republicano se puede rastrear revisando los directorios de los clubes sociales de extranjeros y la publicidad de las casas comerciales judías de mediados del siglo pasado, que quedó registrada en los diarios y directorios de las casas comerciales.
El 26/11/1852 en el diario «El Comercio» se publicita a «Jacobo Stein y Cía, establecimiento de daguerrotipo a disposición de las bellas limeñas»; era un polaco recién llegado de Nueva York. Igualmente ese diario publicitó la dulcería «Phailes y Blanc» (14/1/1853) y la cigarrería «José Cohen y Hermanos» en 1855.
Como director del «Club Inglés» figura E. Bergman en 1857 y además hay varios judíos alemanes que desde 1857 figuran en el «Club Alemán» (llamado Club Germania desde 1863). También hubo judíos como Alsop, Isaac, Villiers, Michael, que figuraban en el directorio de la «Sociedad de Carreras» en 1864 (luego «Jockey Club del Perú»). Todo esto evidencia que a mediados del siglo pasado ya había una significativa presencia de profesionales y comerciantes judíos en el Perú, especialmente oriundos de Inglaterra, Alemania, Francia y EE.UU., países con los cuales el Perú comerciaba y de los cuáles provenían las empresas constructoras de ferrocarriles y otras industrias.
Los judíos de Puerto Rico
Puerto Rico es actualmente la sede de la mayor comunidad judía del Caribe, que consiste en alrededor de 3.000 judíos, que sostienen tres sinagogas en la capital y una en el oeste de la isla. De ellas hay una judaísmo progresista|progresista, una judaísmo conservadora|conservadora, y dos ortodoxas.
En Mayaguez hay una comunidad de judíos ortodoxos Llamada Toiras Jesed con tendencia hasidica que ha atraído a judíos de toda América Latina. Los judíos tuvieron prohibido establecerse en Puerto Rico durante gran parte de su historia.
Muchos judíos europeos llegaron después de la Segunda Guerra Mundial, pero la mayoría son descendientes de judíos cubanos que se fueron de Cuba después de la revolución cubana en 1959. Muchos de los judíos puertorriqueños son descendientes de inmigrantes de Francia, Holanda, Saint-Barthélemy y Curazao.
Judíos en la República Dominicana
Comerciantes judíos sefarditas llegaron al sur de la Española durante los siglos dieciséis y diecisiete huyendo de los resultados de la Inquisición Española. Durante los siguientes siglos muchos judíos y sus descendientes se asimilaron a la población general, aunque muchos de los judíos dominicanos todavía guardan varios aspectos de la cultura sefardita de sus ancestros.
Sosúa, un pequeño pueblo en la costa norteña de la isla, fue fundada por judíos asquenazí huyendo del gobierno Nazi de los 1930. Rafael Trujillo, el dictador del país, abrió las puertas de la República Dominicana a refugiados judíos por sus habilidades y también para “mejorar” lo que él consideraba la “raza inferior” de los dominicanos, oscuros al comparar con los blancos recién llegados. Hoy en día Sosúa tiene una sinagoga y un museo de historia judía. Todavía se encuentran descendientes de judíos asquenazíes y sefarditas en otros pueblos en el norte de la isla.
Sobre los judíos en Venezuela
La historia de la comunidad judía venezolana probablemente comenzó en mediados del siglo diecisiete en Caracas y en Maracaibo.
Según un censo nacional realizado a finales del siglo diecinueve, 247 judíos vivían en Venezuela como ciudadanos.
Para 1943, casi 600 judíos alemanes habían entrado al país. Para 1950, la comunidad había crecido a alrededor de 6.000 individuos, aún a pesar de restricciones inmigratorias.
Actualmente hay más que 15.000 judíos viviendo en Venezuela, más de la mitad de los cuales residen en Caracas. La comunidad judía venezolana está dividida a partes iguales entre sefarditas y asquenazim. Todas las (15) sinagogas en Venezuela, con excepción de una, son ortodoxas. La sinagoga más grande se encuentra en la ciudad de Caracas, la Sinagoga Tiféret Israel, en el sector de la ciudad llamado Plaza Venezuela, en pleno corazón de la ciudad.
Poblaciones actuales de judíos
Según estimaciones de Palabra Israelita:
Rango (Mundial), País, Población Judía 2007, % de Judíos.
- 7 Argentina 185,000 0.6%
- 11 Brasil 96,500 0.1%
- 19 Colombia 18,450 se aumenta la cifra teniendo en cuenta las delegaciones extranjeras 0.012%
- 12 Chile 75,000 0.4%
- 15 México 39.780 0.1%
- 18 Uruguay 18,102 0.6%
- 21 Venezuela 15,400 0.1%
- 31 Panamá 10,029 0.3%
- 47 Perú 2,792 0.01%
- 48 Costa Rica 2,409 0.03%
- N/A Cuba 1,500 N/A
- N/A Paraguay 1,200 0.02%
- N/A República Dominicana 250 0.003%
- N/A Surinam 200 0.03%
Poblaciones judías en América Latina
- Argentina 230.000
- Brasil 130.000
- Chile 62.000
- México 40.700
- Uruguay 33.000
- Venezuela 15.000
- Panamá 8.000
- Colombia 4.400
- Perú 3.000
- Costa Rica 3.000
- Paraguay 1.500/2.000
- Cuba 1.500
- Guatemala 1.000
- Bolivia 700
- Ecuador 450
- El Salvador 300
- República Dominicana 250
- Surinam 200
- Nicaragua 50
- Honduras 40
* Según estimaciones del Congreso Judío Latinoamericano el rango en (América Latina) País Población Judía 2009.