Un nuevo estudio israelí podría abrir la puerta a un tratamiento más eficaz de ciertos tipos de cáncer de pulmón y a la prevención de una recaída de la enfermedad.
Los médicos realizan habitualmente pruebas genéticas a los pacientes diagnosticados de cáncer de pulmón. Si se detectan determinadas mutaciones genéticas, el paciente puede ser tratado con una terapia dirigida. Se trata de fármacos dirigidos contra genes y proteínas específicos que ayudan a las células cancerosas a sobrevivir y crecer. La terapia dirigida suele consistir en anticuerpos monoclonales o fármacos de moléculas pequeñas, y tiene menos efectos secundarios que la quimioterapia.
Los investigadores del laboratorio del Prof. Yosef Yarden en el Instituto Weizmann estaban desconcertados por el hecho de que algunos pacientes con cáncer de pulmón sufrían regresión, con mutaciones genéticas secundarias que permitían a los tumores desarrollar resistencia a los fármacos de terapia dirigida.
En concreto, revisaron casos de mutaciones en el gen EGFR (Receptor del Factor de Crecimiento Epidérmico), responsable de fabricar una proteína receptora que se extiende por la membrana celular, con un extremo de la proteína permaneciendo en el interior de la célula y el otro extremo proyectándose desde la superficie externa de la célula. Un tipo de señal transmitida por el receptor es el mensaje para que la célula prolifere.
A partir de estudios con ratones, los investigadores identificaron un posible biomarcador que permitiría saber qué pacientes se beneficiarían más a largo plazo de un fármaco llamado cetuximab (marca comercial Erbitux). En los resultados de la investigación publicados este mes en la revista Cell Reports Medicine, revisada por expertos, demostraron por qué el fármaco tiene más posibilidades de lograr la remisión en pacientes con una variante específica de la mutación del EGFR.
La Dra. Ilaria Marrocco, en el momento del estudio estudiante postdoctoral en el laboratorio de Yarden, detectó el problema a estudiar revisando la literatura clínica. Ahora es investigadora principal del Departamento de Ciencias de la Vida y Salud Pública de la Università Cattolica del Sacro Cuore de Roma.
“Descubrimos que el tratamiento con Erbitux sólo funciona cuando existe una mutación específica del EGFR denominada L858R. Esto ocurre cuando un solo aminoácido, de entre varios cientos, se sustituye por otro en el punto 858 del EGFR”, explicó Marrocco a The Times of Israel.
El cáncer de pulmón se divide en dos tipos: de células pequeñas (15% de los casos) y de células no pequeñas (85%). Hasta el 30% de los casos de células no pequeñas presentan una mutación del EGFR. Entre ellas, el 40-45% corresponde a la L858R.
“Decidimos centrarnos en L858R porque representa casi la mitad de los casos de EGFR y también porque es única entre las mutaciones en cuanto a su funcionamiento”, explica Marrocco.
En los tumores de cáncer de pulmón con otras mutaciones del EGFR, sólo se necesita un receptor en la membrana de la célula tumoral para enviar señales al núcleo con el mensaje de que prolifere. Sin embargo, con L858R, debe haber un par de receptores.
“El hecho de que, en el caso de L858R, el mensaje para replicarse no se envíe a menos que haya un par, ya se conocía y se había publicado. Pudimos demostrar con un modelo de ratón de cáncer de pulmón que la señal del emparejamiento podía cortocircuitarse tratando a los ratones con Erbitux”, explicó Marrocco.
El fármaco se desarrolló a partir de las investigaciones de Yarden y el difunto profesor Michael Sela. Ha sido aprobado por la FDA para el tratamiento del cáncer de colon y de cabeza y cuello.
“Tras el tratamiento con Erbitux, los tumores de pulmón de los ratones se redujeron y no volvieron a aparecer, ni siquiera después de mucho tiempo”, afirma Yarden. “Estos resultados indican que, para el gran número de pacientes humanos con cáncer de pulmón que presentan la mutación L858R, un único fármaco podría ofrecer un camino hacia la recuperación total, sin el devastador fenómeno de la recaída del cáncer”, informó Yarden en un comunicado emitido por el Instituto Weizmann.
Marrocco dijo que es necesario realizar más estudios de laboratorio y que ya está en conversaciones con oncólogos de un hospital de Roma para determinar cómo podrían diseñarse eventualmente los ensayos clínicos en humanos. Tanto ella como Yarden confían en que el camino hacia estos ensayos se vea facilitado por el hecho de que Erbitux ya ha sido aprobado para tratar otros tipos de cáncer.