Un descubrimiento arqueológico reciente ha sacudido el mundo de la historia y la arqueología: un raro sello de piedra que data de la época del Primer Templo, hace aproximadamente 2,700 años, ha sido encontrado cerca del Muro Sur del Monte del Templo en Jerusalén. Este artefacto, que lleva inscripciones en escritura paleo-hebreo y la figura de un ser alado, ha proporcionado nuevos y valiosos conocimientos sobre la vida en el Reino de Judá y sus conexiones internacionales durante el período del Primer Templo.
Contexto Histórico y Ubicación del Descubrimiento
El sello fue desenterrado en el Jardín Arqueológico Davidson, durante las excavaciones llevadas a cabo por la Autoridad de Antigüedades de Israel y la organización Ciudad de David. Este hallazgo se suma a la creciente evidencia arqueológica que destaca la importancia de Jerusalén y el Reino de Judá durante el período del Primer Templo. Las excavaciones en esta área han arrojado luz sobre la influencia cultural y artística que el Imperio Asirio ejerció sobre la región, especialmente en la ciudad de Jerusalén.
Características del Sello
El sello, hecho de una piedra negra, es descrito como uno de los más hermosos y finamente elaborados jamás descubiertos en Jerusalén. Fue tallado con una inscripción en espejo, lo que indica que se utilizó tanto como amuleto protector como para firmar documentos y certificados legalmente. El objeto tiene un corte convexo en ambos lados y un agujero perforado a lo largo, lo que permitía que fuera llevado colgado en una cadena alrededor del cuello. En su centro, se representa una figura alada de perfil, posiblemente un rey, que camina hacia la derecha, vistiendo una túnica larga y rayada, y con una melena de rizos largos que cubren la nuca. La figura lleva un sombrero o una corona y levanta una mano hacia adelante, lo que podría sugerir que sostiene algún objeto. A ambos lados de la figura se encuentra la inscripción en escritura paleo-hebreo que dice: «LeYehoʼezer ben Hoshʼayahu».
Significado del Descubrimiento y Análisis de los Expertos
Según el arqueólogo y asiriólogo Dr. Filip Vukosavović, quien estudió el sello, se trata de un hallazgo extremadamente raro y singular. Es la primera vez que se descubre una figura alada, un “genio” protector, en la arqueología israelí y regional. Este tipo de figuras demoníacas aladas son conocidas en el arte neo-asirio de los siglos IX al VII a.C., donde eran consideradas una especie de demonio protector. Los investigadores creen que el objeto, que originalmente solo mostraba la imagen del demonio, fue usado como un amuleto por un hombre llamado Hoshʼayahu, quien ocupaba un puesto alto en la administración del Reino de Judá.
La Hipótesis de la Herencia y la Personalización del Sello
Se especula que, tras la muerte de Hoshʼayahu, su hijo Yehoʼezer heredó el sello y agregó su nombre junto con el de su padre en ambos lados de la figura del demonio. Esto podría haber sido un intento de Yehoʼezer por apropiarse directamente de las cualidades beneficiosas que él creía que el talismán poseía como objeto mágico. El nombre Yehoʼezer es conocido en la Biblia (Crónicas I 12:7) en su forma abreviada – Yoʼezer, uno de los guerreros del Rey David. Además, en el libro de Jeremías (43:2), se menciona a una persona con un nombre paralelo, ʼAzariah ben Hoshʼaya, lo que sugiere una conexión con el propietario del sello.
Estilo Artístico e Influencia Cultural
El sello muestra una mezcla única de influencias artísticas y culturales. La figura del hombre alado, claramente en un estilo neo-asirio, es excepcionalmente rara en los estilos glíficos del período tardío del Primer Templo. Esta representación refleja la influencia del Imperio Asirio, que dominaba la región en ese momento. La elección de un demonio como insignia del sello personal del propietario podría indicar su percepción de pertenencia a un contexto cultural más amplio, similar a cómo las personas en Israel hoy en día se consideran parte de la cultura occidental, mientras mantienen firmemente su identidad local.
Importancia de la Alfabetización en el Reino de Judá
El análisis del sello también revela información valiosa sobre el nivel de alfabetización en el Reino de Judá. A pesar de que la figura del demonio fue grabada con gran cuidado, las inscripciones de los nombres en el sello fueron hechas de manera descuidada. Esto lleva a los expertos a creer que quizás fue el propio Yehoʼezer quien inscribió los nombres en el objeto. Según el Dr. Yuval Baruch, director de las excavaciones y Subdirector de Arqueología de la Autoridad de Antigüedades de Israel, este hallazgo es una prueba más de las habilidades de lectura y escritura que existían en este período. Contrariamente a lo que se podría pensar, la alfabetización en esa época no era exclusiva de la élite de la sociedad. Muchas personas sabían leer y escribir, al menos a un nivel básico, para satisfacer las necesidades del comercio.
Reacciones y Presentación al Público
El Ministro de Patrimonio de Israel, el rabino Amichai Eliyahu, dio la bienvenida a este descubrimiento y destacó su importancia para la comprensión de la historia del Reino de Judá y Jerusalén. Según él, este hallazgo demuestra la centralidad de Jerusalén hace 2,700 años y nos ofrece un encuentro directo y sin intermediarios con un capítulo de nuestro pasado, cuando el Primer Templo estaba en todo su esplendor.
El público general tendrá la oportunidad de conocer más detalles sobre este raro sello de piedra en la próxima conferencia arqueológica anual «City of David Research Conference», que se llevará a cabo el próximo miércoles 4 de septiembre en Jerusalén.
Conclusión
El descubrimiento del sello de piedra de Yehoʼezer ben Hoshʼayahu no solo nos proporciona una ventana fascinante a la vida en el Reino de Judá durante el período del Primer Templo, sino que también subraya la importancia de Jerusalén como un centro cultural y administrativo hace casi tres milenios. Este hallazgo destaca la influencia del Imperio Asirio en la región y refleja cómo las culturas locales adoptaron y adaptaron elementos de civilizaciones más poderosas mientras mantenían su identidad única. La inscripción en paleo-hebreo y la figura alada grabada en el sello son testimonio de la rica historia que aún se oculta bajo las calles de la Jerusalén moderna, esperando ser descubierta.