Las profecías en La Torá

Shavuot aparenta ser una festividad muy "solitaria". Todas las demás fiestas tienen grandes simbolismos que recalcan su importancia. Pésaj tiene la matzá; Rosh Hashaná, el Shofar; y Sucot, la suca. Sólo Shavuot parece estar allí sola, desprovista de todo simbolismo.
Los Misterios Ocultos en La Torá
Shavuot aparenta ser una festividad muy «solitaria». Todas las demás fiestas tienen grandes simbolismos que recalcan su importancia. Pésaj tiene la matzá; Rosh Hashaná, el Shofar; y Sucot, la suca. Sólo Shavuot parece estar allí sola, desprovista de todo simbolismo.

Sin embargo, la grandeza de Shavuot hace que no le sea necesario ningún símbolo, Shavuot es una fiesta en que conmemoramos el día en que el pueblo de Israel recibe la Tora, 3.300 años atrás. Todos los años, en el sexto día de Siván revivimos ese glorioso acontecimiento como si fuéramos nosotros los participes. Como Shavuot representa el recibimiento de la Tora, es una festividad central, diríamos incluso, el origen mismo de todas las demás fiestas, porque ¡sin Tora, no tendríamos fiestas! Todas nuestras festividades judías provienen de la Tora; sin ella, no habría Rosh Hashaná, ni Yom Kipur, ni Pésaj. Shavuot es entonces en cierto modo el «ancestro” de todas nuestras fiestas.
Por lo tanto, darle un simbolismo sería quitarle grandeza e importancia a una fiesta tan maravillosa y especial como Shavuot.
Exploremos algunas de las maravillas de la Torá
Como Shavuot simboliza el recibimiento de la Tora, no cabe duda que debemos examinar algunas de las maravillas que encontramos en este libro sagrado. La Tora contiene un sinnúmero de temas de gran profundidad, pero sólo nos referimos a algunos de ellos en este artículo.
Profecías en La Torá
Algunas de las profecías de La Tora son realmente sorprendentes. Es increíble que la Tora pudiera predicar cosas con tanta exactitud. Tomemos el ejemplo siguiente:
«Y quedaréis pocos en número, en lugar de haber sido como las estrellas del cielo en multitud, por cuanto no obedecisteis a la Voz del Señor, tu D’s». (Deuteronomio 28:62)
Las probabilidades estadísticas son más bien contrarias al cumplimiento de esta profecía. La mayoría de las naciones -si tienen una existencia prolongada- se multiplican. Y si no se multiplican, dejan de existir. El predecir que el pueblo judío viviría largos años sin multiplicarse mucho fue realmente una predicción muy arriesgada.
Al analizar la historia judía, vemos que sucedió exactamente lo predicho. Somos una de las naciones más antiguas del mundo y, sin embargo, nuestra población ha ido creciendo lentamente. Comparemos el crecimiento de la población judía con la de los chinos, tan antigua como la nuestra. En el año 50 (E.C.), la población judía llegaba a unos 6.000.000 mientras que ya había 40.000.000 de chinos. Es decir, había 6,67 veces más chinos que judíos en el mundo. Sin embargo, en 1975, la relación entre estas cifras había variado considerablemente. Se contabilizaron 14.150,000 judíos y 1.000.000.000 chinos, mostrando así que la población china había crecido un 70.67% más que la judía. Concluimos entonces que los chinos como nación han aumentado 10,6 veces más rápido que los judíos. Algunos arqueólogos han encontrado pergaminos de la Tora que datan de antes del año 50 (E.C,). Además, nosotros creemos que la Tora tiene en verdad 3.300 años.
Esto nos incita a preguntar, «¿Cómo pudo la Tora hacer una predicción tan exacta?»
Veamos otro ejemplo de profecía en la Tora:
«Asolaré también la tierra (de Israel), y se pasmarán por ello vuestros enemigos que en ella moren; y a vosotros os esparciré entre las naciones que os perseguirán con la espada, y vuestra tierra estará asolada y desiertas vuestras ciudades». (Levítico 26: 32-33).
Lo que nos predice la Tora es que cuando nuestra tierra está ocupada por pueblos no judíos, se ve asolada y no próspera. La tierra de Israel es distinta de la que se encuentra en otras partes del mundo: sólo es fértil cuando es habitada por judíos. Fue muy audaz la Tora en hacer esta predicción porque tenía que enfrentar 1900 años de escrutinio histórico de los pueblos no judíos que vivieron en la tierra de Israel. Para aclarar esta predicción, tenemos a continuación una cita textual del gran comentarista medieval Najmánides (Ramban):
«Al decir la Tora: ‘y se pasmarán por ello vuestros enemigos que en ella moran’ es una predicción de buen augurio puesto que nos asegura que durante el exilio no recibirá a ningún enemigo porque no se encontrará en ninguna parte del mundo otra tierra tan próspera y buena como ésa (en tiempos pasados) que se haya tornado tan asolada y desierta como Ia vemos ahora: porque desde que partimos no acepta a otra nación. Todos se esfuerzan en hacerla prosperar, pero nada brota». (Ramban Al Hajumash, Levítico 26:32).
Si analizamos la historia de nuestra tierra, vemos que esto es exactamente lo que sucedió. Durante los 1900 años que nuestra tierra fue ocupada por no judíos, nada brotó de ella. Fue habitada por romanos, turcos, cruzados, británicos y árabes, y la tierra nunca prosperó. Sin embargo, nosotros, los judíos, hemos estado ocupando la tierra por sólo 60 años, y ésta está desarrollándose y prosperando rápidamente. Tel-Aviv es una importante ciudad industrial, Jerusalén recobró gran parte de su antigua belleza, Beer Sheva es un centro manufacturero y Haifa, el puerto principal del país. Israel se ha convertido en una gran exportador de fruta, gracias al cultivo de naranjas Jaffa y a la creación del vino Carmel. ¿Cómo pudo la Tora saber las «sensibilidades» de la tierra y hacer tal predicción 3300 años atrás, abarcando con exactitud 1900 años de la historia judía?
Daremos ahora un tercer ejemplo de profecía en la Tora, tan sorprendente como las demás. Al leer estas profecías, no olvide lo difícil que es hacer estas predicciones y verlas cumplidas. Todas ellas abarcan miles de años de historia, y esto incrementa las posibilidades de error. Es mucho más simple predecir con precisión 50 años de historia que 3000. ¡Imagínese intentando predecir lo que será el mundo en 3000 años más, con los detalles más mínimos! ¿Cree usted realmente que podría estar en lo cierto? Seguimos nuestro análisis partiendo de esta base.
Encontramos en el Libro de Isaías la siguiente profecía:
«Y Babel (Babilonia), hermosura y orgullo de los caldeos (Kasdim) será como Sodoma y Gomorra a las que trastornó D’s. Nunca más será habitada, ni se morará en ellas de generación en generación». (Isaías 13:19-20)
Es sin duda una profecía muy arriesgada. Babel era uno de los mayores centros del mundo. De hecho. Alejandro Magno pensó en convertirla en el centro de su imperio mundial. El predecir la caída de una ciudad tan grandiosa como ésta, y aseverar que no se reconstruiría nunca es por cierto muy osado. Atenas, Roma y Jerusalén, ciudades famosas en el mundo entero, fueron destruidas y luego reconstruidas. Según algunos arqueólogos modernos. Babel estaba a unos 34 Km. al sur de la actual ciudad de Bagdad, al borde del río Éufrates. Si uno tomara ahora un auto y recorriera esos 34 Km. sólo encontraría arena. Montones y montones de arena. Pero no Babel, porque ya no existe. De hecho, ¡no queda ni huella de ella! ¿Cómo pudieron nuestros profetas acertar una vez más en sus predicciones?
Veamos un cuarto ejemplo de profecía en la Tora, sacado del Libro poético del Tanaj, Shir Hashirim (Cantar de los Cantares):
«Se asemeja mi amado D’s a un cervatillo o a un joven corzo; mientras El está de pie detrás de nuestro muro…» (ShirHashrim2:9)
Sobre el verso anterior, nuestra tradición oral dice lo siguiente:
«… mientras El está de pie detrás de nuestro muro…». Detrás del muro occidental del Santuario, ¿Por qué? Porque juró el Creador que jamás sería destruido». (Midrash Shir Hashirim Raba, Parasha Bet)
Este midrash se sitúa 1750 años atrás, prediciendo que el Muro Occidental de nuestro Templo no sería nunca destruido. Primero, ¿quién ha escuchado hablar alguna vez de un muro que permanezca intacto 1750 años? Además, Jerusalén fue destruida y reconstruida nueve veces históricamente. ¿Cómo puede esperarse que un muro no se derrumbe ante tanta destrucción?
Sin embargo, cuando los israelíes liberaron Israel un junio de 1967, marcharon inmediatamente hacia el lugar donde una vez estuvo el Templo. Fue un momento muy emotivo, porque era primera vez en 2000 años que el lugar del Templo estaba en manos de los judíos. Muchos soldados sollozaron de emoción, mientras que otros saltaban de alegría. Pero al dar una mirada a su alrededor sólo parecía haber escombros; los Jordanes habían acabado antes de irse con todos los vestigios de lo cultura judía. Curiosamente, una sola cosa estaba aún intacta: ¡El Muro Occidental! ¡No había sufrido alteración alguna en nueve conquistas y destrucciones de Jerusalén! Hoy en día, ¿Dónde van los judíos cuando quieren rezar en el lugar santo? ¡AI Muro Occidental, por supuesto! Debemos hacernos dos preguntas. Primero, ¿Por qué sólo se conservó el Muro Occidental? Y segundo, ¿Cómo pudo nuestra Tora predecirlo 1750 años atrás?
Les proporcionamos ahora un quinto y último ejemplo de profecía en La Tora. En verdad, existen cientos de profecías en la Tora comprobadas históricamente.
La profecía siguiente es una de mis predilectas. Mucha gente a menudo se pregunta, ¿Por qué volvieron los judíos a la tierra de Israel después de estar 2000 años fuera de ella? ¿Qué mérito tuvieron los judíos para merecer tal favor de D’s? Además, ¿por qué fueron los judíos socialistas, totalmente olvidados y alejados de la religión, quienes merecieron realizar este repoblamiento de la tierra?
¡Lo que la Tora predice al respecto es absolutamente asombroso! Nuestra Tora predijo hace 2300 años que una mitzvá será siempre observada por los judíos, cualquiera fuera su posición con respecto a los principios del judaísmo. Incluso durante las cruzadas, el Holocausto, o nuestra crisis de asimilación moderna, los judíos han cumplido siempre cuidadosamente con esta mitzvá. En la Unión Soviética, la realizan con mucho sacrificio. ¿Adivina a qué me refiero? ¡Al Brit Mllá, la circuncisión! Esta es una mitzvá que todo Judío observa, ya sea socialista, o muy observante. La Tora predice que todos los judíos cumplirán siempre con este mandamiento, y por el mérito del mismo nos permitió volver a nuestra tierra natal. Examinamos el verso siguiente:
“Y tú también, por la sangre de tu Brit (Pacto/circuncisión) serás salva, y sacaré a tus presos de la cisterna sin agua» (Galut -exilio) (Zacarías 9:11).
Esta profecía alude claramente a nuestro éxodo del exilio (del Galut), pues todo el Libro de Zacarías es una larga profecía sobre los judíos que dejan el exilio. En este caso se predice principalmente que mereceremos volver a nuestra tierra por haber seguido cumpliendo con el Brit Milá. El gran comentarista Najmánmides (Rambán), ya citado, dijo lo siguiente 800 años atrás:
El verso «con la sangre de tu Brit» alude a la era mesiánica en que la generación estará espiritualmente vacía. Los Judíos olvidarán la Tora y prevalecerá un sentimiento de arrogancia e insolencia. El único mérito que tendrán los judíos será la mitzvá (precepto) de Milá (circuncisión). (Ramban – Shir Hashirim cap. 5).
¿Cómo pudo el profeta Zacarías predecir con tanta exactitud nuestro retorno a la tierra natal? ¿Cómo pudo saber que no observaríamos prácticamente ninguna mitzvá salvo el Brit Mllá? ¿Pudo realmente algún ser humano hacer esta predicción 2300 años atrás?
Las profecías de la Tora llevan al hombre a reflexionar mucho, y más aún, a plantearse muchas interrogantes. ¿Cuántos libros existen con profecías tan exactas sobre nuestro futuro como la Tora? ¿Y siguen acaso sus predicciones siendo tan ciertas 2000 años después? Y si no existe ningún otro libro como nuestra Tora (por lo que yo sé no hay otro), entonces nos cabe analizar ¿Qué es lo que hace distinto y diferente al libro de la Tora con respecto a otros libros?
Al profundizar en la Tora captamos la esencia misma de Shavuot. Sin embargo, este descubrimiento no terminará con Shavuot, sino es una tarea eterna.

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