La reciente declaración del gran rabino sefardí Yitzhak Yosef de que los judíos ultraortodoxos abandonarán Israel en masa si se revocan las exenciones del alistamiento militar obligatorio ha encendido un feroz debate en todo el espectro político. La cuestión de las exenciones del servicio militar ultraortodoxo ha sido una cuestión de larga data y polémica en la política israelí, con implicaciones para la seguridad nacional, la cohesión social y el delicado equilibrio entre las comunidades religiosas y seculares.
La comunidad ultraortodoxa o haredí de Israel tradicionalmente ha estado exenta del servicio militar obligatorio, lo que permite a los hombres realizar estudios religiosos en kollels y ieshivá. El rabino Yitzhak Yosef, una figura influyente dentro del partido Shas y parte de la coalición del primer ministro Benjamín Netanyahu, sostiene que el éxito del ejército depende de la dedicación de quienes estudian Torá en estas instituciones.
Las Fuerzas de Defensa de Israel (FDI) informaron que más de 66.000 jóvenes ultraortodoxos recibieron exenciones del servicio militar el año pasado, una cifra récord. Ha aumentado la presión sobre el gobierno para que reconsidere estas exenciones, especialmente en el contexto del conflicto en curso con Hamás.
La declaración del rabino Yosef provocó reacciones apasionadas de varias figuras políticas. El presidente de Unidad Nacional, Benny Gantz, lo calificó como un “golpe moral al Estado y la sociedad israelíes”, enfatizando la importancia de que todos los ciudadanos participen en la defensa del país, incluidos los ultraortodoxos. El líder de la oposición, Yair Lapid, calificó el comentario de “deshonra e insulto” para los soldados de las FDI, destacando los sacrificios realizados por la defensa de la nación.
Incluso dentro de la coalición surgieron críticas. Avigdor Liberman de Yisrael Beytenu afirmó: “Sin deberes, no hay derechos”, condenando el daño potencial a la seguridad de Israel. El partido de extrema derecha Sionismo Religioso, parte de la coalición, expresó su gratitud por el privilegio de servir al pueblo de Israel en tiempos de necesidad.
בום.
— ישי כהן (@ishaycoen) March 9, 2024
הראשון לציון הגאון רבי יצחק יוסף:
"שבט לוי פטור מהצבא, לא לוקחים אותם בשום פנים ואופן, יהיה מה שיהיה.
אם יכריחו ללכת לצבא – נסע כולנו לחוץ לארץ! נקנה כרטיסים.. אין דבר כזה! החיילים מצליחים בזכות בני התורה!".
(הדברים נאמרים מהמנהיג הרוחני המשפיע ביותר בציבור המזרחי של ש"ס.… pic.twitter.com/vBjv7LK5W6
La población ultraortodoxa en Israel rondaba el 13,3% en 2022, y las proyecciones sugieren que podría representar casi una cuarta parte de la población en 2050. Como sector de más rápido crecimiento, el papel de la comunidad haredi en el servicio militar se ha convertido en un aspecto crucial de la conversación nacional.
Los sucesivos gobiernos de Netanyahu han lidiado con la legislación relativa al servicio militar ultraortodoxo desde que una decisión del Tribunal Superior de 2017 consideró que las exenciones generales eran discriminatorias e inconstitucionales. Una ley que autorizaba la exención expiró en junio de 2023, y una regulación temporal para extenderla expirará a fines de marzo.
El ministro de Defensa, Yoav Gallant, ha expresado su oposición a extender las exenciones generales, citando la necesidad de contribuciones de todos los sectores de la sociedad en tiempos de conflicto. Esta postura ha añadido complejidad al proceso legislativo, especialmente en medio de la guerra en curso en Gaza.
La cuestión del servicio militar ultraortodoxo en Israel es un desafío multifacético y profundamente arraigado que involucra consideraciones de seguridad nacional, cohesión social y el delicado equilibrio entre las comunidades religiosas y seculares. A medida que se acerca la fecha límite para la regulación temporal, el gobierno enfrenta la difícil tarea de encontrar una resolución que tenga en cuenta las diversas perspectivas dentro de la sociedad israelí y al mismo tiempo garantice que los intereses de seguridad de la nación no se vean comprometidos.