La ofensiva terrestre de Israel en el sur del Líbano: Una visión estratégica

Israel lanza incursiones limitadas en el sur de Líbano para desmantelar infraestructura de Hezbolá, buscando evitar una escalada y asegurar su frontera norte.

El conflicto en el Medio Oriente ha sido una fuente de inestabilidad y tensión durante décadas. Uno de los actores clave en este escenario es Hezbolá, una organización armada y política basada en el Líbano que ha mantenido una relación profundamente conflictiva con Israel desde su creación. Recientemente, el conflicto entre ambos países ha vuelto a escalar, con Israel lanzando incursiones terrestres en el sur de Líbano con el objetivo de desmantelar la infraestructura militar de Hezbolá a lo largo de su frontera norte.

Introducción al conflicto: La situación actual

El reciente enfrentamiento entre Israel y Hezbolá representa la última fase de una serie de tensiones acumuladas entre ambas partes. En respuesta a los ataques constantes de Hezbolá desde el Líbano hacia el territorio israelí, el ejército de Israel (IDF, por sus siglas en inglés) comenzó operaciones militares limitadas y focalizadas en el sur de Líbano. Estas operaciones tienen como objetivo neutralizar las amenazas inmediatas que Hezbolá representa para los pueblos israelíes cercanos a la frontera.

En este artículo, analizaremos las causas, los objetivos y las posibles consecuencias de esta incursión israelí en territorio libanés, así como el contexto histórico y geopolítico que ha llevado a este nuevo estallido de violencia.

Origen del conflicto: Hezbolá e Israel

Hezbolá es una organización chiíta libanesa que nació en 1982, inicialmente como una resistencia contra la ocupación israelí en el Líbano durante la Guerra Civil Libanesa. Desde entonces, ha crecido hasta convertirse en una fuerza política y militar influyente en Líbano, respaldada por Irán y Siria. A pesar de los intentos de resolución a través de diversos acuerdos y resoluciones internacionales, la presencia armada de Hezbolá en el sur de Líbano ha seguido siendo una fuente de conflicto constante con Israel.

Uno de los hitos más significativos en la historia de este conflicto fue la guerra de 2006, cuando Hezbolá lanzó un ataque sorpresa contra Israel, lo que provocó una respuesta militar masiva. Aunque el conflicto terminó con un cese al fuego, la situación en el sur de Líbano sigue siendo frágil, con Hezbolá operando a lo largo de la frontera, en violación de la Resolución 1701 del Consejo de Seguridad de la ONU, que prohíbe la presencia armada de Hezbolá en la región.

Objetivos de la incursión israelí en el sur de Líbano

Israel ha justificado su reciente incursión terrestre en el sur de Líbano como una medida preventiva para neutralizar las posiciones de Hezbolá y evitar ataques futuros. Según un comunicado del ejército israelí, el objetivo es eliminar la infraestructura militar de Hezbolá en varios pueblos libaneses que representan una amenaza inmediata para las comunidades israelíes en la región fronteriza.

Los ataques se centran principalmente en posiciones de Hezbolá ubicadas cerca de la Línea Azul, la frontera reconocida entre Líbano e Israel. El gobierno israelí también ha expresado su deseo de crear las condiciones necesarias para alcanzar un acuerdo diplomático que asegure el repliegue de las fuerzas de Hezbolá más allá del río Litani, en cumplimiento con la Resolución 1701 de la ONU.

La respuesta de Hezbolá y la comunidad internacional

En respuesta a las incursiones israelíes, Hezbolá ha continuado lanzando ataques con cohetes hacia el territorio israelí. La organización libanesa, que cuenta con el respaldo de Irán, ha demostrado ser una fuerza militar formidable en la región, y su capacidad para responder con cohetes y ataques con drones sigue siendo una amenaza significativa para Israel.

La comunidad internacional ha mostrado preocupación por la escalada del conflicto. Los Estados Unidos, en particular, han expresado su apoyo al derecho de Israel a defenderse, pero han subrayado la necesidad de limitar el alcance de la operación para evitar una mayor expansión del conflicto. Durante una llamada entre el secretario de Defensa de los EE.UU., Lloyd Austin, y el ministro de Defensa de Israel, Yoav Gallant, ambos acordaron la necesidad de desmantelar la infraestructura de ataque de Hezbolá en la frontera, pero Austin también enfatizó la importancia de encontrar una solución diplomática.

Hezbolá: La amenaza regional

Hezbolá no solo representa una amenaza directa para Israel, sino también para la estabilidad de la región en su conjunto. La organización cuenta con un arsenal significativo de cohetes y misiles, muchos de los cuales han sido suministrados por Irán. Además, Hezbolá ha demostrado su capacidad para operar en múltiples frentes, participando activamente en la guerra civil siria en apoyo del régimen de Bashar al-Assad.

El apoyo de Irán a Hezbolá es un factor clave en este conflicto. Irán ha utilizado a Hezbolá como un proxy para expandir su influencia en la región, lo que ha incrementado las tensiones con otros actores, como Arabia Saudita y los Estados Unidos. El conflicto en Líbano es, por tanto, una manifestación de la lucha más amplia entre Irán e Israel por la hegemonía en el Medio Oriente.

El riesgo de escalada y las preocupaciones de los Estados Unidos

Una de las mayores preocupaciones para la comunidad internacional es el riesgo de que el conflicto entre Israel y Hezbolá se expanda y arrastre a otros actores en la región. Los Estados Unidos han expresado su temor de que una operación limitada pueda convertirse en una ocupación prolongada del sur de Líbano, similar a lo que ocurrió en la década de 1980, cuando Israel se vio envuelto en una ocupación de 18 años.

Este tipo de “deslizamiento de misión” es un riesgo real en conflictos tan complejos como este, donde las líneas entre una operación militar limitada y una ocupación a largo plazo pueden desdibujarse rápidamente. Israel, por su parte, ha intentado tranquilizar a sus aliados internacionales, asegurando que su incursión en el sur de Líbano será limitada en tiempo y alcance.

El impacto humanitario: Civiles en el Líbano e Israel

Como en todos los conflictos armados, los civiles han sido las principales víctimas de la reciente escalada en la violencia entre Israel y Hezbolá. En el sur de Líbano, los bombardeos israelíes han provocado un número creciente de bajas civiles, con informes de más de 95 muertos y 172 heridos en las últimas 24 horas. Además, miles de personas han sido desplazadas de sus hogares.

Por otro lado, las comunidades en el norte de Israel también han sufrido el impacto de los ataques con cohetes de Hezbolá. A lo largo de las últimas semanas, varias localidades han sido evacuadas, y los residentes han buscado refugio en otras partes del país.

Esfuerzos diplomáticos y perspectivas a futuro

A pesar de la violencia actual, hay señales de que algunos actores están buscando una solución diplomática al conflicto. El primer ministro en funciones de Líbano, Najib Mikati, ha declarado que el gobierno libanés está dispuesto a implementar plenamente la Resolución 1701 de la ONU, que exige el desarme de Hezbolá en el sur de Líbano. Sin embargo, la falta de un acuerdo claro con Hezbolá sobre este tema plantea serias dudas sobre la viabilidad de dicha propuesta.

La retirada de diplomáticos y ciudadanos extranjeros del Líbano también indica que los países occidentales temen una mayor escalada del conflicto. Alemania, Bulgaria y el Reino Unido han organizado vuelos para evacuar a sus ciudadanos, mientras que Canadá ha reservado más de 800 asientos en vuelos comerciales para sus nacionales.

Conclusión

La incursión terrestre de Israel en el sur de Líbano es solo el último capítulo de un conflicto que ha durado décadas. Con Hezbolá dispuesto a continuar sus ataques y con el respaldo de Irán, las perspectivas de una resolución rápida parecen lejanas. Sin embargo, la presión internacional para limitar la escalada del conflicto y buscar una solución diplomática sigue siendo fuerte.

En última instancia, la clave para la paz en la región radica en la implementación de la Resolución 1701 de la ONU y el desarme de Hezbolá en el sur de Líbano. Sin embargo, lograr este objetivo será extremadamente difícil sin un acuerdo más amplio entre los actores clave en la región, incluidos Irán, Israel y el propio gobierno libanés.

En este contexto, la comunidad internacional debe continuar trabajando para encontrar una solución diplomática que no solo ponga fin a la violencia actual, sino que también aborde las causas subyacentes del conflicto. Solo entonces se podrá garantizar una paz duradera en esta región asediada por décadas de enfrentamientos.

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