El reciente debate entre el expresidente Donald Trump y la vicepresidenta Kamala Harris ha reavivado la discusión en torno a la política exterior de Estados Unidos hacia Israel y Palestina. Celebrado en Filadelfia y moderado por ABC News, el debate vio a Trump acusar a Harris de albergar hostilidad hacia Israel, afirmando que su presidencia podría poner en peligro el futuro del país. Por su parte, Harris reafirmó su compromiso con el derecho de Israel a defenderse, al mismo tiempo que abogaba por una solución pacífica de dos Estados.
En este artículo, exploraremos el significado de estas declaraciones, el contexto político más amplio en torno a la participación de Estados Unidos en el conflicto entre Israel y Palestina, y cómo estos temas podrían impactar las elecciones de 2024.
El debate: momentos clave
La postura de Harris: una solución de dos Estados
La postura de Kamala Harris durante el debate se centró en el principio de que Israel tiene derecho a defenderse, pero también reconoció el sufrimiento desproporcionado de los civiles palestinos. Mencionó el ataque de Hamas a Israel el 7 de octubre de 2023, que dejó 1,200 israelíes muertos, muchos de ellos jóvenes que asistían a un concierto. Harris afirmó: «Israel tiene derecho a defenderse», pero subrayó que la manera en que lo haga es importante.
Harris abogó por una solución de dos Estados, en la que tanto israelíes como palestinos puedan coexistir con seguridad, dignidad y autodeterminación. También destacó la necesidad de reconstruir Gaza y crear un entorno más estable para los palestinos. Su enfoque busca equilibrar la seguridad de Israel con la atención a la crisis humanitaria en Gaza.
La crítica de Trump: acusaciones de sentimiento anti-Israel
La respuesta de Trump fue, como de costumbre, contundente, acusando a Harris de «odiar a Israel» y prediciendo que bajo su presidencia, Israel podría dejar de existir en dos años. Hizo referencia a un incidente de 2015 cuando Harris no asistió al discurso del primer ministro israelí Benjamin Netanyahu ante el Congreso. Aunque Harris se reunió con Netanyahu más tarde, Trump utilizó este evento para cuestionar su compromiso con Israel.
La retórica de Trump también se extendió más allá de Harris, criticando a la administración Biden por supuestamente empoderar a Irán al levantar sanciones. Argumentó que este apoyo financiero ayudó a grupos terroristas como Hamas y Hezbolá, contribuyendo a la inestabilidad en la región. Trump insinuó que el ataque del 7 de octubre a Israel no habría ocurrido bajo su administración, afirmando que sus políticas habían frenado eficazmente la influencia de Irán.
Política exterior de EE.UU. hacia Israel: una perspectiva histórica
La alianza EE.UU.-Israel
Estados Unidos e Israel han compartido una relación especial durante décadas, con EE.UU. proporcionando ayuda militar y apoyo diplomático a Israel. Esta relación se fortaleció después de la Segunda Guerra Mundial y la creación del Estado de Israel en 1948. EE.UU. ha apoyado a Israel en conflictos con los estados árabes vecinos y en el contexto del conflicto entre israelíes y palestinos.
Sin embargo, diferentes administraciones de EE.UU. han variado en su enfoque. Mientras que las administraciones demócratas generalmente han apoyado una solución de dos Estados, enfatizando la diplomacia y los esfuerzos de construcción de la paz, las administraciones republicanas, especialmente bajo Trump, han tendido a adoptar una postura más pro-Israel sin prestar mucha atención a la creación de un Estado palestino.
El legado político de Trump
Durante su presidencia, Trump trasladó la embajada de EE.UU. de Tel Aviv a Jerusalén, una decisión que fue recibida tanto con elogios como con críticas. También negoció los Acuerdos de Abraham, que normalizaron las relaciones entre Israel y varios países árabes, como los Emiratos Árabes Unidos y Bahréin. Aunque estos acuerdos fueron considerados avances en la diplomacia de Oriente Medio, no abordaron directamente el conflicto entre israelíes y palestinos, lo que llevó a algunos críticos a argumentar que las políticas de Trump ignoraron la situación de los palestinos.
El enfoque de Trump se caracterizó por un fuerte apoyo al gobierno israelí, especialmente bajo Netanyahu. Su administración cortó la financiación estadounidense a la Agencia de Naciones Unidas para los Refugiados Palestinos (UNRWA) y cerró la misión diplomática palestina en Washington, lo que señaló un alejamiento de los esfuerzos de paz previos.
La solución de dos Estados: ¿una salida viable o un callejón sin salida?
La visión de Harris
Kamala Harris ha apoyado de manera constante la solución de dos Estados, una política que ha sido una piedra angular de la política exterior de EE.UU. durante décadas. La idea detrás de esta propuesta es que israelíes y palestinos puedan vivir uno al lado del otro en paz, cada uno con su propio Estado soberano. Los defensores argumentan que esta es la única solución viable a largo plazo que garantiza la seguridad de ambas partes.
Sin embargo, la solución de dos Estados ha enfrentado desafíos significativos, como la expansión de los asentamientos israelíes en Cisjordania y la violencia continua entre israelíes y palestinos. El énfasis de Harris en la reconstrucción de Gaza y la autodeterminación palestina recuerda el enfoque de la administración Obama, que buscaba equilibrar el apoyo a Israel con los esfuerzos por atender las quejas palestinas.
Críticas desde la derecha
Los críticos conservadores, incluido Trump, argumentan que una solución de dos Estados socava la seguridad de Israel y recompensa a facciones palestinas, como Hamas, que practican el terrorismo. Señalan el fracaso de negociaciones de paz anteriores y los ataques continuos contra Israel como evidencia de que una solución de dos Estados no es viable. La advertencia de Trump de que Israel podría no sobrevivir bajo el liderazgo de Harris aprovecha un temor más amplio entre los votantes de derecha de que las políticas demócratas son demasiado blandas con los grupos hostiles a Israel.
El papel de Irán en el debate
Irán fue un tema central en los comentarios de Trump, quien acusó a la administración Biden de enriquecer al régimen iraní al levantar sanciones. Trump argumentó que el flujo de dinero ha empoderado a grupos como Hamas y Hezbolá, que reciben apoyo financiero y militar de Irán. Subrayó que, bajo su administración, Irán estaba debilitado financieramente e incapaz de proporcionar apoyo significativo a estas organizaciones.
Sin embargo, los críticos de Trump argumentan que su retirada del acuerdo nuclear con Irán en 2018 en realidad escaló las tensiones en la región y llevó a una postura iraní más agresiva. El debate sobre cómo manejar la influencia de Irán en Oriente Medio probablemente seguirá siendo un tema clave en las elecciones de 2024, ya que ambos candidatos afirman que su enfoque es el que mejor protegerá los intereses de EE.UU. e Israel.
Las elecciones de 2024: la política exterior en el centro de atención
Impacto en los votantes
La política exterior, particularmente en lo que respecta a Israel, ha sido históricamente un tema significativo para los votantes judíos estadounidenses, los cristianos evangélicos y otros que priorizan el apoyo de EE.UU. a Israel. La fuerte postura pro-Israel de Trump ha solidificado su apoyo entre estos grupos, mientras que el enfoque más medido de Harris atrae a votantes que buscan una solución equilibrada al conflicto.
A medida que se acercan las elecciones, ambos candidatos continuarán moldeando su mensaje sobre Israel y Palestina para resonar con sus respectivas bases de votantes. Para Trump, destacar la amenaza que representa Irán y enmarcar a los demócratas como débiles en seguridad nacional probablemente será un tema central. Para Harris, enfatizar la necesidad de diplomacia, paz y preocupaciones humanitarias será clave.
Implicaciones globales
El resultado de las elecciones de EE.UU. en 2024 podría tener consecuencias significativas para el conflicto entre Israel y Palestina. Una victoria de Trump probablemente significaría una continuación de políticas que favorecen a Israel y marginan las demandas palestinas de un Estado. Una victoria de Harris, por otro lado, podría señalar un retorno a los esfuerzos diplomáticos más tradicionales para negociar la paz, aunque el camino a seguir sigue siendo complicado.
Conclusión
El debate entre Trump y Harris sobre Israel y Palestina refleja profundas divisiones en la política exterior de EE.UU. Las acusaciones de Trump de que Harris «odia a Israel» y sus sombrías predicciones para el país bajo su liderazgo contrastan fuertemente con el compromiso de Harris con una solución de dos Estados. A medida que se acercan las elecciones de 2024, estas visiones contrastantes jugarán un papel crucial en la conformación de las opiniones de los votantes y potencialmente en la determinación del futuro de la participación de EE.UU. en Oriente Medio.
En última instancia, queda la pregunta: ¿continuará EE.UU. apoyando incondicionalmente a Israel o adoptará un enfoque más matizado que busque abordar las preocupaciones tanto de israelíes como de palestinos? La respuesta podría tener implicaciones duraderas no solo para Oriente Medio, sino también para la posición de Estados Unidos en el mundo.