En una medida controvertida, el fiscal de la Corte Penal Internacional (CPI), Karim Khan, solicitó órdenes de arresto para el primer ministro israelí, Benjamín Netanyahu, y el ministro de Defensa, Yoav Gallant, junto con tres líderes de Hamás. La decisión ha provocado una protesta mundial, y los aliados más cercanos de Israel denunciaron las acciones de la CPI.
El presidente estadounidense, Joe Biden, calificó la decisión de “escandalosa” y enfatizó que no hay “equivalencia” entre Israel y Hamás. “Siempre apoyaremos a Israel contra las amenazas a su seguridad”, afirmó Biden en una declaración, reflejando una postura firme contra la medida de la CPI.
El secretario de Estado de Estados Unidos, Antony Blinken, se hizo eco de los sentimientos de Biden y calificó la decisión del fiscal de “vergonzosa” y un factor que pone en peligro las conversaciones de tregua. Blinken criticó la legitimidad de la investigación y señaló que Khan había planeado una visita a Israel para discutir los cargos, pero en cambio los anunció por televisión. Esto, argumentó, socava el proceso y no respeta las investigaciones internas en curso de Israel.
Blinken reiteró la posición de Estados Unidos de que la CPI carece de jurisdicción sobre el conflicto palestino-israelí, señalando que ni Estados Unidos ni Israel son partes en la corte. Hizo hincapié en que la CPI pretende ser un último recurso cuando los sistemas legales nacionales no actúan, una situación que, según él, no se aplica a Israel.
El apoyo a Israel llegó rápidamente de otros líderes internacionales. El portavoz del primer ministro británico, Rishi Sunak, consideró que las acciones de la CPI eran “inútiles” para los esfuerzos de alto el fuego y las iniciativas de ayuda humanitaria. Alemania, Italia, la República Checa y Austria también criticaron la decisión de la CPI, destacando que equipara falsamente un Estado democrático con una organización terrorista.
Por el contrario, algunas voces apoyaron la medida de la CPI. La oficina del presidente sudafricano Cyril Ramaphosa destacó la necesidad de una aplicación equitativa del derecho internacional. La ministra de Asuntos Exteriores belga, Hadja Lahbib, respaldó la medida del fiscal como crucial para la justicia en Gaza. El senador estadounidense Bernie Sanders también elogió la decisión y destacó la importancia de responsabilizar a todas las partes por presuntos crímenes de guerra.
Las ramificaciones políticas en Estados Unidos fueron inmediatas e intensas. El presidente de la Cámara de Representantes, Mike Johnson, y el senador republicano Lindsey Graham propusieron posibles sanciones contra la CPI, lo que refleja una reacción bipartidista contra la corte. Johnson sugirió que el Congreso podría votar sobre la sanción de la CPI, mientras que Graham criticó al fiscal por dañar el proceso de paz.
Mientras la comunidad internacional lidia con esta polémica decisión, el debate sobre el papel y la jurisdicción de la CPI continúa desarrollándose, poniendo de relieve las complejidades de la justicia global y las relaciones diplomáticas.